domingo, 29 de septiembre de 2013

El capítulo Mensalao no termina

La reapertura parcial del caso no solo implica consecuencias para los enjuiciados sino para todo Brasil. Una nueva instancia del juicio podría desembocar en un nuevo cambio en la percepción de la justicia por parte de la población, el posible retorno de las protestas sociales y cambios en el desenlace de las elecciones presidenciales de 2014.
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El fallo inicial del denominado “juicio del siglo” fue visto por la población como un logro, ya que se castigó la corrupción en el ámbito político, dejando atrás la impunidad histórica. Este hecho mejoró la confianza del brasilero en el aparato judicial, lo cual significa un proceso de crecimiento democrático. Sin embargo la nueva maniobra jurídica supone un retroceso debido a que se consideraba probada la responsabilidad y participación de los implicados. Una página que estaba cerrada se vuelve a abrir.

A mediados de setiembre se reabrió el proceso del mayor caso de corrupción de la historia democrática de Brasil. Por decisión del Tribunal Supremo Federal (seis a favor y cinco en contra), 12 condenados tendrán una nueva oportunidad para defenderse. Los magistrados que no votaron a favor consideraron inadmisible seguir deliberando sobre un caso en el que está probada la culpabilidad. El proceso denominado Mensalao (mensualidades), por los sobornos pagados a varios disputados para conseguir mayorías parlamentarias, se inició en 2005 durante el primer gobierno del expresidente Lula Da Silva.

Los resultados de siete años de análisis y deliberaciones tuvo como consecuencia 25 condenados, entre los cuales se destaca la mano derecha de Lula, José Dirceu, procesado inicialmente a 10 años de prisión. Además de esto tanto Dirceu como Delubio Soares, extesorero del Partido de los Trabajadores (PT), fueron absueltos del delito de formación de cuadrilla. La apertura del caso retrasaría el ingreso a prisión de los mismos. Los argumentos de los magistrados para explicar su decisión de reabrir el caso refieren a la presión social que hubo con respecto al juicio y lo excesivo de las condenas.

Las protestas y la campaña electoral

La primera repercusión política de este nuevo capítulo de Mensalao fue la renuncia de los ministros que tenía el Partido Socialista Brasileño en el Ejecutivo. Esta agrupación dejó la alianza con el gobierno y prepara a Eduardo Campos, Gobernador de Pernambuco, como posible candidato a la presidencia. Si bien en los últimos tiempos Campos coqueteaba con el opositor Partido Social Democracia Brasileña (PSDB), aseguró que no se unirá a ellos sino que busca independencia.

Sin embargo para saber si el caso Mensalao tendrá repercusiones políticas tendremos que esperar algunos meses. Rousseff y su PT repuntaron en las últimas encuestas luego de las protestas sociales. Cabe recordar que Dilma, a posteriori de los reclamos callejeros, apoyó que la corrupción se convierta en un crimen de máxima gravedad. Incluso la salida a la calle de los brasileros no fue cultivada por ninguna fuerza política. Aecio Neves, líder del PSDB, no parece una alternativa viable pero quien se afirma como contrincante para Rousseff es la ecologista Marina Silva, aunque el oficialismo parte como serio candidato para los comicios de 2014.

En la última década Brasil se convirtió en una potencia a nivel global. Con éxito reconocido, los años de gobierno de Lula catapultaron al país, siendo más rico, con menos pobres y menos desigual. Sin embargo este proceso también derivó en el anhelo de la población por ser parte de esta transformación que vive el país. Es por ello que en junio salieron a las calles, durante la Copa de las Confederaciones, para exigir mejores servicios públicos, educación y salud a una presidenta que tenía un 75% de aprobación.  


Aquellos brasileros no protestaban para cambiar el sistema en el que viven sino para exigir que se complete un proceso que está a mitad de camino. Para cerrarlo es clave la transparencia, el crecimiento de la democracia y la igualdad en todos los aspectos, incluidos los temas judiciales. Para poder seguir adelante y pensar en los retos que se vienen, Brasil necesita cerrar el capítulo de Mensalao. Esto supone dar el empujón final a un proceso de crecimiento de 10 años que incluya más democracia y menos corrupción.   

jueves, 26 de septiembre de 2013

El terrorismo islámico golpea en África

El continente olvidado vuelve a estar en el punto de mira tras el ataque del grupo Al Shabab en Nairobi, Kenia. El interés de las potencias occidentales en controlar a los terroristas islámicos de la zona conlleva a la necesidad de formar gobiernos estables para no dar cabida a los radicales.
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El grupo Al Shabab (La Juventud), alineado a Al Qaeda, realizó en los últimos días un asalto a uno de los centros comerciales más exclusivos y concurridos de la capital de Kenia, propiedad de un judío israelí. Más de 60 personas murieron tras el ataque y secuestro del local, la mayoría eran pertenecientes a la colonia extranjera que frecuenta el lugar. Al Shabab posee alrededor de 8000 combatientes y realiza embestidas contra la presencia extranjera en el cuerno de África.

