viernes, 12 de abril de 2013

Violencia en Pakistán a un mes de las elecciones

Los talibanes enrarecen los próximos comicios legislativos cruciales para consolidar la democracia
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Este jueves en la localidad sureña de Hyderabad fue asesinado a tiros Fakhrul Islam, candidato a las elecciones generales del país previstas para el 11 de mayo. El grupo Tehrik-e-Talibán Pakistán (TTP), que había amenazado con atacar a los aspirantes seculares, se reivindicó la autoría del crimen. Los extremistas buscan sabotear los comicios incrementando la violencia política y sectaria. Los candidatos que encabezan las encuestas son Nawaf Sharif de la Liga Musulmana N y el actual presidente Asif Ali Zardari del Partido Popular de Pakistán.
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El asesinado postulante del partido Movimiento Unido Nacional se presentaba a uno de los 272 escaños que se elegirán por sufragio directo. Su grupo político es una formación no islámica, integrante de la coalición de gobierno, que representa a los inmigrantes hindúes de las provincias Punyab y Sindh. El líder y fundador del movimiento Altaf Hussain, exiliado en Gran Bretaña, reclamó protección a los candidatos. El actual presidente Asif Ali Zardari, viudo de la ex primera ministra Benazir Bhutto, busca continuar al frente del país. Su figura esta desgastada por su mala gestión económica y la incapacidad para mejorar los servicios públicos. La principal figura de oposición es Nawaz Sharif, a quien desplazaron del poder con un golpe de estado en 1999. El populista Inram Khan, antiguo jugador de cricket, busca capitalizar el descontento de la población con los partidos tradicionales. En las últimas semanas llegó al país el ex líder militar Pervez Musharaf que representa a la Liga Musulmana Q y es una cuarta figura importante en estas elecciones. Tras el autoexilio en Emiratos Árabes Unidos, su arribo perjudica a Sharif ya que divide el voto musulmán.

A Musharaf lo juzgan por su decisión en 2007 de dictar un estado de emergencia y suspender el orden constitucional. Además el ex presidente posee causas abiertas por presunta responsabilidad en el asesinato de Benazir Bhutto, presidenta del Partido Popular Pakistaní y objetivo de los talibanes. Musharaf fue el primer mandatario en autorizar los bombardeos norteamericanos a partir de 2004. La lucha de Pakistán contra los islamistas se acrecentó en los últimos meses, principalmente en el valle de Tirah, en el noroeste del país. Allí combaten militares con miembros de grupos insurgentes, el ya mencionado TTP y Lashkar e Islam. Se enfrentan, provocando la ida de miles de civiles, para controlar el conclave estratégico que sirve de acceso a Afganistán, en donde se están retirando las fuerzas de la OTAN; dando ventaja a los grupos yihadistas que operan en la región limítrofe. Los islamistas además han atacado a la comunidad chií y a las campañas de vacunación de polio, alegando que el programa que combate la enfermedad endémica, encubre espías de Estados Unidos.

Elecciones históricas en busca de la democracia parlamentaria

Musharaf abandonó el poder en 2008 cuando sus aliados perdieron las elecciones. Los talibanes, que lo amenazaron de muerte, no le perdonan su apoyo al gobierno de George Bush en su guerra contra el terrorismo luego de los atentados de setiembre de 2011. Grupos cercanos a Al Qaeda intentaron asesinarlo tres veces desde su asunción en 1999. En la década que ejerció el gobierno logró un éxito económico y causó el rechazo de los partidos hacia su persona. Desde su independencia en 1947, Pakistán se caracterizó por generales golpistas y políticos corruptos. El Partido Popular de Pakistán, con los liderazgos de Ali Bhutto y su hija Benazir, y la alianza musulmana que apoyó a los talibanes en los noventa, marcan el tablero político de la nación. Los conflictos con India y las tres guerras que libraron, principalmente por la región de Cachemira, son otras de las características políticas de Pakistán. Actualmente el ejército pakistaní prueba misiles de medio alcance con capacidad nuclear como muestra de poder para contrarrestar el gran crecimiento de su vecina India.

Pakistán posee un sistema político plagado de corrupción. Sin embargo, esta será la primera vez en la historia que un gobierno civil y elegido democráticamente, concluye su mandato de cinco años y convoca a comicios sin la interferencia militar. A pesar de en cierta forma ser un Estado fallido, la actual administración busca no perder el control y trabajar en la democracia parlamentaria. Los ataques de los grupos talibanes enrarecen los comicios intentando derribar el Estado e imponer su interpretación del Islam. Se benefician de las regiones en las que el gobierno no es fuerte y del sentimiento antiamericano que creció en la población debido a la Guerra contra Afganistán, los bombardeos efectuados por los drones norteamericanos y la violación de soberanía que supuso la operación que acabó con Osama Bin Laden. El actual mandatario Ali Zardari es aliado de Estados Unidos y se ha comprometido con la lucha contra el terrorismo. Es uno de los candidatos con posibilidades, al igual que Sharif, que muestra cierto rechazo a la presencia norteamericana en la zona. Resta un mes para unas elecciones que pueden marcar un quiebre en la historia de Pakistán, un país azotado por la violencia y con una economía empantanada.

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