viernes, 26 de julio de 2013

La nueva tendencia en Sudamérica

Lima, capital de Perú, se suma a la lista de ciudades que han experimentado protestas en el último tiempo. Al igual que en San Pablo y Santiago, la población, convocada a través de las redes sociales, salió a la calle para reclamar por sus derechos. El progreso económico de la última década no es suficiente para unos habitantes que reclaman el fin de la desigualdad social y una nueva forma de hacer política. La tendencia es apuntar a más y es un buen síntoma para el liberalismo y la demoracia.
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En estos últimos días se produjeron pacíficas protestas ciudadanas luego de las elecciones de los magistrados del Tribunal Constitucional, del Defensor del Pueblo y cargos importantes en el Banco Central. Los reclamos provocaron una sesión parlamentaria extraordinaria que dejó sin efecto estas designaciones surgidas tras un pacto político entre cuatro partidos, que fue considerado una repartija. El viernes 19 de julio un sector de la población salió a las calles en busca de la despolitización de los puestos. Los dos personajes más cuestionados eran un abogado fujimorista y un militante de Perú Posible, la agrupación del discutido ex presidente Alejandro Toledo.

El presidente Ollanta Humala fue el primero en considerar como legítimas las protestas. Luego de ello, algunos de los designados decidieron por sí solos no aceptar el cargo. Los más cuestionados fueron los últimos en retirar su candidatura. Estos puestos son sensibles por la dificultar para fiscalizarlos, por lo que se los considera claves en la política peruana. La nueva mesa directiva deberá elegir nuevos candidatos, creando un clima de confianza para frenar los cuestionamientos de la población.

Para el sábado se prevé una nueva movilización en el centro de Lima, a la que fueron convocadas pequeñas agrupaciones políticas, colectivos ciudadanos y en la que participarán las dos mayores centrales obreras. Grupos de Derechos Humanos, integrantes del recientemente creado Frente Amplio de Izquierdas y la ex fundadora del partido de Humala, Veronika Mendela, serán otros partícipes de la nueva convocatoria. El objetivo principal es presionar al Parlamento para dotar de mayor ética a la política. Demandan que los elegidos para estos cargos sean personalidades independientes y calificadas. Las protestas contra la corrupción es un freno a los políticos impuesto desde la clase media y un signo de la buena democracia. Al igual que otras protestas en Sudamérica, las mismas no poseen un líder sino que se realizan a través de las redes sociales. El trasfondo es el reclamo por la inclusión social y la lucha contra la corrupción.

En los próximos días el presidente cumplirá dos años en el poder. La movida del gobierno de formar un pacto para la designación de cargos terminó de mala forma, ya que el propio mandatario fue el primero en legitimar las protestas. Los acuerdos entre Gana Perú, su partido, la Fuerza Popular del fujimorismo, Perú Posible del ex mandatario Toledo y el Partido Popular Cristiano de centro derecha, fue una decisión estratégica que no fue aceptada por la población. Varios son los temas cuestionados, uno de ellos es el recurso presentado al Tribunal Constitucional con respecto al hermano de Humala, el cual se encuentra preso. Otros integrantes de la clase política, Alan García y Alejandro Toledo, se encuentran bajo investigaciones preliminares por acusaciones de diverso tipo. Otro tema recurrente es la figura de Nadine Heredia, esposa del presidente, que ha ganado visibilidad e influencia y se cuestiona una posible candidatura en 2016. La legislación electoral no se lo permite y ella se ha negado, pero la desconfianza es permanente.

La lenta caída de Humala

Llegó al gobierno en 2011 y contra todos los pronósticos los cambios en el país no fueron muchos. Las versiones apocalípticas que se escuchaban durante la campaña electoral sobre los riesgos del capitalismo y la democracia no fueron ciertas. Humala desarrolló un pragmatismo moderado, manteniendo el modelo que determinó un crecimiento de Perú a tasas asiáticas en base a la exportación de materias primas. Su impronta personal radicó en algunos pequeños cambios para mejorar la distribución del ingreso.

Este ex militar con poca experiencia en política goza en este momento del peor índice de popularidad. La caída hace un mes no era tan grave, si se comparaba con los presidentes anteriores, pero actualmente ya se encuentra en un 32% de aprobación, con una población que reclama más seguridad en el país. Si el índice sigue bajando podrá tener problemas en el fin de su mandato. Para paliar esto realizó cambios en el gabinete, nombrando tres ministras y alcanzando la paridad en el Ejecutivo. Acusado también de dar un giro a la derecha, se ha quedado con pocos aliados, ya que la élite política no lo considera como uno de los suyos, está peleado con el fujimorismo y la izquierda se colocó en la oposición.

El tipo de protestas callejeras que se suscitaron en Perú son poco comunes en este país. La gran masa de clase media, con un auge en los últimos años, expresa su disconformidad con el gobierno y lo hace extensivo a toda la clase política. La promesa de Humala de una nueva forma de hacer política quedó sepultada en esta nueva negociación de los partidos a espalda de los intereses del país. El sistema de partidos de Perú parece no funcionar, con divisiones constantes y la dificultad de formar alianzas.


A pesar de los errores propios, Humala paga caro los acuerdos con aliados como Toledo, que es visto como un estigma de la corrupción. En un país que posee desnutrición en zonas rurales y donde el Estado nunca ha dado grandes servicios públicos, la población no da margen a errores. Cansada de la corrupción y de la élite política, no le alcanza con el crecimiento económico. Al igual que en Brasil y en Chile, la población peruana busca un salto de calidad. Plasmar los números macroeconómicos en beneficios para la sociedad y una reducción de la desigualdad debe ser el objetivo. Terminar con la corrupción puede ser el punto de partida para la sobrevivencia de Humala. 

miércoles, 24 de julio de 2013

A dos años de la tragedia, la respuesta es más democracia

Noruega es uno de los países más prósperos del planeta, sin embargo no está ajeno a los problemas que vive el continente europeo. En este caso no son económicos sino sociales. El ascenso de la extrema derecha y los terroristas solitarios implicó un golpe duro al país nórdico hace dos años atrás. La democracia y el liberalismo fueron las armas usadas para combatir el dolor que causó la matanza de Utoya.              
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El 22 de julio de 2011, Noruega sufrió la tragedia más grave desde la Segunda Guerra Mundial. 77 personas fueron víctimas de dos ataques de Anders Bhering Breivik, un fundamentalista que hoy cumple una condena de 21 años de cárcel prorrogables indefinidamente. El extremista hizo estallar una bomba cerca de las oficinas del gobierno en Oslo que matando a 8 personas. Además fue el autor de una masacre en un campamento del Partido Laborista en la Isla de Utoya, a unos 40 minutos de la capital. Allí, vestido de policía, terminó con la vida de 69 jóvenes, la próxima generación de políticos de la agrupación.