Nairobi es un centro regional económico y diplomático del este del continente, denominada la capital de África Oriental. Es la capital de un país de 34 millones de habitantes que ya sufrió ataques del yihadismo en 1998, cuando murieron más de 200 personas tras las explosiones en la Embajada de Estados Unidos. Con un crecimiento de 4% pero con problemas de desempleo, corrupción y disputas intertribales, el flamante presidente Uhuru Kenyatta (con un proceso abierto en el Tribunal Penal Internacional) ahora tendrá que lidiar con el terrorismo en su territorio.

Kenia está siendo castigada por Al Shabab debido a su implicación en el conflicto somalí. En el año 2011, el gobierno keniata implicó a sus Fuerzas Armadas para defender sus fronteras pero a los ojos de los islamistas pasaron a ser partícipes del problema, al igual que el otro vecino Etiopía. Estos dos países son aliados de occidente en el cuerno de África y por ende adversarios de los terroristas que buscan controlar Somalia.

Estados fallidos y terrorismo islámico

Somalia, vecino de Kenia, es uno de los tantos Estados fallidos que existen en África. Inmerso en una guerra civil desde hace 20 años, las potencias huyeron en varias oportunidades al no poder controlar la situación de un territorio complejo. En el Norte, ciudades abandonadas y semiautónomas a merced de los señores de la guerra, mientras que en el centro sur el control es de Al Shabab. El gobierno sólo es fuerte en la capital Mogadiscio. Con problemas constantes por la falta de instituciones estables, Somalia constituye una amenaza para la paz y seguridad en la región.

Actualmente en Somalia, el país más peligroso y corrupto del mundo, el gobierno lucha con el apoyo de Naciones Unidas contra distintas milicias. La principal es Al Shabab, grupo islámico de corte wahabi que se unió formalmente a Al Qaeda en 2012. Este grupo, considerado terrorista por la CIA, es heredero de las Cortes Islámicas (ala más joven y radical) expulsadas de la capital por las fuerzas etíopes en 2007. La firme presencia de este grupo provocó el apoyo y la colaboración de Estados Unidos e Israel con el presidente Mohamed, el cual con suerte controla la capital Mogadiscio.   

En el último tiempo Al Shabab está perdiendo bastiones en Somalia como las ciudades de Merca y Kismaayo, controlando actualmente una franja de territorio desértico. La mayoría de las bases piratas están destruidas y se multiplican las luchas con otros señores de la guerra asentados en el país. Sin embargo el temor de que ocurriese algo en Kenya estaba latente. El año pasado el servicio de inteligencia israelí, con el cual Nairobi tiene excelentes relaciones, desbarató un ataque contra diplomáticos israelíes en Kenya.

El problema del terrorismo islámico en África no solo abarca esta región oriental que incluye Somalia, Kenia, Tanzania y Etiopía. A comienzos de año se produjo una crisis importante en Mali por la incursión de yihadistas provenientes de Libia. En esa zona que incluye además a Níger y Argelia, entre otros, opera el grupo Al Qaeda del Magreb Islámico.  Más hacia el centro de África, en Nigeria, maniobra Boko Haram una potente agrupación que busca instalar la ley sharia en todo el país.  El golpe en Kenia y  la pérdida de más de 60 vidas confirman que el terrorismo islámico en África se mantiene firme. 

sábado, 21 de septiembre de 2013

Pequeño, rico y marketinero

Catar no sólo se convirtió en un jugador clave en la geopolítica del mundo árabe sino que conquista el planeta a través del marketing deportivo. Con el monarca más joven de la península arábiga, este país con forma de papa se proyecta como un actor importante de los próximos años.
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Con tan solo 2 millones de habitantes la monarquía sunní de Catar tiene los ingresos per cápita más altos del mundo, según el Fondo Monetario Internacional. A pesar de su pequeño territorio (11.500 km2) es el mayor exportador de gas natural licuado. Hasta hace algunas décadas era uno de los países más pobres de la región, basado en la pesca y la recolección de perlas, pero gracias a la explotación de petróleo Catar comenzó su transformación y hoy es una potencia global de inversiones. Independiente del Reino Unido desde 1971 terminó con su aislamiento en los noventa y ahora intenta desprenderse de Arabia Saudita.

