jueves, 5 de noviembre de 2009

Contrarreloj


La decisión de adelantar para el 28 de Junio las elecciones legislativas previstas para finales de octubre fue la primera de una serie de iniciativas polémicas que la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha propuesto en estos últimos tiempos. Aludiendo a la impactante crisis que azotó al mundo, la mandataria, con el claro objetivo de evitar que las consecuencias económicas influyan en las opiniones de los votantes, propuso en marzo de este año adelantar la renovación del Poder Legislativo.

Los comicios, que renovaban un tercio del Senado y la mitad de los escaños en la Cámara de Diputados, le dieron un duro golpe al oficialismo. El objetivo de no perder votantes, fruto de las posibles consecuencias de la crisis financiera internacional, parece no haberse cumplido. Las elecciones ponían a prueba y de cierta forma plebiscitaban un gobierno que no gozaba de una gran popularidad.  El “Frente para la Victoria” no logró consolidar mayorías en el Congreso, teniendo un duro desafío de gobernabilidad para el tiempo que resta hasta la nueva elección presidencial en 2011. Con un nuevo Congreso electo pero que no entrará en funciones hasta diciembre, los Kirchner corren una carrera contrarreloj para poder consolidar su estadía en el poder.

Ley de Medios
Luego de los resultados electorales el oficialismo presentó dos proyectos de un peso importante para el futuro democrático y liberal del país. La primera iniciativa fue el proyecto para modificar la ley 22.285 sancionada durante el régimen de facto y que, según el oficialismo, favorecía la concentración en pocas manos de los medios audiovisuales. En los primeros días de octubre el oficialismo abrochaba una gran victoria al ser aprobada en el Senado, con 44 votos a favor, la nueva "Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual". La misma posee como principales objetivos, según lo que se expresó desde Presidencia, desmonopolizar el mercado y adecuar la legislación a las nuevas tecnologías. Esta nueva norma dividió el espacio radioeléctrico en tres segmentos claramente distinguibles como lo son: el Estado, el sector privado y organizaciones sin fines de lucro con la finalidad de brindar una mayor pluralidad de voces.

Una de las principales características de esta reforma fue el establecimiento de un límite en la cantidad de licencias de radio o de televisión que una misma empresa pueda poseer. Además, la participación del Estado crecería a través de su intervención dentro de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación, al tener miembros designados directamente por el Poder Ejecutivo. Este organismo es el encargado de otorgar licencias o declararlas caducas, así como de sancionar en el caso de que existan violaciones a las normas. Quizás no todas las novedades de esta ley sean aspectos controversiales ya que se pueden observar iniciativas destacables como ser el establecimiento de pautas mínimas de producción nacional.

Reforma política
El miércoles pasado la mandataria presentó, con la ausencia de la oposición, un proyecto de ley de reforma política; la misma se envió al Congreso para su discusión buscando apresurar su aprobación antes del recambio legislativo. La iniciativa del oficialismo propone un nuevo sistema de elecciones incluyendo comicios primarios con carácter obligatorio para los partidos, con el objetivo de darle mayor participación a la ciudadanía en la elección de los futuros candidatos a cargos nacionales. A este proceso le denominaron “democratización de los partidos”. De dicha manera los Kirchner buscan consolidar un sistema de partidos fuertes y asemejarse al sistema uruguayo al que catalogaron como “fantástico”.
Otro punto medular de la reforma es lo referente al financiamiento de los partidos políticos. Según el proyecto presentado el Estado sería el encargado de otorgar distintos espacios para publicidad, ya sea en radio o en televisión. El objetivo, según las propias palabras de la presidenta, es garantizar la igualdad en los espacios audiovisuales para todos los partidos políticos,  algo similar a lo que ocurre en Chile. De esta manera se prohibirá el financiamiento privado, lo que la oposición observa como un intento de frenar a Francisco de  Narváez, quien se apoyó en una gran campaña mediática en las elecciones anteriores. Se suman a estas dos grandes piezas de la reforma aspectos como la creación de un único padrón electoral y la prohibición de la participación en las elecciones generales a aquellos partidos que no logren una mínima participación de 3% en las primarias. La propuesta se pondría en práctica a partir de las elecciones presidenciales del 2011, cuando Néstor Kirchner seguramente buscará volver a la presidencia.

Detrás de las reformas: prensa y elecciones
Sin lugar a dudas detrás de ambas reformas se esconden dos grandes temas de la coyuntura política actual de Argentina: la relación que enfrenta al Grupo Clarín con el gobierno y la futura candidatura de Néstor Kirchner. A su vez ambas reformas tocan de cerca dos aspectos fundamentales para un buen funcionamiento de la democracia: la libertad de expresión y la celebración de elecciones limpias. Si bien se puede entender que en ambos casos las reformas son necesarias, ya que se debía sustituir una ley que fue promulgada durante la época dictatorial o corregir un sistema electoral al que la mayoría de politólogos argentinos cataloga como caótico, debemos entender qué aspectos hay detrás de las mismas. El apuro por aprobar temas tan delicados, que necesitan de un consenso por parte de todos los partidos políticos, sólo se puede concebir por el inminente recambio legislativo previsto para el 10 de diciembre.
La búsqueda de cambios en las reglas de juego electorales y los roces con la prensa parecen alejar a los Kirchner de la democracia, a pesar de que Cristina Fernández no se cansa de repetir que sus reformas son para “democratizar los partidos políticos” y “democratizar la comunicación argentina”. Quizás deberíamos preguntarle qué concepto tiene de democracia. Lo que queda claro es que si alguna vez se ubicó a los Kirchner en el medio de Lula y Chávez, con los últimos sucesos, los K parecen haber elegido imitar el camino venezolano, siendo este el más peligroso para el Mercosur y para América Latina.