jueves, 30 de abril de 2015

Restablecimiento de las misiones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos

El 17 de diciembre de 2014 no fue un día cualquiera. Medios de comunicación anunciaban el final de una era y el comienzo de una nueva etapa. Títulos informativos sobre “el fin de la Guerra Fría en América” coparon los portales de innumerables páginas web. El objetivo que plantea este artículo es analizar el anuncio del restablecimiento de las misiones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, las repercusiones que tuvo el significante hecho, los avances de los primeros meses del 2015 y las perspectivas a futuro.

Dos anuncios, uno en Washington y otro en La Habana, dieron un gran paso hacia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, quebradas desde 1961. En un discurso desde la Casa Blanca, el presidente norteamericano, Barack Obama, reconoció el fracaso de las políticas de su país con respecto a Cuba. Remarcó que el aislamiento no ha funcionado y por ello pidió un debate honesto en el Congreso sobre el fin del embargo comercial a la isla. Paralelamente en la capital de Cuba, el presidente de dicho país, Raúl Castro, afirmó que las partes se habían comprometido a adoptar medidas para mejorar el clima bilateral pero que ello no significaba que el principal problema, el bloqueo económico, comercial y financiero, se haya resuelto.

Las comunicaciones se dieron horas después de que se concretara un intercambio de presos. Cuba liberó al contratista estadounidense Alan Gross, que llevaba más de cinco años de prisión en Cuba y a un espía de nacionalidad cubana que trabajaba para Estados Unidos y estaba preso desde hace veinte años. En el intercambio el gobierno norteamericano liberó a tres espías cubanos que estaban detenidos en Estados Unidos. El acuerdo es fruto de una negociación de más de un año que tuvo al Papa Francisco en un rol central y que se cerró con una conversación telefónica entre Barack Obama y Raúl Castro. Sin embargo más allá de los anuncios, el poderío del Partido Republicano en el Congreso es clave en el entendimiento de la relación entre Cuba y Estados Unidos, debido a que Obama no puede levantar el embargo por sí solo, debido a que para eliminar algunas sanciones se necesita la aprobación del Poder Legislativo.

Los anuncios fueron importantes ya que hasta el momento los intentos de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos habían fracasado, tanto por las presiones del exilio cubano para no realizar concesiones con la dictadura de los Castro, la detención de Alan Gross o por el desinterés de Cuba de perder el argumento del embargo como causa de los males del país.

Primeras repercusiones de los anuncios

El presidente Obama declaró que el cambio de política no implica abandonar la bandera de los derechos humanos y la democracia en Cuba, sino la búsqueda de una nueva estrategia a través de la apertura. En este sentido insistió en la importancia de las medidas facilitadoras del comercio y los viajes, lo cual puede hacer circular ideas que terminen desencadenando en cambios políticos en la isla. Además desde la Casa Blanca se insiste en que la apertura hacia Cuba es cuestión de interés nacional porque genera tensión con el resto de los vecinos de América Latina.

Raúl Castro elogió el gesto de Obama remarcando que la decisión merece el respeto y reconocimiento. La euforia oficialista cubana incluyó pasajes de diálogo como la propuesta de convivir en forma civilizada. En su discurso en la Asamblea el 20 de diciembre, Castro reconoció que la lucha para acabar con el bloqueo será larga y que necesitará continuos reclamos internacionales y de la sociedad estadounidense. En su alocución, Raúl Castro afirmó que estará presente en la séptima cumbre de las Américas y pidió respeto a Estados Unidos sobre el sistema comunista cubano.

Una de las primeras voces contrarias a los anuncios fue la del senador republicano Marco Rubio, hijo de cubanos, quien prometió realizar lo posible para bloquear el intento peligroso del presidente Obama de “abrillantar su legado a expensas del pueblo cubano”10. Sin embargo los tiempos han cambiado en el exilio cubano en Miami. Una encuesta elaborada en junio de 2014 por el Instituto de Investigación Cubano de la Universidad Internacional de Florida, expresó que la mayoría de la comunidad cubana pedía levantar el embargo a la isla. Un 52% se manifestó a favor, ocho puntos porcentuales más que en 2011.