En 1995 cuando el jeque Hamad depuso a su padre, Catar comenzó con una modernización. Este mismo personaje fue quien meses atrás abdicó a favor de su hijo de 33 años, educado en el Reino Unido y miembro del Comité Olímpico Internacional, para realizar un cambio generacional, anticipándose a cualquier tipo de reclamos enmarcados en la Primavera Árabe. Aunque no estaban dadas las condiciones para posibles protestas contra el gobierno, población homogénea sin divisiones religiosas y con 250 mil habitantes autóctonos, el jeque astutamente se anticipó.

Catar fue el principal proveedor financiero de las revueltas árabes incluso con el envío de armas y con un pragmatismo fascinante. Fue clave en las operaciones de ataque a Libia, apoyó al gobierno de Mohammed Morsi y es promotor de los rebeldes en Siria. En este sentido Catar demostró distinto enfoque y percepciones que Arabia Saudita, monarquía que fue temerosa de los cambios que se suscitaron en el mundo árabe. En política exterior, Catar posee buenas relaciones con Estados Unidos (la mayor base militar norteamericana en la zona) y lazos cordiales con Irán, con quien comparte el mayor yacimiento de gas natural.

El crecimiento no es sólo diplomático

Los intentos de mediar en conflictos como el de Palestina, Sudán, Yemen o con los talibanes  afganos han colocado a Catar en un lugar importante a nivel diplomático. Sin embargo la movida marketinera no sólo se limita al mundo político estratégico sino que abarca medios de comunicación, fundaciones, eventos deportivos y una línea aérea de bandera nacional. De esta manera Catar se prepara para cuando las reservas de gas se acaben e intenta cambiar una imagen salpicada por las acusaciones de malos tratos a los trabajadores extranjeros y la falta de libertad de expresión.

Las relaciones entre Qatar Foundation y el club español Barcelona catapultaron a una entidad encargada de las reformas educativas y sociales del pequeño país. La fundación de la esposa del exmonarca, Sheij Moza, provee 30 millones de euros al año al equipo de fútbol. Los contactos con el deporte rey no quedan solo ahí, la compra de equipos de fútbol (PSG y Málaga) y el nombramiento como sede del Mundial FIFA 2022, más allá del polémico debate de la compra de votos, colocan a Catar en la mira de todo el planeta deportivo y le posibilitará seguir creciendo en infraestructura, principalmente autopistas y aeropuertos.

Al Jazeera, fundada en 1996 con financiación del gobierno, y la aerolínea Qatar Airways son otros dos grandes embajadores cataríes en el mundo. La cadena televisiva permite formar opinión a lo largo y ancho del mundo árabe e incluso ahora en Norteamérica con su desembarco en Estados Unidos. Con sus corresponsalías, el medio logró prestigio y convertirse en una referencia a nivel global. Mientras que la aerolínea, nombrada como la mejor del año en 2011 y 2012, opera en alrededor de 150 países.

La fusión de Occidente y Oriente que se aprecia en Catar le permite al país gozar de prestigio internacional. Las tradiciones culturales arcaicas se juntan con la tecnología de último modelo. La formación de alianzas y la diversificación de la economía son claves para una nación que busca el equilibrio geopolítico árabe mientras intenta despegarse de Arabia Saudita. Manteniendo una neutralidad en algunos casos y tomando posición en otras, la dinastía Al Thani continúa al frente del país  buscando convertirse en pieza clave a nivel mundial.