Breivik, un joven de 34 años, acusaba al gobierno de ser blando ante la amenaza extremista en Noruega y Europa. Consideraba a los laboristas culpables de la diversidad racial, cultural y étnica del país nórdico. Breivik sentía que sus valores estaban siendo amenazados y es por ello que culpaba a los gobernantes de entregar la nación a los inmigrantes musulmanes. Perteneciente durante años al Partido del Progreso, de donde fue expulsado, encabezaba una cruzada contra los inmigrantes, a quienes atribuía el querer aprovecharse del sistema sin dar nada a cambio. Forjó su visión del mundo a través de páginas web de extrema derecha y escribió un manifiesto titulado “Una declaración europea de independencia – 2083”.

La Policía no conocía la existencia de este ultraderechista al momento del atentado. El debate sobre si el gobierno hace lo necesario para combatir este tipo de asesinos está instalado en la sociedad. La pregunta que surge es si las administraciones pueden evitar estos solitarios, individuos impredecibles y aislados. Durante los homenajes a las víctimas, que incluyó una misa recordatoria, el primer ministro Jens Stoltenberg recordó que su lucha contra este tipo de terrorismo es a través de más apertura, más democracia pero sin ser ingenuos. Cabe destacar que hace una semana, la Policía francesa arrestó a un neonazi noruego, relacionado con Breivik y acusado de estar preparando un atentado para continuar con su lucha. El problema sigue estando allí y hay que combatirlo.

Noruega como ejemplo de un problema continental

El crecimiento de nuevos movimientos con tendencias xenófobas se puede observar en varios países miembros. Antes de la Segunda Guerra Mundial fue el antisemitismo pero hoy los ultraderechistas poseen un sentimiento islamofobico. En Noruega son alrededor de 200.000 los musulmanes, la mayoría de ellos moderados. Sin embargo los extremistas ven a las personas de Medio Oriente como un grupo homogéneo. Internet es utilizado para debatir y juntar simpatizantes, así es que partidos de derecha se apoderan de su discurso y lo toman para captar votos. El Frente Nacional en Francia y el Amanecer Dorado en Grecia son algunos de los ejemplos. En Holanda, representantes de partidos de extrema derecha han tenido que dar explicaciones a la justicia por incitar al odio.

Noruega, país de 5 millones de habitantes, posee una de las sociedades más abiertas y democráticas del mundo. Es una nación rica en petróleo, madera y pescado, que ha rechazado ingresar a la Unión Europea en dos ocasiones (1972 y 1994). El populista Partido del Progreso, señalado como poseedor de tintes de ultra derecha, es la segunda fuerza del país, por detrás de los laboristas pero por encima del Partido Conservador. Alcanzaron un 23% en las legislativas de 2009 con un leve crecimiento con respecto a los comicios anteriores. Sin embargo la matanza de Utoya fue un duro golpe para esta agrupación contraria a la inmigración. En las elecciones regionales de setiembre de 2011 logró apenas un 11%.

Desde hace décadas, Noruega posee una tradición de política joven y campamentos de verano. A pesar de la tragedia, las nuevas generaciones de laboristas continúan participando en la política, predicando la sociedad cultural y la lucha contra el racismo. Varios sobrevivientes de Utoya serán candidatos en las próximas elecciones generales. En setiembre se realizarán los primeros comicios legislativos posteriores a la matanza. Si bien la reacción del gobierno laborista fue reforzar los dispositivos de seguridad pero sin restringir las libertades de los ciudadanos, afronta diversos cuestionamientos sobre la posibilidad de haber evitado la tragedia.


Las encuestas dicen que Jens Stoltenberg tendrá que dejar el cargo tras dos mandatos, debido al desgaste de los laboristas en el poder. La favorita es Erna Solberg del Partido Conservador, aprovechando el declive del Partido del Progreso, castigado por los medios luego de la tragedia. Sean los laboristas o los conservadores los próximos gobernantes de Noruega, la sociedad en su conjunto se debe un profundo debate sobre extremismo y cómo controlarlo. No es sólo la crisis económica la que hace resurgir a este tipo de xenofobia sino razones más profundas. Encontrar las raíces de este problema será uno de los desafíos de la próxima generación de gobernantes nórdicos. 

martes, 23 de julio de 2013

Una nueva fórmula para encontrar la estabilidad

El domingo pasado Japón celebró unas elecciones claves para su futuro. El problema político por excelencia de los últimos años en la nación nipona fue la falta de mayorías en ambas cámaras. Sin embargo la victoria del Partido Liberal Democrático en el Senado permitirá un gobierno fuerte, liderado por el actual primer ministro Shinzo Abe. La población dio luz verde a las reformas realizadas por el mandatario y brindó apoyo para continuar por la misma senda. Sin dudas la estabilidad política es el deseo de los japoneses.  
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Los habitantes de Japón fueron convocados el domingo para renovar la mitad de la Cámara Alta del Parlamento. La participación fue de un 52%, cinco puntos porcentuales por debajo de los comicios de 2010. El resultado era predecible, principalmente por la tasa de aprobación (60%) del Primer Ministro. Abe logró que la tercera economía del mundo entre en una fase de recuperación a través de estímulos monetarios y fiscales, lo cual le valió el soporte de un gran sector de la sociedad.

El conservador Partido Liberal Democrático junto con su agrupación aliada, la budista Nuevo Komeito, recuperó el control del Senado por primera vez en seis años. Entre ambos partidos obtuvieron 76 de los 121 asientos en disputa, alcanzando en total 135 representantes y superando el número que se necesita para tener mayoría. Si bien el apoyo fue a causa de sus logros económicos, no están tan claras las aprobaciones en lo que respecta a la reforma de la Constitución o a posibles cambios en la estrategia de política exterior.