El sondeo se realizó un mes después de que personalidades políticas, empresarios y ex cargos militares pidieran al presidente Obama una atenuación en el embargo. También la opinión se recabó luego de que una delegación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos viajara a La Habana para conocer las reformas económicas que lidero Raúl Castro y las oportunidades que se podían presentar.

Dentro de la disidencia cubana hubo reacciones distintas a los anuncios de Obama y Castro. Existieron opiniones que consideran positivos los acuerdos que facilitan los cambios políticos necesarios y apelan a futuros pasos concretos en relación a los derechos humanos. Pero también están aquellos que consideran un error de Obama el darle oxígeno a la dictadura cubana. En la isla celebraron la excarcelación de los presos más simbólicos y esperan con ansias de cómo puede cambiarle su situación el posible levantamiento del embargo. La expectativa es que haya más comercio y turismo relataron los ciudadanos a las agencias internacionales.

Por otra parte, la periodista y crítica del régimen castrista Yoani Sánchez expresó que con estos anuncios el castrismo había ganado y que se esperaban largas semanas en las cuales el gobierno de Cuba se proclamaría vencedor de la última batalla entre ambos países. En un artículo publicado en la web 14 y medio, cuestiona cuál será el próximo paso de La Habana una vez producido el intercambio de presos y por ende solucionado el principal obstáculo para el restablecimiento de las relaciones.

Desde los países de América Latina se aplaudió la decisión de Estados Unidos tanto por parte de los aliados de Washington como de aquellas naciones que tienen relaciones más tensas con la potencia del norte. Sin embargo la unanimidad no se reflejó en la Organización de Estados Americanos donde ante la posibilidad de emitir un comunicado afloraron viejas divisiones. La Cumbre de las Américas, que se realizará en Panamá en abril de 2015, será el escenario en donde se reunirán las principales figuras de los gobiernos americanos.

Primeros avances en la relación

La normalización de las relaciones entre los países abre la posibilidad a que empresas estadounidenses comiencen a acercarse al mercado cubano. Pese al empobrecimiento de la isla, los grupos consultores expresan que se empezó un camino irreversible en el desmontaje del embargo. Cuba importa más del 80% de los productos que consume y eso supone una gran oportunidad para el business, por lo que supone un 19 mercado de 11 millones de consumidores a pocos kilómetros de la costa sureste de Estados Unidos.

Las posiciones de la tercera generación de cubanos – americanos que remarcábamos anteriormente se suman a otros apoyos conservadores como el lobby empresarial de la Cámara de Comercio o el de la Federación de Oficinas Agrícolas Americanas. Ambas son defensoras del liberalismo económico y se encuentran en la búsqueda de que una nueva etapa permita aumentar las exportaciones de productos hacia Cuba. Sin embargo esto no supone un triunfo para la administración de Obama ya que la llave para levantar el embargo la tiene el Congreso, no dispuesto a darle la derecha al presidente afroamericano y en donde más se hacen oír las voces de los legisladores de origen cubano, tanto republicanos como demócratas.

Desde el anuncio de normalización también se produjeron una serie de episodios como el arresto a fines de diciembre de activistas y periodistas opositores al régimen cubano. Esto motivo un comunicado del Departamento de Estado norteamericano en el cual condena el acoso de La Habana por las detenciones arbitrarias para silenciar las críticas, perturbar reuniones pacíficas e intimidar a los ciudadanos. Además estableció que como parte de este proceso de normalización de las relaciones entre ambos países, Estados Unidos seguirá presionando al gobierno cubano para que cumpla con las normas y compromisos hemisféricos. El capítulo continuó a principios de enero cuando Cuba comenzó a liberar presos políticos como parte del compromiso con Estados Unidos de excarcelar una lista de 53 prisioneros, lo cual se completó el 12 de enero.