martes, 17 de septiembre de 2013

Conflictos interreligiosos en el Sur y Sudeste de Asia

Por su crecimiento económico, los “pequeños dragones asiáticos” e India desviaron la atención del mundo hacia esta región. El aumento de las clases medias, la emergencia de países densamente poblados y la lucha entre China y Estados Unidos por el liderazgo en la zona son los temas más estudiados. Sin embargo los focos de violencia interreligiosos que surgen en países como Myanmar o India nos abren los ojos sobre futuros conflictos en el Sur y Sudeste de Asia.
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Para analizar el surgimiento de los problemas interreligiosos en la región podemos agrupar a los países en cuatro grupos. Primero debemos destacar los países con mayoría abrumadora musulmana como Malasia (60%), Indonesia (86%) y Bangladesh (89%). Un segundo grupo son las naciones en donde predomina el budismo, tales como Camboya (96%), Tailandia (94%), Myanmar (89%), Sri Lanka (69%) y Laos (67%). A India la consideramos como un tercer polo en la región por su magnitud en términos de población. La misma tiene una predominancia hinduista pero con un 13% de musulmanes, lo que supone alrededor de 140 millones de fieles del Islam. Por último destacamos a Filipinas, único enclave cristiano en la zona por la histórica influencia colonial española.

En los últimos meses Myanmar fue noticia por el conflicto entre budistas y musulmanes. Los enfrentamientos se habían reanudado el año pasado en el norte del país, generando miles de refugiados y más de 200 muertos pero en setiembre la novedad es la firma de paz que se estableció entre ambas comunidades. La ex Birmania, con sus 60 millones de habitantes, fue gobernada desde 1962 a 2012 por una dictadura militar y actualmente posee un gobierno reformista. En dicho país viven los Rohingya, musulmanes de origen bangladeshí, que suponen la etnia sin estado más numerosa de Asia (800 mil). Este sector de la población acusa al gobierno actual, encabezado por Thein Sein, de realizar una campaña de limpieza étnica en su contra. Además cuentan con el apoyo de la comunidad internacional que instan al mandatario a normalizar la situación dentro de los cambios que se están emprendiendo.

Un grupo nacionalista religioso, encabezado por el monje budista Ashin Wiratho, apodado el “Bin Laden Birmano” y preso hasta el año pasado por incitar al odio religioso, realizó propaganda islamófoba provocando un espiral de violencia y dejando cientos de muertos. Estos nacionalistas buscan proteger su cultura, la seguridad nacional, asociando al Islam con el control extranjero de las finanzas y para evitar su intromisión, proponen limitar los matrimonios interreligiosos. En agosto de este año decenas de casas fueron destruidas en un barrio de mayoría musulmana tras la supuesta violación de una mujer budista por parte de un seguidor del Islam. Esta persecución obliga a los musulmanes a huir a países como Malasia o al vecino superpoblado Bangladesh, en donde si bien hay campos de refugiados los Rohingyas no han sido del todo bien recibidos ya que son considerados inmigrantes ilegales.

Con los desplazamientos se está exportando un conflicto local a la región. Muestra de ello es el asesinato en diciembre del año pasado de tres budistas birmanos en la capital de Malasia, Kuala Lumpur, un hecho que fue señalado como represalia por lo que sucede en Myanmar. Escaramuzas similares a la de Malasia ocurren en Indonesia, el país con más seguidores del Islam y donde opera Jemaah Islamiyah, rama de Al Qaeda. En abril de este año se produjo un choque entre refugiados birmanos en la región de Sumatra y un mes después, en la capital del país Yakarta, dos activistas musulmanes fueron acusados de querer atacar la Embajada de Myanmar.

Las últimas noticias provienen de India

Los hechos que ocurrieron en Myanmar tuvieron repercusión también en India. En agosto del 2012 miles de musulmanes marcharon en Mumbai para protestar por las matanzas registradas en la región de Assam y en la ex Birmania, manifestación que terminó con problemas con la Policía. En julio de este año en el noroeste de India nueve bombas explotaron en el templo budista Bodh Gaya, lugar sagrado para la religión.  Además, en los últimos días al menos 15 personas murieron en enfrentamientos entre musulmanes e hindúes en el norte, en el estado de Uttar Pradesh, tras el ataque de un grupo hindú a una mezquita. Por su cercanía con Pakistán, país musulmán donde operan grupos muyahidines, la estabilidad de India es fundamental para la región.

En el resto de los países de la zona las situaciones son diversas pero todas con un denominador común: un futuro de tensión por la convivencia de religiones. Tailandia es noticia desde hace ocho años por la revuelta separatista de corte islámico en las provincias del sur, provocando la huída de miles de familias budistas. Los musulmanes se sienten discriminados por el gobierno tailandés y exigen la creación de un Estado islámico en las provincias de Pattani, Yala y Narathiwat. Tras la firma en febrero de un acuerdo para iniciar conversaciones y poner fin a la violencia, las negociaciones de paz fueron suspendidas por discrepancias.

