martes, 16 de abril de 2013

Incertidumbre en Estados Unidos tras los atentados en Boston

Aún se desconoce el o los autores de las detonaciones que dejaron como saldo tres muertos
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Un ataque con bombas, coordinado y planificado, causó caos ayer en la maratón de Boston. El acto, que tenía como propósito sembrar la muerte, determinó el fallecimiento de tres personas, entre ellas un niño de ocho años. También causó un centenar de heridos de los cuales alrededor de 20 se encuentran en estado crítico. Horas después, el presidente norteamericano Barack Obama se dirigió al país prometiendo que llegarán hasta el fondo del asunto. Con palabras sencillas y solemnes, reconoció que aún no se conocen los responsables ni el porqué del atentado.
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La primera bomba estalló entre las filas del público que seguía la carrera. Instantes después hizo explosión un segundo artefacto en los alrededores del Hotel Farmont Copley Plaza, en donde estaba la base de la organización de la maratón. Hacía media hora que los atletas profesionales habían llegado a la meta, sin embargo seguían arribando muchos de los corredores que se anotaron en la carrera. Varios medios de comunicación informaron que una tercera bomba fue localizada por especialistas antes de que explote, siendo controlada. Un tercer artefacto detonó en la biblioteca John F. Kennedy, otro lugar emblemático de la ciudad, provocando un incendio que no causó muertos ni heridos. Según las primeras investigaciones, las bombas que estallaron estaban compuestas de pólvora y rellenas de rodamientos, clavos y metralla. Al estallar el improvisado aparato, las esquirlas salen disparadas golpeando a la altura de las extremidades, es por ello que muchas víctimas sufrieron amputaciones.

El lugar donde ocurrieron las dos explosiones principales disponía de cámaras, lo que puede ayudar a la búsqueda de pistas. El FBI y la Policía de Boston aseguraron que no había ningún aviso de bomba en los días anteriores a la celebración de la maratón. La carrera reunía alrededor de 23.000 corredores de todo el mundo, siendo una de las más antiguas. Prevenir una acción de estas características es muy difícil, al ser un objetivo magnífico para quienes pretender lograr relevancia. Los encargados de la seguridad aseguran que hasta el momento se trata de una investigación criminal que podría convertirse en una terrorista. La administración de Barack Obama ha tenido precaución a la hora de calificar al ataque. El presidente instó a la gente a no llegar a conclusiones precipitadas y eludió el término terrorismo. Las autoridades tomaron rápidamente medidas extraordinarias de seguridad en Boston y otras ciudades de Estados Unidos. En Nueva York, Washington y Los Ángeles se adoptaron disposiciones adicionales de protección a los edificios más representativos. En Boston se cerró el aeropuerto y se instó a la población a permanecer en sus casas.

¿Un golpe del exterior o un enemigo interno?

Desde el 11 de setiembre de 2001 que no se producía un ataque de esta naturaleza. En aquella jornada, las torres gemelas de Nueva York fueron reducidas a escombros y el Pentágono fue seriamente dañado. El atentado contra los edificios más característicos del poderío económico y militar norteamericano fue el peor ataque sufrido por Estados Unidos en sus 200 años de historia. En aquel hecho, horas después se conocían los posibles culpables, el grupo Al Qaeda de Osama Bin Laden. Casi doce años después, Estados Unidos vuelve a sentir el terror en territorio propio, aunque la mayor parte de los norteamericanos crean que la violencia es algo ajeno. La maratón de Boston, tanto como la de Nueva York o Chicago, son grandes concentraciones que representan un dolor de cabeza para los responsables de la seguridad. Estos eventos son imprescindibles por el ambiente de libertad que exige una sociedad democrática. Cabe destacar que el golpe se da justo en la fecha en que Boston celebraba el día de los patriotas, en honor a las primeras batallas de la Guerra de la Independencia.

La ausencia de una amenaza previa o de pistas sobre los posibles culpables hace este ataque particularmente preocupante para el gobierno de Estados Unidos. La carrera popular que supone una maratón es un símbolo de la conquista del espacio urbano por parte de los ciudadanos. Además es una aglomeración, lo cual permite golpear de forma masiva. Hasta el momento se ignora si la autoría se puede atribuir a un individuo, un grupo estadounidense o si se puede responsabilizar al terrorismo internacional. Los medios aseguran que los investigadores buscan a una persona en concreto, aunque son muchos los autores potenciales de un ataque de esta envergadura. La frustración principal en Estados Unidos, además de la tristeza por las víctimas, es por todo lo que se desconoce con respecto al hecho. Ningún grupo terrorista internacional se adjudicó el acto y el paso de las horas hace creer que no sería una agrupación extranjera, aunque nada es seguro a esta altura.  La incertidumbre invade a los Estados Unidos.  

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