A mediados de dicho mes una delegación de congresistas demócratas de Estados Unidos viajó a Cuba para comenzar a delinear el primer encuentro oficial luego del anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Uno de los legisladores fue el senador Patrick Leahy, quien ya se había entrevistado con Raúl Castro años atrás y que también fue parte del proceso de liberación de Alan Gross. La visita de este grupo se dio días después de que comenzaran a regir las medidas flexibilizadoras de Washington con La Habana y luego de la excarcelación de los presos.

Estas medidas flexibilizadoras que rigen desde el 16 de enero implican que los estadounidenses puedan viajar con mayor facilidad a Cuba, enviar remesas, comunicarse y comerciar determinados bienes hacia y desde la isla. La Casa Blanca aseguró que estos cambios permitirán a los estadounidenses ofrecer más recursos para apoyar al pueblo cubano. Si bien se mantuvieron algunas restricciones, los 20 norteamericanos podrán por ejemplo viajar sin necesitar licencia específica del Departamento del Tesoro y utilizar tarjetas de crédito estadounidenses. Según Washington estas medidas de flexibilización de restricciones comerciales y financieras (ampliación del envío de remesas, exportación de materiales de construcción y herramientas, exportación de productos de telecomunicaciones) ayudarán a emprendedores privados cubanos y al fortalecimiento de la sociedad civil.

Las primeras conversaciones oficiales se produjeron el 21 y 22 de enero en la capital de Cuba. Roberta Jacobson, secretaria de Estado adjunta para Asuntos Hemisféricos y asesora de John Kerry (jefe de la diplomacia norteamericana) en temas de América Latina, fue la encargada de dirigir la delegación estadounidense. Josefina Vidal, directora del departamento cubano dedicado a Estados Unidos, encabezó la comitiva local. Ambas coincidieron que el proceso de normalización completa será muy largo.

Las conversaciones migratorias fue uno de los principales puntos, un tema que representaba el único canal de comunicación oficial entre ambos países previo a su cancelación en 2013. Pero la cuestión clave fue la reapertura de embajadas en Washington y La Habana. El interés principal de Raúl Castro es que el restablecimiento supone un respeto recíproco del sistema político y económico de cada uno de los países mientras que la delegación norteamericana llegó a la reunión con una lista concreta de pasos para lograr la reapertura de misiones diplomáticas.

Con respecto a los temas migratorios, Cuba ofreció información sobre las reformas que se implementaron en la isla desde enero de 2013. A su vez la delegación expresó preocupación por la vigencia en Estados Unidos de la Ley de Ajuste Cubano, promulgada en 1966, que permite a los emigrantes cubanos que llegan por cualquier medio a Estados Unidos, obtener la residencia luego de estar un año en el país. A lo cual se sumó una política de Bush de brindar residencia a profesionales cubanos que abandonen misiones internacionales en terceros países.

En febrero el Departamento de Estado levantó restricciones sobre la importación de bienes y servicios desde Cuba con la condición de que solo podrán venderle productos a Estados Unidos los emprendedores privados, un sector en el que Washington confía debido a que dependen en menor medida del gobierno cubano. Con la publicación de la lista de productos que se pueden importar, el Departamento de Estado volvió a insistir en el concepto de que empoderar al pueblo cubano y la sociedad 21 civil es la clave en la política hacia Cuba.

En este contexto de avances lentos pero firmes, a mediados del segundo mes del año un grupo bipartidista de congresistas presentó un proyecto (denominado Ley de Libertad para la exportación a Cuba) para eliminar todas las restricciones que impiden el comercio con Cuba, esto quiere decir levantar el embargo comercial y financiero que existe desde 1961. El proyecto tiene como objetivo, según la senadora demócrata Amy Klobuchar, dar vuelta la página en la relación con Cuba. Esta nueva ley derogaría la norma vigente (Ley Helms-Burton que establece requisitos duros para levantar el embargo) sobre restricciones al comercio con la isla.