En Filipinas se desarrolló por más de 40 años un conflicto en el sur del país entre el gobierno y el Frente Moro de Liberación Nacional, con un saldo de 100.000 muertos y 2 millones de desplazados. A fines del 2012 se firmó un acuerdo de paz que prevé para 2016 la creación de una región autónoma en Mindanao pero los combates continúan. En Sri Lanka, país que dejó atrás 25 años de conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla de la minoría Tamil, surgió la organización budista radical, Bodu Baka Sena. Este grupo predica la intolerancia al Islam y realizó boicots a los comercios de los musulmanes, que representan el 10% de los 22 millones de habitantes. De esta forma se han producido ataques contra mezquitas y manifestaciones para prohibir el sistema de clasificación de alimentos halal. En Camboya, la minoría musulmana (los cham) posee excelentes relaciones con el gobierno. Sin embargo cierto sector se está viendo influenciado por las tradiciones islámicas extranjeras que llegan al país, lo cuál genera mayor atención por las posibles infiltraciones de ramas extremistas. 

En definitiva el panorama interreligioso en el Sur y Sudeste de Asia aparece desafiante para las próximas décadas. Las situaciones en los países son diversas y cambian constantemente pero la convivencia entre las religiones será clave para la estabilidad de la región. El Islam, que llegó a la zona en el siglo XIII reemplazando en cierta forma al hinduismo y al budismo, podría estar recibiendo influencias yihadistas, lo cual sería altamente peligroso. Hoy el foco está puesto en Medio Oriente pero no debe impresionarnos que el mismo problema aparezca en 20 años en otro lado del mundo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Surinam y su acercamiento a Sudamérica

La ex colonia holandesa asumió en los últimos días la presidencia pro tempore de la Unasur. Además meses atrás se incorporó al Mercosur como miembro asociado del organismo. Surinam comienza a mirar hacia el sur pero qué sabemos nosotros de este joven país sudamericano. Gobernado por el antiguo dictador Desiré Bouterse, la pequeña nación alcanzará mayor grado de protagonismo en el próximo año.
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En la VII Cumbre de la Unasur realizada a fines de agosto en Paramaribo, capital de Surinam, el país anfitrión recibió la presidencia pro tempore 2013-2014 de manos del mandatario peruano Ollanta Humala. En la reunión los representantes de las doce naciones dieron la bienvenida nuevamente a Paraguay, tras haber sido suspendida en junio de 2012 y rindieron un homenaje al difunto mandatario venezolano Hugo Chávez, por la importancia de este como impulsor de los mecanismos de integración.

La reunión apuntó a la participación de la sociedad civil en los distintos países y a consolidar a Sudamérica como una zona de paz y seguridad. Se emitieron declaraciones con respecto al proceso de paz de Colombia y al Medio Oriente. Los Estados miembro manifestaron una extrema preocupación por la situación en Siria; realizaron un llamado a la paz y condenaron las intervenciones incompatibles con la Carta de las Naciones Unidas. En definitiva apelaron a una resolución pacífica de las controversias.

Una de las últimas acciones en conjunto de la Unasur fue el respaldo que varios países le brindaron al presidente boliviano Evo Morales por la negativa de ciertas naciones europeas para que sobrevuele sus territorios. El mandatario Bouterse fue uno de los primeros en apoyar a su homólogo. Ese mismo mes Surinam se incorporó como país asociado a Mercosur tras firmar en Montevideo los protocolos de Adhesión. De esta manera el organismo incorporó a todos los países de Sudamérica ya sea en carácter de miembro o asociado.

Surinam no solo es parte de la Unasur sino que también ratificó el protocolo adicional para promover el orden democrático. El tratado refiere a la plena vigencia de las instituciones democráticas y el respeto por los Derechos Humanos para la construcción de un futuro común de paz y prosperidad entre los Estados. Además el convenio prevé medidas como cierre de fronteras, suspensiones así como sanciones políticas y diplomáticas en caso de ruptura o amenaza del orden democrático. Por ello es importante conocer cuál es la situación política de esta nación de menos de 600.000 habitantes y con una participación de 0.1% del PBI sudamericano.