El control del Poder Legislativo le permitirá al mandatario avanzar en las implementaciones de políticas fiscales, de crecimiento y en reformas estructurales. Abe debe combatir la deflación y continuar con la recuperación del mercado inmobiliario. Sus lineamientos, por los cuales se lo denomina “Abenomics”, le han permitido reactivar la economía a través una política monetaria laxa, un aumento del gasto público y una presión al Banco Central para inundar de dinero al mercado. Estas medidas han llevado a un mayor endeudamiento que será combatido por un aumento del IVA.

Para fortalecer su mandato, Abe deberá emprender reformas dolorosas, según el mismo declaró en conferencia de prensa. Tendrá un Parlamento desbloqueado, el gran problema que tuvieron sus precedentes, pero sin mayorías que le permitan reformar la Constitución. Sin embargo, este político de 58 años perteneciente a la larga dinastía de políticos japoneses, planea modificar el mercado laboral y aumentar los impuestos.

Un gobierno fuerte para encauzar al país

El Primer Ministro también deberá lidiar con los rumores que lo acusan de ser un excesivo nacionalista. Su agenda en política exterior no es compartida por el Partido Democrático, la principal agrupación de oposición. La revisión de la Constitución pacifista de la posguerra, el fortalecimiento del sector militar y la postura en referencia a las diferencias territoriales con Corea del Sur y China, son algunos temas en los cuales no hay consenso.

Para suavizar el artículo 9 de la Carta Magna, que hace referencia al uso de la fuerza, el gobierno necesitará el apoyo de otros partidos con representantes en el legislativo, entre los cuales se encuentran la agrupación de extrema derecha Partido de la Restauración, el Partido Comunista y el nacionalista Vuestro Partido. La reevaluación de la historia, con una diplomacia más poderosa y una presencia firme en el mundo, son aspectos que deberán discutir los japoneses. Otro tema candente para Abe será el replanteo del uso de la energía nuclear, tras el freno motivado por el accidente de Fukushima en 2011.
Lo que sí queda claro es que la población decidió por un gobierno estable para que pueda tomar decisiones y superar las divergencias de los últimos tiempos. Tras el gobierno de Juinchiro Koizumi, finalizado en 2006, la nación asiática vivió un estancamiento parlamentario, que incluso tumbó al actual primer ministro Abe en 2007, cuando éste se convertía en el mandatario más joven de Japón desde la Segunda Guerra Mundial. Los cambios constantes de líderes, la obstaculización de políticas e iniciativas dificultaron la situación política de Japón.

El Partido Democrático, que gobernó desde 2009 a 2012, sufrió una avasallante derrota en diciembre del año pasado y alcanzó en las elecciones del domingo un record negativo de votos. Ahora el partido de Abe tendrá el control de ambas cámaras hasta el 2016. Esta agrupación gobernó de forma ininterrumpida de 1955 a 1993 y tras un impasse de tres años retornó al poder hasta 2009. Sin embargo, las dos últimas décadas no han sido buenas y se las considera perdidas, tanto en materia política como económica.

Las elecciones del domingo fueron una clara señal de apoyo a las recetas que implementó Shinzo Abe desde que asumió. Además, de seguir todo por los carriles actuales, su administración catapultará a Japón a la estabilidad política que había perdido en los últimos años. El examen era decisivo para el mandatario y fue aprobado con nota. Aunque aún no se pueden saber los resultados de las decisiones de Abe, los japoneses confían en ellas.


La política económica ya es conocida pero en los próximos meses también saldrá a luz la postura del Partido con respecto a otros temas importantes para la nación. Durante la campaña electoral el lema era “Recuperar Japón”, el orgullo y la fuerza de un país que supo ser imperio. La inquietud por la vecina China, principalmente por las disputas territoriales, conllevan a que Japón busque una posición más decisiva en Asia. En un corto plazo podremos observar cuál es la estrategia de Abe y si su población la compartirá. 

lunes, 22 de julio de 2013

Informe semanal: Estados Unidos no quiere dar ventajas

África, durante décadas conocido como el continente olvidado, hoy se encuentra en el punto de mira de la comunidad internacional. China avanzó primero, prometiendo no comportarse como las antiguas potencias coloniales. Estados Unidos, tarde y sin tanta necesidad comercial, no quiere quedarse atrás.

Apelando a la democracia y las instituciones, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, salió al cruce. El miércoles 26 de junio inició una gira por tres países africanos: Senegal, Sudáfrica y Tanzania. El objetivo principal del gobierno norteamericano fue fomentar el comercio y la inversión, ya que África es un mercado cada vez más atractivo. El mandatario fue acompañado de empresarios, inversionistas y altos cargos; entre ellos estuvo Michael Froman, representante de Comercio Exterior. La Casa Blanca buscó darle un perfil económico al viaje, aunque los temas de geopolítica internacional también estuvieron sobre la mesa.

Tres destinos, tres objetivos

Senegal: el terrorismo islámico en la región

La gira de Obama por África comenzó en Dakar, Senegal. Este país es un socio fundamental para Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo de corte islámico en el Magreb y a ello se debe esta visita. El incremento de los grupos radicales es uno de los problemas geopolíticos que vive el continente africano. Washington busca que esta situación no se reproduzca en los distintos países de África.

Obama visitó en primer lugar una de las democracias más sólidas del continente y una de las naciones más estables de la región. Bajo inmensos operativos de seguridad, el presidente se reunió con su homólogo Macky Sall, participó de un foro de agricultores y visitó la Casa de los Esclavos, para rendir tributo a los prisioneros que se embarcaron desde allí rumbo a Estados Unidos.

Senegal se encuentra rodeado de países como Mali, que sufre una crisis importante por la incursión de los yihadistas provenientes de Libia. Para frenar este avance de los terroristas, Níger, otra nación de la zona aquejada por este problema, acaba de aprobar un consentimiento para que los drones norteamericanos puedan ser estacionados en su territorio. Un caso representativo de la división política y guerra que pueden causar estos grupos es Nigeria. La potente agrupación Boko Haram, que busca instaurar la ley sharia en todo el país, tiene en jaque al gobierno de Goodluck Jonathan.  