Perspectivas a futuro

La segunda ronda de negociaciones para la reapertura de las embajadas se celebró en Washington el 27 de febrero. Ambas delegaciones reconocieron la existencia de avances pero sin dar mayores detalles. Días después Obama en declaraciones a la agencia internacional Reuters expresó que veía posible la apertura de la Embajada de Estados Unidos en el corto plazo. El avance es de cara a la Cumbre de las Américas que se realizará en abril en Panamá.

En este sentido el gobierno cubano ha manifestado su intención de ser excluido de la lista de países que patrocinan el terrorismo. El objetivo de ambos parece ser el restablecimiento de las relaciones diplomáticas previo a la cumbre en Panamá, eso no supone aún la apertura de las embajadas, el cual no entraría en ese paquete de negociaciones pero sí que la isla sea quitada de la lista a la cual fue agregada en 1982 por la acusación de colaboración y respaldo a movimientos insurgentes durante la Guerra Fría.

Los avances de la relación entre Cuba y Estados Unidos han dado el primer gran paso y es difícil pensar en una vuelta atrás. Hay condiciones importantes que se fueron dando en los últimos años que permiten imaginar un nuevo capítulo en la historia de la relación entre ambos países. Algunas de ellas son: las reformas económicas de Raúl Castro, el papel de los cubanos americanos, la transformación del exilio, el interés comercial del lobby empresarial – agrario norteamericano y el impulso de un gobernante como Obama que plantea un cierto quiebre con respecto a las políticas del pasado.

En este sentido se desprenden varios puntos interesantes de destacar. La Cuba de 22 2015 no es la misma que hace 10 años atrás. Desde la llegada al poder de Raúl Castro en 2008 existieron avances en lo que refiere a aspectos económicos, ya no estamos en presencia de una Cuba empecinada en cerrarse al comercio, lo cual genera una ventana de oportunidad. Esto se complementa con un cambio en el exilio cubano, que se concentra principalmente en Miami. Los expertos aseguran que el apoyo a la oposición al embargo crece en la población más joven y entre aquellos recientemente llegados desde la isla, que han sufrido no solo la dictadura cubana sino también el embargo norteamericano.

Estados Unidos recobra legitimidad en los últimos años en su política de defensa de los valores de la libertad de expresión. Obama plantea que sancionando y bloqueando no se promueven la democracia y los derechos humanos, por lo cual proyecta un cambio de estrategia. Un grupo de políticos norteamericanos apoya esa visión, lo cual implica una oportunidad en una nueva relación con Cuba, pese a la oposición que tiene el presidente afroamericano en el Congreso.

Pero hay un aspecto culmine en este camino y es el paso final de este proceso, hacia dónde conllevará este posible restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. El líder cubano y Barack Obama estrecharon sus manos en la Cumbre de las Américas realizada en Panamá, planteando ambos un diálogo con paciencia. En dicho encuentro los mandatarios se pusieron de acuerdo para abrir embajadas en ambos países y Obama se comprometió a retirar a Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo.

La participación del gobierno de Raúl Castro en la Cumbre plantea un tema definitorio y es la cuestión democrática en la isla. La Carta Democrática Interamericana y su cláusula impuesta desde 2001 es un corte difícil de asumir para Cuba. En este sentido, Castro ha reiterado en varias ocasiones que Estados Unidos debe respetar el sistema político cubano. Más allá que desde Washington no se vaya a presionar a Cuba, los norteamericanos esperan que los cambios económicos del último tiempo y las flexibilizaciones puedan desencadenar en modificaciones más profundas en la isla. Sin la excusa del embargo norteamericano, el régimen cubano deberá vitalizar su economía o enfrentarse a más demandas, internas y externas, por cambios en las libertades.


Otras complicaciones en contra del entendimiento entre ambos países pueden llegar de la mano de los extremismos, tanto de la derecha conservadora republicana como de los defensores del socialismo del siglo XXI. Queda por saber si prevalecerá el 23 pragmatismo de los actuales mandatarios o si este relanzamiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos quedará empantanado por las presiones de visiones retrógradas de la geopolítica actual.