jueves, 16 de julio de 2009

Nuevo presidente en Panamá: ¿Cambia el mapa político latinoamericano?

Centroamérica vuelve a ser, luego de muchos años, el centro de atención de la comunidad internacional, debido al golpe de estado que los militares dieron en Honduras. Sin embargo este gran episodio no es la única novedad de la región. Días atrás asumió en la República de Panamá un nuevo presidente, Ricardo Martinelli, quién superó en los comicios de mayo a la candidata oficialista Balbina Herrera. El pequeño país de alrededor de tres millones de habitantes, que une al continente americano, tiene desde el 1º de julio un empresario en la cúpula del gobierno y una democracia funcionando a pleno, aspecto digno de destacar en estos tiempos que corren.

El presidente saliente Martín Torrijos del Partido Revolucionario Democrático se encargó, durante los cinco años de su mandato, de llevar adelante un típico gobierno de centro izquierda o socialdemócrata. Los planes sociales, la ayuda a los sectores más necesitados, la lucha contra la indigencia y el desempleo, fueron aspectos que caracterizaron su administración. Además, se combinaron estas políticas con un ordenamiento económico destacado por diversos organismos internacionales, que resaltaron la buena posición de la economía panameña para enfrentar la crisis global. Por otro lado, aspectos relacionados con la seguridad interna, la lucha contra el narcotráfico y el fracaso de las reformas en sectores como la salud y la educación le ponen un signo de interrogación al mandato; las denuncias de corrupción también juegan un rol preponderante a la hora del análisis de los últimos años de gobierno.

En este contexto llega al poder, con el 60% de los votos, el candidato del partido Cambio Democrático, principal figura de la oposición que logró conformar la coalición “Alianza por el Cambio” junto a otros partidos importantes del escenario político panameño, como lo es el Partido Panameñista. Martinelli es un gran empresario, dueño de una de las cadenas más importantes de supermercados del país y accionista de varias de las principales empresas que operan en Panamá. A comienzos de esta década formó parte del gobierno de Mireya Moscoso, encargándose principalmente de los aspectos relacionados al Canal de Panamá. Caracterizado como un personaje de derecha y conservador, Martinelli centró sus principales esfuerzos de campaña en prometer cambios en la educación, la salud y el tan conflictivo problema del transporte público urbano.

La ola de inseguridad es otro de los problemas que hereda el gobierno y que deberá combatir junto a los efectos negativos que puedan llegar fruto de la crisis financiera. Este hombre, que aprovechó la falta de una alternativa convincente de la izquierda oficialista, deberá lidiar con números de pobreza del entorno del treinta por ciento a través de las reformas sustanciales anunciadas (fiscal y del sistema de pensiones). Según dicen los analistas, su gobierno está conformado por muchos empresarios con poca experiencia política, lo que podría dificultar el desempeño de los mismos en un contexto de lucha permanente en el parlamento. Por otro lado, las reuniones con Felipe Calderón y Álvaro Uribe, previas a su asunción, pueden ser una señal del modelo de gobierno que lleve a cabo el nuevo presidente panameño. 


En definitiva, Martinelli asume un desafío de cinco años y mantiene funcionando la democracia de este pequeño país centroamericano. Las elecciones limpias y competitivas que se realizaron en mayo le brindan al gobierno una legitimidad importante para comenzar a cambiar el país. Seguramente el presidente electo no tenga en su contra grupos militares que lo quiten de un día para el otro del poder, ni tendrá actitudes populistas como sus colegas de la región.


Lo que no queda dudas y es un fenómeno para ser analizado en profundidad es la victoria que se empieza a producir por parte de  gobiernos caracterizados como de derecha, por su énfasis en la mano dura contra la delincuencia. ¿Será este pequeño país centroamericano el primero en dar vuelta el mapa político latinoamericano, sustituyendo a los gobiernos socialdemócratas? En países donde la democracia funciona, como Uruguay y Chile, habrá elecciones a final del año. Sus resultados podrán confirmar o no nuestro pensamiento, por lo que ahora sólo nos queda esperar.