Sudáfrica: un actor clave en África

En Sudáfrica, la segunda parada, Obama encontró un país sacudido por el crítico estado de salud del histórico presidente, Nelson Mandela. La Casa Blanca tuvo en cuenta la situación y el mandatario mantuvo una reunión con la familia del Premio Nobel de la Paz. El presidente norteamericano visitó Sudáfrica por ser un peso pesado en el continente, un país clave en términos geopolíticos.

Estados Unidos necesita mantener buenas relaciones con el gobierno de Jacob Zuma para estar al tanto de los diversos conflictos de África. Sudáfrica es importante para contrarrestar un segundo problema geopolítico que enfrenta el continente: los reclamos históricos y territoriales que derivan en conflictos como el sucedido en Sudán. Actualmente el gobierno de Zuma busca lidiar entre Sudán y Sudán del Sur, mientras movimientos rebeldes intentan derrocar al dictador de Sudán, Omar al Bashir.

Además de pertenecer al grupo de los BRICS (junto a Brasil, Rusia, India y China), Sudáfrica es una arteria principal en la promoción de la democracia y es considerado un mediador fundamental en los asuntos africanos. La histórica colaboración en las operaciones de pacificación en la región confirma lo dicho y el último ejemplo es el intento por mantener al gobierno de la República Centroafricana, tras la revuelta del grupo Seleka.

Tanzania: su  economía y sus vecinos.

En el tercer destino los objetivos fueron principalmente económicos, debido al crecimiento galopante de Tanzania. Sin embargo también es un lugar geoestratégico para detener el avance islámico radical en la región, principalmente del grupo Al Shabab, cercano a Al Qaeda.

Tanzania está situada en una zona importante del continente, el conflictivo cuerno de África. En dicha región se ubica Somalia, lugar del que las potencias occidentales –incluso Estados Unidos, en los 90’- han tenido que “huir” por no poder controlar la situación de un territorio complejo. Tanzania limita con Kenia, donde nació el padre de Obama, sin embargo la Casa Blanca evitó una visita a dicho país ya que la nación realizó elecciones meses atrás. En dichos comicios salió victorioso Uhuru Kenyatta, personaje que posee un proceso abierto en el Tribunal Penal Internacional. Cabe destacar que tanto Kenia como Tanzania sufrieron ataques contra la Embajada de Estados Unidos por parte de yihadistas islámicos en 1998.

En Tanzania, Obama se reunió con líderes empresariales en Dar es Salaam, la mayor ciudad y capital económica de la nación. Este país se destaca por el aprovechamiento de sus recursos naturales creando fondos especiales que permitan administrar la riqueza e invertirla en desarrollo social para despegarse del hambre, problema endémico de África.

Contrarrestar el avance chino

Con esta visita de Obama, el gobierno norteamericano busca equiparar los avances económicos y geoestratégicos de Beijing en África. Estados Unidos examina una estrategia distinta para mostrarse como alternativa. La importancia de la energía y el plan presentado por Obama durante su viaje puede ser una arista importante del plan de Washington.

En un comienzo, desde África se observaba a China como un contrapeso a la histórica influencia occidental, incluso por haber apoyado en su momento a los movimientos independentistas y por ser parte del “mundo subdesarrollado”. Sin embargo con el correr de los años también se teme que la potencia asiática comience una nueva etapa de colonialismo.

Desde el liderazgo de Hu Jintao, China ofrece créditos y financia obras de infraestructura en el continente africano. Comprando materias primas, fundamentales para sostener su crecimiento económico, y vendiendo productos manufacturados, se convirtió en el primer socio comercial de África. Si bien desde Beijing se intenta evitar la injerencia en asuntos internos, la relación con gobiernos corruptos y autoritarios terminó siendo inevitable. Incluso se prestó ayuda militar a regímenes como el de Omar Al Bashir en Sudán, a quien además se le brindó ayuda diplomática en el seno de las Naciones Unidas. También se apoyó a Zimbabwe en la capacitación de las fuerzas de seguridad del régimen dictatorial de Robert Mugabe.

A pesar de que China no tiene problemas en tratar con este tipo de gobiernos tan cuestionados en occidente y si bien históricamente Estados Unidos apoyó dictadores en el continente, la Casa Blanca está apuntando a la buena relación con las democracias.

El presidente de China, Xi Jinping, viajó rumbo a África días después de su asunción. Una de sus paradas fue en la República Democrática del Congo, nación con grandes yacimientos petroleros y principal proveedor de madera para China. También visitó Sudáfrica, país socio en el BRICS, y Tanzania, en donde firmó alrededor de 16 acuerdos comerciales, culturales y de desarrollo. China confirmó proyectos de infraestructura para un país que tras los últimos yacimientos elevó las reservas de gas y se coloca como un actor clave del este africano.

El atraso en materia de infraestructura conlleva a que la potencia asiática deba apoyar también en la creación de ferrocarriles, puertos y oleoductos, para proveerse de las materias primas. En materia de comercio con África, China le lleva años luz a Estados Unidos. Los principales socios norteamericanos no están en el continente y si bien se busca un progreso en materia comercial, no es la clave para Washington.

La diferencia: el progreso de África y la democracia

Obama apeló a su experiencia personal para incitar a África a ponerse de pie y luchar por su futuro. Afirmando aquellos logros independentistas, el mandatario norteamericano imploró la creación de instituciones eficaces, confiables y transparentes para poder lograr sociedades democráticas y justas. Estados Unidos se quiere mostrar como una contribución hacia el desarrollo africano. En este sentido, el gobierno dio a conocer durante este viaje una nueva iniciativa para duplicar el acceso a la energía eléctrica, denominado “Power Africa”.

Estados Unidos busca enseñar el camino y diferenciarse de China, principal inversor en el continente. En sus giras por África, ambos mandatarios visitaron Sudáfrica y Tanzania. Sin embargo, Estados Unidos apuntó también a Senegal, país que celebró elecciones con resultados pacíficos y democráticos en 2012. Mientras, el gobierno chino se embarcó hacia la República Democrática del Congo, un socio conflictivo.