La turbulenta vida política de la pequeña nación

Surinam alcanzó cierto grado de autonomía en los años cincuenta pero no logró su independencia de los Países Bajos hasta noviembre de 1975. Heredando el sistema parlamentario holandés la situación política comenzó con sobresaltos ya que cinco años después de creada la nación una crisis económica derivó en un golpe de Estado, liderado por Desiré Bouterse,  contra el primer ministro Henck Arron. Los siete años que duró la dictadura tuvo como hecho más destacado el asesinato de opositores en 1982, conocido como “La Masacre de diciembre”. De ese suceso fue acusado Bouterse, que hoy es el actual presidente del país.

El retorno a la democracia en 1991, tras un breve período de inestabilidad, fue de la mano del bloque liderado por Ronald Venetiaan, que gobernó hasta 1996 y tras un gobierno de la oposición retornó en el 2000 hasta 2010. Los últimos comicios parlamentarios se realizaron en julio de 2010 y otorgaron la mayoría a la coalición “Mega Combinación”, la cual obtuvo 23 de los 51 asientos de la Asamblea. Esta agrupación incluye al Partido Nacional Democrático encabezado por Bouterse, que con el apoyo de Alianza Popular, partido del ex guerrillero Brunswik alcanzó la presidencia.

La crisis económica y el programa de austeridad manejado por el gobierno de Venetiaan así como el desgaste que conlleva 10 años en el poder derivaron en la victoria de Bouterse.  Si bien Surinam tuvo un crecimiento importante de la economía desde 2003 a 2008, los coletazos de la crisis tumbaron al gobierno. Durante la campaña, llena de miedos y acusaciones por los hechos del pasado, la población se manifestó preocupada por la vivienda, el desempleo y la corrupción. El voto joven, que representa el 60% del electorado, se inclinó hacia el ex dictador. La OEA, fiscalizadora de los comicios, no reportó irregularidades.

La mayoría del país considera que Bouterse es el único capaz de poder llevar adelante un gobierno multiétnico en este país poblado por cristianos, hindúes y musulmanes. Sin embargo el actual mandatario es un personaje controversial. En abril del año pasado el Parlamento votó una amnistía para aplazar el juicio contra él por los sucesos de 1982, de los cuales el ex dictador aceptó responsabilidad pero negó participación directa. Además Bouterse fue sentenciado en su ausencia a más de diez años de prisión en Países Bajos por narcotráfico, condena que no cumple por su inmunidad como jefe de Estado. 


Surinam es según el Latinobarómetro uno de los países en que la población apoya más la democracia. A pesar de cierto temor de la sociedad sobre un retorno a la época del crimen organizado, los votantes dieron apoyo a Bouterse. Las primeras acciones del gobierno derivaron en que en su último informe anual, la organización Freedom House redujera el puntaje de la nación debido al aplazamiento del juicio a los autores de la masacre de 1982. Surinam, un país aislado históricamente, demanda mayor atención por su presencia en la Unasur y como miembro asociado del Mercosur. 

sábado, 7 de septiembre de 2013

La transformación del sistema internacional

La guerra civil en Siria y la posible intervención de Estados Unidos genera nuevamente la pregunta de si estamos frente a un mundo multipolar. ¿En las decisiones que se toman con respecto a los conflictos geopolíticos, podemos observar esa supuesta decadencia del poder norteamericano y el ascenso de potencias emergentes? Sin avances en la reforma de las Naciones Unidas, el pasaje de la bipolaridad del siglo XX a la multi polaridad del siglo XXI no es completo.
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Hace diez años atrás el gobierno de George Bush se embarcaba en la Guerra de Irak. Con el apoyo del primer ministro británico Tony Blair pero sin el aval de Naciones Unidas, Estados Unidos fue en búsqueda de las armas de destrucción masiva que nunca tuvo Saddam Hussein. Eran otros tiempos, sin crisis económicas y con un sistema unipolar consolidado, dominado por Washington y apoyado por Londres. La historia es conocida, hoy tenemos una Irak sumida en la violencia, sin rumbo cierto.

Diez años después, el régimen de Bashar Al Assad en Siria utilizó gas sarín (aún no está comprobado sino fue utilizado por los rebeldes de Al Qaeda), traspasando la línea roja que el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, había establecido. En estos días la comunidad internacional discute cuáles son las acciones que tomarán. Descartando iniciativas bélicas como la de Irak o Afganistán, el mandatario norteamericano busca apoyos para una acción limitada. Aquí radica la primera diferencia con respecto al sistema unipolar de las últimas décadas, Estados Unidos no se embarcará en una aventura de estas sin apoyo internacional.

