martes, 9 de abril de 2013

La ONU analiza el golpe de Estado en la República Centroafricana

A fines de marzo el gobierno de Francois Bozizé fue reemplazado por los rebeldes del grupo Seleka.
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El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas comenzó una ronda de consultas privadas sobre la situación de la República Centroafricana. El órgano de 15 miembros pidió la restauración del orden constitucional, deploró las acciones de la coalición Seleka y condenó los saqueos que se produjeron en la capital, Bangui. En un comunicado de prensa, la ONU criticó la escalada de violencia contra la población civil que se produjo tras la toma del poder semanas atrás. El llamado también exige el despliegue de la ayuda humanitaria debido al aumento de los refugiados.
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Los rebeldes de Seleka, grupo integrado por cuatro facciones armadas distintas, tomaron el control del país el 24 de marzo. Derrocaron al presidente Francois Bozizé, del partido Kwa Na Kwa, quien escapó a Camerún tras estar escondido en la Embajada de Sudáfrica. Los insurgentes encontraron cierta resistencia del ejército, lo que produjo enfrentamientos en los que en un principio no participaron las tropas sudafricanas establecidas en el país por el acuerdo de defensa entre ambas naciones. Con el correr de los días murieron 13 soldados sudafricanos lo que causó un gran dolor de cabeza a su presidente Jacob Zuma, que terminó anunciando la salida de sus tropas. El líder de Seleka, Michel Djotodia, suspendió la vigencia de la Constitución, disolvió el Parlamento y comenzó a gobernar al país con decretos, prometiendo convocar a elecciones libres y democráticas en 2016. Se autoproclamó presidente manteniendo a Nicolas Tiangaye, un opositor del antiguo gobierno, como Primer Ministro.

Inmediatamente del golpe la Unión Europea calificó de inaceptable la situación que vive la República Centroafricana. En tanto, la Unión Africana suspendió a la nación en el organismo. Los líderes de los países de la Comunidad Económica de Estados de África Central se negaron a reconocer al jefe de los rebeldes como mandatario. Djotodia, que había intentado en dos ocasiones acceder a las urnas sin éxito, lidera una coalición que tiene como principal componente a la Unión de Fuerzas Democráticas por la Unión. Esta alianza recibió apoyo de otras facciones rebeldes e incluso se estima la participación de grupos armados provenientes de la vecina Chad. Los países contiguos han tenido varias diferencias con Bozizé, por lo que las condenas al golpe de Estado han sido tibias. Sin embargo con el auspicio de varios estados africanos, los rebeldes y el gobierno habían alcanzado la firma de acuerdos de paz en enero de este año. La alianza estipulaba la creación de un gobierno de unidad nacional en la que se exigía la liberación de presos, la salida de tropas extranjeras y la integración de combatientes rebeldes en el ejército.

Un futuro incierto para la nación africana

Tras los acuerdos firmados en Libreville, Gabón, el gobierno de Bozizé tenía un plazo para respetarlos que venció a finales de marzo. Este pacto se rubricó luego de que en diciembre del año pasado, la organización Seleka lanzara una ofensiva desde el norte, que puso contra las cuerdas al gobierno al llegar a 75 kilómetros de la capital. Este grupo armado liderado por Djotodia ya había atacado en 2006 pero sin suerte. Los choques entre ambos bandos se dan después de la llegada al poder de Bozizé en 2003, tras un golpe de Estado a Ange-Felix Patasse, quien gobernó durante diez años. Al mandatario se lo acusaba de falta de compromiso y de haber ganado con fraude las elecciones de 2005 y 2011. La República Centroafricana sufre desde su independencia en 1960 situaciones repetidas: motines sangrientos, gobiernos dictatoriales y la intromisión militar extranjera. Esta antigua colonia francesa tuvo gobiernos como el del excéntrico Jean Bedel Bocassa, que se declaró Emperador. Apoyado y patrocinado por Francia durante años en la década del setenta, llevó adelante a un país calificado de Estado fantasma.

La República Centroafricana es un lugar remoto y olvidado con extensas fronteras sin control. Ha sido durante décadas una nación aislada y golpeada por la pobreza, a pesar de los importantes yacimientos de oro. La salida del poder de Bozize complica los esfuerzos de África de construir sólidas bases para un gobierno constitucional en este país de 4.5 millones de habitantes. El mandatario pidió ayuda a Francia y Estados Unidos para frenar a los rebeldes, sin embargo desde París no se consideró la situación tan importante como en Mali. La comunidad internacional se limitó a reclamarle a Djotodia el respeto por los acuerdos sobre el reparto del poder. La situación en la República Centroafricana enreda a Sudáfrica, país que ha tenido una histórica participación en las operaciones de pacificación en la región. La búsqueda del gobierno de Pretoria de liderar al continente no es ni le será fácil. Desde el mes pasado cambió el tablero político en el centro de África. La heterogénea mezcla de partidos y milicias denominada Seleka se encontraba unida por el rechazo a Bozizé pero su futuro es incierto. Su principal dirigente, Michel Djotodia, deberá gobernar al país y trazar la hoja de ruta hacia la democracia.

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