Si bien comercialmente se encuentra lejos de los logros alcanzados por Beijing, el gobierno de Washington no puede descuidar una región clave. Décadas atrás, el futuro era el sudeste asiático; hoy también lo es África en todo sentido; por el crecimiento económico y geopolítico de algunas naciones. La progresiva retirada en Afganistán le permite a la Casa Blanca reposicionarse en África, en donde claramente perdió terreno a manos de China. Sin embargo con este viaje, predicando la democracia en la región, Estados Unidos salió al cruce de la potencia asiática.

viernes, 19 de julio de 2013

Un gigante en movimiento, peligro en el norte de África

En Argelia se acerca un cambio de autoridades. Toda modificación supone oportunidades y más en un país con gran fortaleza e influencia en el norte de África. Los islamistas se relamen ante la posibilidad de que el presidente Bouteflika deje el poder en el corto plazo. Por un lado, los políticos buscarán recuperar la fuerza que su alianza mayoritaria, Argelia Verde, perdió en las legislativas de 2012. Por otro, los yihadistas, especialistas en tomar lugar en Estados débiles, esperarán el caos político para sacar provecho.
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En las últimas horas, el presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, retornó a su país desde Francia, en donde estuvo seis meses internado. El mandatario de 76 años sufrió un accidente cerebral a fines de abril y fue trasladado a un hospital en Paris. Tras concluir un período de descanso y rehabilitación y siendo un secreto su verdadero estado de salud, el presidente volvió a casa, aunque todavía no está claro cuando retornará a las actividades. Su última aparición en público fue a mediados del mes pasado, cuando se lo vio muy debilitado junto al primer ministro y el jefe de las Fuerzas Armadas.

Luego de una década en la que se redujo la violencia interna y se mejoró la situación económica, Argelia vuelve a enfrentar desafíos y reivindicaciones de su población. El estado de recesión de sus clientes y los problemas estructurales que le impiden poder realizar reformas para fomentar la inversión, complican la economía de este gigante. Además, el gobernante Frente de Liberación Nacional, el cual revalidó el poder en los comicios legislativos de 2012, es acusado de querer imponer silencio para sortear posibles protestas sociales.

Bouteflika llegó al poder en 1999 tras la dimisión del general Liamine Zerval. Con el apoyo del ejército y tras la retirada de los seis candidatos, que lo acusaban fraude electoral, comenzó su primera administración. El mandatario, que inició su carrera política como ministro de Exteriores en 1963, pertenece a una generación de dirigentes que están al frente del país desde la independencia. Bouteflika fue reelecto en 2004 y luego en 2009, tras eliminar de la Constitución el límite de dos mandatos.

El veterano presidente se preparaba para luchar por un nuevo mandato en los comicios previstos para abril de 2014, sin embargo los problemas de salud se lo impiden. La oposición, expectante, pidió medidas extremas tras los rumores alarmistas sobre el mandatario. El islamista Movimiento para la Sociedad y la Paz solicitó elecciones anticipadas, previstas en el artículo 88 de la Carta Magna.

El yihadismo y la amenaza constante

Argelia, el país más poblado y con más peso económico del norte de África, sufrió en enero el secuestro de extranjeros en las instalaciones de la planta de gas de In Amenas, que dejó un saldo de 40 personas muertas, de las cuales la mayoría eran rehenes extranjeros. El grupo Firmantes del Batallón de Sangre, liderado por Mojtar Belmojtar, se adjudicó la violenta toma de rehenes como respuesta a las operaciones de occidente en Mali. Belmojtar, combatiente marginado de Al Qaeda,  es apodado “Mister Malboro” por sus implicaciones en el tráfico transfronterizo.

Belmojtar fue el fundador del Grupo Islámico Armado, agrupación que combatió al ejército argelino tras la anulación de las elecciones que los islamistas ganaron en los noventa. Vinculado a los ataques en el metro de Paris en los noventa, su objetivo actual es desestabilizar el país. La toma de rehenes en las plantas de gas hace perder atracción al territorio por el riesgo terrorista. En este sentido, la British Petroleum comunicó la postergación de sus proyectos por razones de seguridad.

Los islamistas sufrieron en 1992 un golpe de Estado por parte de los militares para impedir que el Frente Islámico de Salvación llegue al poder. Hasta ese año, el Frente de Liberación Nacional  había dominado la escena política al estilo del sistema soviético de partido único. La lucha contra Francia (1954-1962) en la época de la descolonización fortaleció al movimiento nacionalistas que junto a la cúpula militar gobernó durante décadas.

Tras el golpe de Estado de 1992 se desató una guerra civil hasta 1998 en la cual murieron aproximadamente 150.000 habitantes. Los islamistas intentaron conquistar con las armas lo que le fue arrebatado en las urnas. Durante el conflicto, el ejército realizó una lucha antiterrorista, lo cual fue bendecido por occidente a través de la colaboración de Washington. Luego de un gobierno de transición, Bouteflika asumió como presidente e inició una política de reconciliación nacional, concediendo amnistías e intentando la pacificación del país. Actualmente nos acercamos al fin de la era Bouteflika, una figura civil que el ejército colocó en el gobierno en un momento difícil para el país. Sin mayores sobresaltos, el mandatario logró gobernar Argelia e incluso sortear la Primavera Árabe en 2011. Sin embargo, ante la imposibilidad de continuar gobernando, el servicio secreto militar, columna vertebral del sistema y clave en la designación de altos cargos, deberá apuntar a una nueva figura.

El nuevo presidente deberá ser compatible con los políticos islamistas moderados, los nacionalistas y el Frente de Liberación Nacional. El sueño de lograr un partido fuerte de vocación religiosa, con el ejemplo turco, podría brindarle oportunidad a los islamistas moderados para llegar al poder. La exclusión de éstos en la política podría fomentar la radicalización, algo que están esperando con ansias los yihadistas.