En la reunión del G-20, foro de cooperación sobre temas relacionados con el sistema internacional financiero, el asunto de Siria fue inevitable. Allí, Obama obtuvo el apoyo de sus aliados que en materia de política exterior tienden a apegarse al rumbo norteamericano. Washington contó con el respaldo de los países de la Unión Europea: Francia, España, Italia, Alemania y el Reino Unido, organismo que no muestra avances en lo que refiere a una política exterior común independiente. La canciller de Alemania, Angela Merkel, fue la única que demoró su apoyo, pero finalmente se sumó a la declaración presentada en San Petesburgo. Además, Estados Unidos recibió el aval de históricos aliados como Japón, Corea del Sur y Australia. Turquía y Arabia Saudita, países deseosos de desbancar a los aliados de los chiítas iraníes en la región, fueron las otras naciones que se unieron a Estados Unidos. 

¿Y el resto dónde están?

Rusia es un aliado histórico del régimen sirio. Actualmente le provee armas y lidera la lucha diplomática en contra de un posible ataque de Estados Unidos. En estos días Putin se mostró contrario a un ataque y no brindará su apoyo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Por su asiento permanente y el poder de veto, Rusia tiene un poder de decisión importante en el sistema internacional actual. Es por ello que como segunda consideración decimos que la bipolaridad del siglo pasado EEUU-URSS, hoy se convierte en Washington y sus aliados europeos - Moscú.

China, potencia por excelencia en el siglo XXI, siempre mantiene una política de no interferencia en los asuntos internos de otras naciones. Por supuesto por un tema de conveniencia, para ellos es mejor que nadie opine sobre lo que hace la dictadura liderada por Xi Jinping. Pekín teje sus alianzas económicas con diversos mandatarios de todos lados del mundo pero evitando entrometerse en conflictos como el de Siria. La silenciosa conquista China es a través de inversiones y comercio. La tercer consideración que surge de este análisis es si Pekín (uno de los cinco permanentes en el Consejo de Seguridad de ONU) se aleja y evita entrometerse, estamos nuevamente ante una bipolaridad.

¿Cuál es la posición del resto de las naciones de este mundo multipolar? ¿Qué han dicho sobre la guerra civil de Siria la Unasur, BRICS, MIST, Unión Africana y Liga Árabe?

Brasil, potencia regional sudamericana, intenta liderar una región pero no la tiene fácil. Los países del pacífico miran hacia otro lado, pensando más en lo económico que en lo político. Igualmente la Unasur emitió una declaración apelado a la solución pacífica de controversias. Por su parte tanto el gobierno de Brasilia como el Argentina no apoyaron en el G-20 la postura norteamericana. India, otro miembro de los BRICS, e Indonesia, país con más musulmanes en el mundo, expresaron también su rechazo. Sin embargo ¿cuál es el peso de sus declaraciones?

En África hay demasiados problemas como para pensar en un sistema internacional más justo. Bastante injusta ha sido la historia con el continente negro. La multiplicidad de países dificulta la emergencia de un país líder como lo pudo ser en su momento Egipto, hoy destrozado, o en la actualidad Sudáfrica. Cabe destacar que el gobierno del país de Nelson Mandela pregona el diálogo en Siria. En el mundo musulmán, la lucha entre sunníes y chiíes se mantiente y toman posición con respecto a los distintos conflictos que surgen. Irán, Irak y grupos como Hezbola o Hamas enfrentados contra Turquía, Arabia Saudita y Catar.

Como conclusión, si bien podemos observar la emergencia de potencias regionales u organismos con mayor poder político, mientras que no exista una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU que refleje el sistema internacional actual y no la realidad del siglo pasado, lejos estamos de un mundo multipolar en lo práctico. A la hora de la toma de decisiones en este tipo de situaciones, poco importan los términos de Goldman Sachs y los estudios académicos. Hoy en día lo fundamental sigue siendo la importancia militar estratégica y geopolítica de los países. Las Naciones Unidas estancada en la historia pocas soluciones puede ofrecer.

   

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La interminable Guerra en Irak

Diez años después de la invasión estadounidense a Irak, la nación asiática continúa buscando su rumbo. La instauración de un nuevo sistema político y la redacción de una Constitución no le devolvieron la normalidad al país. El texto aprobado en 2005, tras un gobierno provisional, perpetuó la inestabilidad al presentar contenidos ambiguos. Durante años, la violencia sectaria mantuvo a Irak al borde de una guerra civil. Se considera que actualmente el país vive la peor crisis desde la caída de Sadam Hussein o incluso desde la constitución del Estado en 1921. Los chiítas del Partido Islámico Dawa gobiernan desde 2003, con la oposición de kurdos, molestos porque no se contemplan sus peticiones, y sunníes, algunos de los cuales apostaron por la violencia. Cabe destacar que la comunidad sunní fue beneficiada durante la era Hussein pero luego fueron desalojados del poder tras la invasión norteamericana.

