Candidato provincial sufrió un
ataque en el sur del país
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Trece personas murieron y ocho
resultaron heridas tras una emboscada contra una caravana electoral en la
provincia de Lanao del Norte, al sur de Filipinas. El alcalde de Nunungan,
Abdul Malik Manamparan, aliado de la coalición gobernante del presidente Benigno Aquino III, fue atacado por
desconocidos fuertemente armados. El 13 de mayo se realizarán elecciones en el
país para elegir doce senadores, 289 miembros de la Cámara Baja y 17.000 cargos
locales.
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El episodio registrado el jueves en la
isla de Mindanao se registró cuando
15 hombres cortaron el paso de una comitiva que regresaba de un acto electoral.
Los insurgentes mataron a la hija del alcalde Manamparan, quien apoya a su hijo
tras no poder presentarse a los comicios. La Policía sospecha que el ataque fue
planeado por un clan rival. El gobierno filipino condenó la violencia electoral
de cara a los comicios de las próximas semanas y realizó un llamamiento a los
políticos y partidarios a evitar conductas violentas. La administración central
desplegó efectivos militares en la zona para prevenir una escalada de fanatismo
político. Se estima que desde febrero, cuando se inició la campaña para las
elecciones legislativas y regionales, murieron más de 60 personas y se
produjeron más de 70 incidentes violentos. El crimen perpetuado contra esta
caravana electoral recuerda los acontecimientos similares que se produjeron en
los últimos años.
La peor matanza en la región fue en 2009 cuando 58 personas del clan
Mangudadatu fueron asesinadas por la familia Ampatuan. Los poderosos clanes
familiares poseen y contratan decenas de ejércitos privados, los cuales
intentan ser frenados por el ejército nacional. Las rivalidades políticas o con
respecto a la propiedad de la tierra son comunes en estas provincias de mayoría
musulmana. El sur de Filipinas fue siempre característico por la lucha de las
tropas gubernamentales contra los rebeldes musulmanes del Frente Moro de Liberación Islámica. Creado en 1984 esta
organización separatista buscaba un Estado islámico independiente en el sur. En
los últimos años también se dio el surgimiento de otros grupos radicales como Yemma Islamiya. En octubre del 2010 el
presidente Benigno Aquino III firmó un acuerdo de paz histórico con el líder
rebelde Ebrahim Murad. Los
insurgentes, estimados en 12.000, se comprometieron a abandonar las armas a
cambio del establecimiento de una región autónoma.
El sur es la piedra en el zapato de la nación
El actual presidente de Filipinas Benigno Aquino asumió la
jefatura de Estado representando al Partido Liberal y tras ganar las elecciones
con un 42% de las preferencias. Aquino es hijo de la ex mandataria Corazón
Aquino, quien lideró una revolución pacífica de 1986 a 1992, siendo una de
las artífices de la caída de la dictadura de Ferdinand Marcos en 1983. Filipinas
fue colonia española hasta 1898 cuando el territorio fue cedido a Estados
Unidos, el cual le otorgó la independencia en 1946. Dos décadas después asumió
el gobierno Marcos, aliado de los norteamericanos, que fue reelecto
sucesivamente hasta que un amplio movimiento de protesta lo derrocó. En la
década del noventa y con una nueva constitución, el presidente Fidel Ramos
intentó acordar con los movimientos musulmanes del sur que surgieron durante el
gobierno de Marcos. Sin embargo el fin de cuatro décadas de conflicto étnico,
religioso y tribal llegó en los últimos años.
Filipinas es un
país compuesto por más de 7000 islas con una población de 88 millones de
personas, en su mayoría de religión católica. Los musulmanes de la región de
Mindanao han luchado siempre por la autonomía, ya que la consideran su tierra
natal desde antes que lleguen los españoles en el siglo XVI. La zona esta sumida
en una pobreza profunda con la proliferación de armas ilegales, clanes
políticos y señores de la guerra. Ello conlleva a un grave problema para el
país. Esta nación, calificada como uno de los tigres asiáticos, posee fuertes
capitales extranjeros provenientes de Estados Unidos y Japón. El potencial de
su economía llama la atención de los inversionistas por el poco riesgo
inflacionario, un alto crecimiento y los beneficios empresariales. Sin embargo
hoy Filipinas afronta conflictos políticos en el sur del país. La cercanía de
las próximas elecciones deriva en enfrentamientos entre candidatos locales y
provinciales que solucionan a tiros sus disputas políticas. Sin lugar a dudas
es un aspecto a mejorar en un país que apunta a la democracia y que se perfila
como una potencia regional.
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