Argelia se enfrenta a nuevos cambios en un ambiente de terrorismo difuso y cambiante. Las redes yihadistas en África (MUYO en Malí, Al Shabab en Somalia y Boko Haram en Nigeria como ejemplos) buscan extenderse en el continente y para ello esperan la oportunidad en países que no ofrezcan estabilidad. Argelia, por su importancia territorial y estratégica, no debería convertirse en uno.

martes, 9 de julio de 2013

El retroceso de Egipto

Hoy en Egipto son todas preguntas. Golpe de Estado o levantamiento popular, alianza democrática o retorno al pasado, segunda revolución o un volver a empezar. La intervención militar y la masacre contra los manifestantes islamistas hacen temblar a toda la zona, por la dimensión demográfica y la importancia geoestratégica del país. La poca paciencia de la oposición y el poco respeto a las minorías del gobierno de Mohamed Morsi dejaron el campo abierto al ejército.
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Este lunes en El Cairo, 53 partidarios de Morsi murieron a tiros por parte del ejército. Según las fuerzas de seguridad, lideradas por Abdel Fatah Al Sisi, los manifestantes marchaban hacia el cuartel de la Guardia Republicana. Ante el ataque a sus simpatizantes, los Hermanos Musulmanes llamaron a la población a rebelarse hasta que el presidente Morsi no sea reintegrado en su cargo. Los líderes del grupo permanecen acampando en las inmediaciones de la mezquita Raba el Adamya, junto a simpatizantes del grupo Gama Islamiya.

Mientras la fiscalía ordenó el cierre del Partido Libertad y Justicia (brazo político de la hermandad) por haber encontrado armas blancas y de fuego, sus líderes buscan ayuda en la comunidad internacional. Solicitan al exterior posicionarse a favor de Morsi y negar un gobierno interino. Sin embargo el golpe de Estado fue celebrado por aquellos que fueron afectados por la primavera árabe, como Siria y Arabia Saudita. La diplomacia estadounidense y europea mira para otro lado, manifestando preocupación pero sin comprometerse.

El presidente interino, Adli Mansur, suspendió la Constitución de corte islámico. El favorito de los golpistas para tomar el poder es Mohamed El Baradei, ganador del Premio Nobel de la Paz y ex director de la Agencia Internacional para la Energía Atómica. Mansur también propuso al abogado Ziad Baha El Din, fundador del Partido Social Demócrata. Las autoridades, que cuentan con la protección de los generales, buscan imponer una nueva Constitución, Parlamento y presidente. Intentarán armar un gobierno de tecnócratas basados en una hoja de ruta del ejército.

En la Plaza Tahrir miles de personas celebraron el golpe de Estado. La oposición se encuentra unida contra Morsi pero divididas con respecto a los grandes temas. El ex presidente sufrió ataques desproporcionados y la impaciencia de una oposición que no respetó los tiempos políticos. El partido salafista Nur, que respaldó el golpe para que se realicen nuevas elecciones, suspendió su apoyo por la masacre ocurrida. Los salafistas son la segunda fuerza en el país, por detrás del grupo fundado en 1928 por Hasan El Bana, los Hermanos Musulmanes.

El liberalismo y la democracia

En 2011 Hosni Mubarak fue quitado del poder por una oposición unida en contra de él. Tras un mandato militar de 16 meses, los políticos enfrentaron las elecciones, las cuales se definieron en segunda vuelta. Morsi superó por la mínima al ex primer ministro de Mubarak, Ahmed Shafik. Los resultados de los comicios dejaron a parte de la población insatisfecha, los cuales acusaron a los Hermanos Musulmanes de robarles la revolución. 

Morsi cometió varios errores durante el año que lideró al país. Sin embargo la situación no era fácil, tuvo que enfrentar la crisis económica, el desabastecimiento, la criminalidad, la pobreza, la inflación y el desempleo. La pasividad con el antiguo régimen, principalmente en lo que respecta a la judicatura y las fuerzas de seguridad, es uno de los reproches hacia su persona. Imponer su agenda islámica lo llevó a no respetar a las minorías y cometer errores en las designaciones para los cargos. De esa manera Morsi fue quedando cada vez más aislado y tras las manifestaciones populares, sufrió la renuncia de cinco ministros.  
El frágil equilibrio político fue constante desde la caída de Mubarak. La división entre los islamistas y opositores se acrecentó, iniciándose una batalla ideológica entre moderados y radicales. La oposición deberá reconocer la legitimidad de los islamistas, los cuales ganaron los comicios y seguramente lo volverán a hacer, ya que las dos principales fuerzas son los Hermanos Musulmanes y los salafistas.

Egipto, un país de 85 millones de habitantes pero con una economía débil que le impide liderar la región, posee un problema histórico con los militares, uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Tras asumir el papel salvador que terminó con la monarquía en 1952, el país fue dirigido por las fuerzas de seguridad a través de Nasser, Sadat y posteriormente Mubarak. Morsi nunca fue capaz de dominar este actor que se encuentra dedicado a mantener la estabilidad del país y garantizar la paz con Israel.

Los nuevos movimientos en Egipto buscan desactivar los efectos de la primavera árabe. Queda claro que la democracia es imposible con un ejército tan protagonista en la vida política de una nación. El presidente Morsi no estuvo tan apegado a la libertad, principalmente por la violencia política y el poco respeto a las minorías, sin embargo fue electo en las urnas y eso debió ser respetado. 

lunes, 8 de julio de 2013

Un tirano en tiempos modernos

En este mes, la comunidad internacional vuelca su atención hacia Zimbabue. Un importante grupo de países de África austral, liderados por Sudáfrica, solicitaron al presidente Robert Mugabe el aplazamiento de las elecciones para preparar unos comicios más justos y libres. El dictador se opuso e incluso amenazó con retirarse de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC). No tiene alternativa. Si deja el poder que ejerce desde hace 33 años podría ser juzgado por los crímenes cometidos. Con 89 años continuará como presidente y seguramente morirá dirigiendo al país.
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Mugabe busca renovar su mandato en lo comicios que organizó para el 31 de julio. Con el aparato gubernamental a su favor seguramente logrará continuar en el poder, el cual ejerce desde hace 33 años. Su rival histórico, Morgan Tsvangirai, cuestiona la fecha de las elecciones ya que no fue consultado, violando el acuerdo de 2008. Tsvangirai se retiró de los comicios de aquel año por la violencia contra sus partidarios pero tras un acuerdo nacional, fue nombrado Primer Ministro.