Las elecciones de marzo de 2010 parecían traer un poco de calma al país, sin embargo el ajustado recuento entre el partido de Nuri Al Maliki y la alianza Al Iraqiya encabezada por Ayad Alaui, mantiene hasta hoy en día una división política. Al Maliki, venido a primer ministro tras tener el apoyo de los sectores chiíes (mayoría en el país), se impuso sobre Alaui, a quien acusaban de mantener afinidades con el partido Baaz, liderado en su momento por Sadam Hussein. Tal fue la complicación que el gobierno asumió nueve meses después, una demora de tiempo récord.

En materia política se observa un triángulo de poder: chiíes, que son dos tercios de la población y tienen como líder al primer ministro Al Maliki, suníes, quienes dominan diversas provincias y se agrupan en la alianza Al Iraqiya, y  kurdos, claves para lograr la estabilidad. Estas tres fuerzas deberán ajustar el acuerdo nacional para dar fin a la violencia en Irak.  

Los kurdos, tranquilos en una Irak federal y consolidados en el norte, retiraron en marzo de este año sus ministros y parlamentarios. La tensión es constante entre Bagdad y el ejecutivo autónomo del Kurdistán iraqui que tiene a Masud Barzani como líder. Su forma de expresar el rechazo al gobierno es distinta a utilizada por los sunníes. La opción de los kurdos fue boicotear las reuniones del gobierno de unidad nacional del líder chií Al Maliki.

La alianza Al Iraqiya, que apoya las manifestaciones realizadas por la población en las provincias sunníes, impulsó la dimisión de sus ministros de finanzas y agricultura. La decisión supuso una retirada del gobierno de este grupo liderado por Ayad Alaui.  La comunidad sunní está descontenta por su marginación y enfurecidos por las políticas de exclusión social. Las quejas radican en que la administración ha hecho oídos sordos a sus pedidos de liberación de presos, leyes antiterroristas y empleo, entre otros asuntos. Debido a esto los extremistas instauraron el terror en la nación y desde principios de año los atentados perpetuados por los insurgentes sunníes cercanos a Al Qaeda buscan desequilibrar al gobierno.

El crecimiento de la violencia en los últimos tiempos

El terrorismo en Irak aumentó desde la retirada de las tropas norteamericanas en diciembre de 2011. Esto se debe a que el proceso político, supervisado por occidente, se construyó sobre bases erróneas. La instauración de la separación de poderes y una nueva Constitución no derivó tan fácilmente en una democracia. Los líderes tampoco se han mostrado como los responsables adecuados para dirigir los asuntos de Irak en la situación actual. La población continúa manifestándose para expresar que sus vidas, incluso luego de la caída de Sadam Hussein, no han prosperado. La situación económica, el acceso a los servicios básicos y las relaciones sociales continúan en la misma senda.

El mes de abril de 2013 fue el más sangriento desde 2008. Según las Naciones Unidas, la escalada de violencia se cobró 700 personas. La oposición al primer ministro exigía su caída y un cambio de rumbo. La división constante del país podría derivar en la división de Irak. Seguramente las elecciones generales de 2014 serán fundamentales para el futuro. El conflicto civil local también dependerá de lo que suceda en el país vecino Siria, principalmente por la guerra civil entre Bachar Al Asad y la oposición. También influirá la posición del gobierno de Irán, el cual respaldó el acuerdo de 2010 para la integración y estabilización del país.

Tanto las milicias como los grupos armados aprovechan de las carencias y dificultades de los cuerpos de seguridad para atentar contra figuras políticas del país. Los actos de violencia salpican a diario la vida del ciudadano común de este país del suroeste de Asia. La parálisis política e institucional de Irak se cobra cada día más victimas en todos los puntos del país, incluida la capital Bagdad. Las ciudades con mayoría chií sufren una oleada de atentados en el último tiempo de los cuales muchos se adjudica la red Al Qaeda. El futuro de Irak sigue siendo incierto, como ocurre en muchos conflictos del siglo XXI se conoce el inicio de la guerra pero no su final.