En una cumbre extraordinaria celebrada en Maputo, Mozambique, la Comunidad de Desarrollo de África Austral solicitó el aplazamiento de las elecciones. Esta organización, integrada por 15 países y donde se destaca la influencia de Sudáfrica, aboga por cambios y reformas en Zimbabue. El apoyo de la Comunidad supone un gran triunfo diplomático de Tsvangirai, quien lidera el Movimiento por el Cambio Democrático. Mugabe por su parte rechazó una posible interferencia del gobierno sudafricano de Jacob Zuma.

Mugabe gobierna al país de forma autoritaria desde 1987 a través de su partido Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Patriótica. Caracterizado por el lujo y el despilfarro, el gobierno vivió una decadencia económica en los noventa, que provocó una fuga masiva de habitantes hacia la vecina Sudáfrica. Recién en 2009 compartió de cierta manera el poder tras ceder a la oposición el cargo de primer ministro, lo que provocó un estado de tensión desde hace cuatro años.

El problema típico y la solución más violenta

La antigua Rodesia logró la independencia del Reino Unido en los ochenta. Tras once años de prisión, primero tomando las armas y luego apelando a la negociación, Mugabe liberó a su país del poder colonial. Sin embargo los problemas de fondo nunca fueron solucionados. El 1% de la población de raza blanca era dueño del 70% de la tierra cultivable. En vez de apelar a una reforma agraria, Mugabe realizó una política agresiva de desalojo de los granjeros blancos, a través de expropiaciones, para brindarle tierras a sus seguidores cercanos.

Zimbabue es una nación marcada por la violencia política desde hace años. Mugabe se encargó de acallar a las tribus rivales y la oposición política, la cual le exige reformas y garantías tanto para los medios de comunicación como para las fuerzas de seguridad. La tortura, el asesinato y la limpieza étnica son característicos del régimen de Mugabe. Incluso su ejército participó en la guerra del Congo (1998-2008), por solicitud de la nación vecina. En el campo de batalla sus soldados se encargaron de expropiar diamantes para su beneficio.

Zimbabue rechazó en abril la financiación de las Naciones Unidas para las elecciones. De esta manera evitó las condiciones que hubiesen sido impuestas, las cuales incluía una misión que reunía grupos de la sociedad civil. En su pasaje por Sudáfrica el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, criticó el acoso a los ciudadanos de Zimbabue y apeló a la celebración de unos comicios libres y justas. Las Naciones Unidas han reducido en el último tiempo las sanciones impuestas a este país que sufrió en 2008 una hiperinflación.


Mugabe es un tirano corrupto de los tantos que existieron y existen en el continente africano. Traicionó los ideales por los cuales accedió al poder, cuando liberó al país del antiguo poder colonial. Al igual que otros personajes de la historia intentará continuar en el poder hasta su muerte, debido a que perder la presidencia le implicaría ser juzgado por los crímenes cometidos. Ciertos trascendidos aseguraban que el mandatario se encontraba enfermo de cáncer y que su salud comenzaba a deteriorarse. Por más que su aparato gubernamental tenga todo armado para su reelección el 31 de julio, Zimbabue no demorará en desprenderse de Mugabe e iniciar una nueva etapa, en la que deberá atacar muchos problemas. 

jueves, 4 de julio de 2013

Bachelet escala hacia la presidencia

Chile elegirá su futuro presidente en noviembre. De no ocurrir nada extraño, Michelle Bachelet se convertirá nuevamente en la mandataria de la nación. El domingo superó con creces el primer escollo, las elecciones primarias. Su desafío principal en los próximos meses será fortalecer su Nueva Mayoría para retornar a La Moneda. No sólo será importante el pacto para ganar las elecciones sino el programa y la conducción que llevará una vez en el poder.
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Michelle Bachelet se convirtió en la candidata del pacto Nueva Mayoría tras alcanzar el 73% de los votos. La ex presidenta superó por destrozo a los otros tres candidatos: el ex ministro de Hacienda, Velazco (13%), el postulante democristiano Orrego (8%), y el radical Gómez (5%). En la derecha venció Pablo Longueira de la Unión Democrática Independiente (UDI). Este Ingeniero Civil de 54 años y ex ministro de Economía, se impuso por diferencia mínima al ex titular de defensa Andrés Allamand del partido Renovación Nacional de Sebastián Piñera.

Las del domingo fueron las primeras elecciones primarias en la historia de Chile. La participación tras un sistema de voto voluntario fue considerada un éxito, superando todas las proyecciones. Un 22% de los habilitados concurrieron a votar. La mayor cantidad de votos fueron por los candidatos de la oposición, siendo un fiel reflejo de lo que ocurrirá en los comicios del 17 de noviembre si no ocurre nada extraño.

Bachelet busca un nuevo ciclo político, ampliando la coalición que incluirá en este caso a los comunistas. El Partido Comunista dio un paso histórico al acordar con la ex presidenta una alianza para gobernar. Cabe recordar que los comunistas no participan de una administración desde el gobierno de Salvador Allende en los setenta. El Partido Comunista, que controla la Central Unitaria de Trabajadores, apunta al giro a la izquierda.

Las protestas estudiantiles de 2011 fue una señal de una población que se rebeló contra la desigualdad, los abusos del libre mercado y el debilitamiento de los servicios públicos. Los chilenos, más prósperos que nunca, exigen avances a sus políticos. Bachelet, considerando esta situación, planteó medidas distintas con respecto a lo que venía realizando la Concertación. Una reforma tributaria profunda, educación gratuita universal y una nueva Constitución son las promesas de Michelle.

Chile en plena transformación

Bachelet renunció en marzo a la dirección ejecutiva de la Organización de Naciones Unidas para la Mujer. Durante su estancia en Nueva York, la ex presidenta mantuvo un profundo silencio sobre la coyuntura local. Mientras tanto, a medida que se confirmaba su postulación, sufrió ataques por el desempeño de su gobierno tras el terremoto de 2010. La política de investigación llevada acabo por Piñera buscó desprestigiar a la ex mandataria.

La derecha, que retornó al poder tras 20 años de gobiernos centroizquierdistas, se encuentra en una situación compleja de cara a los comicios de noviembre. Si bien a esta altura ya no tiene un sueño presidencialista, deberá votar bien en las parlamentarias para tener fuerza en las negociaciones. No quedan dudas que la candidatura de Longueira aleja a la derecha del centro político. Quienes también intentarán lograr quitarle votos a Bachelet son seis candidatos menores: el ecologista Sfeir, el humanista Claude, Miranda del Partido Igualdad, el economista Parisi, el independiente Jocelyn-Holt y Marcos Enrique Ominami, quien capturó un 20% en las elecciones de 2009.

En los comicios internos, la izquierda moderada no mostró fuerza como para influir en la campaña de Bachelet. El precandidato Velazco anunció que votará a la ex mandataria pero no convocará a sus votantes a hacerlo por ella. Bachelet deberá congeniar con la democracia cristiana y los comunistas para poder gobernar en paz. Este será su principal desafío en los próximos meses.

La sociedad chilena vive en estos últimos años un incremento de las expectativas, deseos y cambios culturales que apuntan hacia la igualdad de oportunidades. De esta manera, a través de protestas populares, situaron temas en la agenda pública. La población no organizó una revuelta anti capitalista sino que se moviliza para reclamar más crecimiento y bienestar. Bachelet deberá conquistar un electorado cada vez más exigente, no sólo durante la campaña sino también cuando gobierne.


martes, 2 de julio de 2013

Croacia les muestra el camino a sus vecinos

Croacia se convirtió este lunes en el 28° país de la Unión Europea. Superó un verdadero proceso riguroso y será un actor importante en la integración comunitaria de sus vecinos. Es fundamental que la reconciliación europea con los países balcánicos, devastados por las guerras de los noventa, se de en el marco de la institución continental. Croacia es un ejemplo para sus vecinos, que deberán trabajar mucho para lograr la adhesión.
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En una celebración multitudinaria en Zagreb, el presidente de la Unión Europea, José Manuel Barroso, dio la bienvenida a Croacia apuntando a su plena democracia. El presidente del país, Ivo Josipovic, recibió alrededor de 200 invitados internacionales en la sede del gobierno. Durante la ceremonia, el primer ministro Zoran Milanovic tendió la mano a los vecinos para integrarse junto a ellos a la institución continental. En Estrasburgo, la Eurocámara recibió a los diputados croatas, celebrando que el país retorne a la cultura y valores europeos.

Croacia se encuentra inmersa en una crisis económica, en recesión desde 2009 y posee una tasa de desempleo de 20%. La indiferencia de la ciudadanía con respecto al ingreso se debe a que el croata está preocupado por adquirir un trabajo. Además, el arduo proceso de integración conllevó a cierto desencantamiento. Hace 8 años el 80% de la población quería que la nación ingrese, hoy el número se redujo al 61%. El referéndum de adhesión, celebrado en enero de 2012, convocó al 43% del electorado. Considerando la participación, sólo un 29% de la población con derecho a voto optó a favor del ingreso. Sumado a esto, en abril la convocatoria para elegir representantes para el parlamento europeo fue la segunda más baja de la Unión Europea.

El gobierno del Partido Social Demócrata espera que la adhesión fomente la inversión extranjera que el país necesita para consolidar su desarrollo industrial. De un tamaño similar a Costa Rica, Croacia es un destino turístico popular entre los europeos. Sin embargo parte de la opinión pública está preocupada por el ingreso a una Unión Europea en crisis. Si bien hasta dentro de dos años Croacia no se incorporará al Espacio Shengen, ya se habla de un éxodo de trabajadores. Estas opiniones han incrementado el número de nacionalistas y euroescépticos.

Diez años pasaron desde el pedido de ingreso a la Unión Europea. Durante ese tiempo, Croacia realizó difíciles reformas de todo tipo, pero contó con la ventaja de una economía fuerte. Además se benefició de la alianza que mantiene con Alemania – líder continental - por cuestiones económicas y geopolíticas.  La reestructuración a todo nivel conllevó por ejemplo a realizar cambios en los astilleros, que subsistían por subsidios gubernamentales. Otro aspecto que se debió solucionar fue un litigio bancario entre Croacia y Eslovenia. Igualmente a pesar de las reformas, Zagreb debe continuar luchando contra la falta de transparencia. Cabe destacar que a fines del año pasado, la justicia condenó a diez años de prisión al ex primer ministro Ivo Sanader.

La salvación para toda una región

Croacia formó parte de la Yugoslavia socialista que lideró Josip Broz Tito, de la que una minoría siente nostalgia. Tito dirigió al país durante 35 años hasta su muerte en 1980. A comienzos de los noventa, Yugoslavia se desmembró y resurgieron los conflictos interétnicos. A partir de allí Zagreb fue escenario de la Guerra de los Balcanes. Franco Tudjman, presidente nacionalista y padre de la patria, proclamó la independencia, lo que derivó en meses de conflicto con un saldo de 20.000 muertos y 600.000 refugiados.

Los serbios locales deseaban seguir en Yugoslavia y con el apoyo del Ejército Popular Yugoslavo formaron la República Serbia de Krajina, conquistando un 30% del territorio del país. Esta situación duró hasta 1995 cuando el ejército croata logró el control sobre el grueso del territorio. Desde esa época, este país de 4.3 millones de habitantes – de mayoría católica – fue liderado alternadamente por dos grandes partidos, el Social Demócrata de centro izquierda y la Unión Democrática Croata de centro derecha.


Croacia es el segundo Estado de la ex Yugoslavia – tras Eslovenia - en culminar con éxito su proceso de adhesión a la Unión Europea. El resto de las ex repúblicas socialistas, participantes de conflictos bélicos en los noventa, buscan seguir sus pasos. Montenegro, por ejemplo, comenzó negociaciones en 2012. Otros países que quieren continuar el mismo camino son Macedonia y Serbia, este último señalado por la opinión pública por las masacres cometidas durante los conflictos. Bosnia, Kosovo y Albania todavía necesitan muchos cambios para poder aspirar a la adhesión. Estas naciones poseen problemas estructurales, tanto políticos, económicos y de seguridad. La Unión Europea aprendió de la experiencia de integración rápida de Bulgaria y Rumania y no está dispuesta a repetir el error. Por lo tanto si bien Croacia marcó el camino, la próxima adhesión no se prevé hasta 2020