miércoles, 24 de abril de 2013

Asoma crisis política en México

El acuerdo entre los principales partidos políticos entra en un receso
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El presidente Enrique Peña Nieto enfrenta su primera crisis política tras la suspensión de los actos públicos del Pacto por México, un acuerdo con la oposición para transformar el país. Las acusaciones hacia el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) por el uso indebido de los programas sociales, causó la suspensión del envío al Congreso de una nueva reforma consensuada en materia financiera. Ahora se abre un nuevo espacio de diálogo para superar los desencuentros y evitar que el consenso se quiebre.
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El Partido Acción Nacional (PAN) anunció que no asistiría a la presentación de la reforma financiera, debido a la reacción que tuvo el gobierno ante las denuncias por uso electoral de los planes sociales. Gustavo Madero, líder de los conservadores, consideró insuficiente las respuestas del presidente Peña Nieto. El mandatario intentó minimizar la mala utilización de recursos a favor del candidato del PRI en el Estado de Veracruz, Javier Duarte, para las elecciones legislativas y municipales a celebrarse el 7 de julio. La oposición difundió grabaciones en donde los gobernantes buscaban que los beneficiarios de “Cruzada contra el Hambre” votaran al PRI. No se hicieron esperar las denuncias penales contra la Rosario Robles, líder de la Secretaría de Desarrollo Social y quien destituyó siete funcionarios en los últimos días. Peña Nieto apoyó públicamente a su ministra y exigió un mejor mecanismo para blindar los programas sociales de autoridades y políticos. Tras estos sucesos se impuso un tiempo de reflexión para reconstruir la situación, que fue valorado positivamente por el PAN  y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

El Pacto por México es un acuerdo de los tres principales partidos: PRI, PAN y PRD. La alianza fue suscripta días después que Peña Nieto asumiera la presidencia en diciembre de 2012. El mismo implica compromisos para impulsar reformas de fondo; hasta el momento ya se aprobó la educativa y se está a punto de acordar un nuevo plan de telecomunicaciones. El partido gobernante, que no posee mayoría absoluta en el Congreso, se abrió a la oposición y el presidente demostró capacidad para consensuar medidas necesarias para el país. Las reformas más complicadas, Energética y Fiscal, se discutirán en los próximos meses. El pacto siempre enfrentó el rechazo de un sector del PAN, encabezado por el ex presidente Felipe Calderón, y del movimiento político Morena, creado por el ex candidato del PRD Andrés Manuel López Obrador. Pacto por México no está exento de eventuales tensiones y diferencias coyunturales, sin embargo la reforma financiera se encaminaba a ser aprobada. La misma busca facilitar el otorgamiento de más créditos a los pequeños empresarios, intentando que la Banca preste más y más barato.

Un pacto que deberá superar las elecciones de julio

Peña Nieto devolvió el poder al PRI, partido hegemónico desde 1929 al 2000. El presidente busca marcar su sexenio con este centenar de medidas agrupadas en el Pacto por México, un proyecto de nación para el siglo XXI. El mandatario busca revertir la situación del sistema política ineficaz a través de la reforma ejecutiva, el visto bueno a la inversión privada en Petróleos Mexicanos (PEMEX), la apertura a la competencia en las telecomunicaciones y un sistema de seguridad social universal, entre otros puntos. Los acuerdos de los últimos tres sexenios - Ernesto Zedillo (94-00), Vicente Fox (00-06) y Felipe Calderón (06-12) - se han frustrado por los intereses de los partidos. En este caso la oposición asumió un riesgo en busca de fortalecer el Estado y democratizar tanto la política como la economía. Tras acceder a la presidencia con un 38% de preferencias, superando en siete puntos a su más inmediato perseguidor, Peña Nieto buscó consensos con los partidos mayoritarios. Recibió un país amenazado por la violencia pero en despegue económico sin embargo no tiene márgenes para equivocarse.

Un gran pacto en México debe evitar los vicios del pasado y la delincuencia electoral tan característica del país. La denuncia por el mal uso de fondos de programas sociales, en una nación que tiene 45% de pobreza, podría echar por la borda una gran iniciativa de acuerdos nacionales para el crecimiento, el empleo, la competitividad y la inclusión social. La demostración histórica de los políticos deberá dejar afuera intereses particulares, para llevar adelante un acuerdo constructivo que pueda mejorar la agenda e impulsar un camino hacia el desarrollo. Este viejo anhelo de los mexicanos surge no como una necesidad de emergencia sino por la voluntad política y el convencimiento. Un pacto de esta envergadura debe luchar contra las resistencias de los sectores más retrógrados y la debilidad institucional imperante. Pacto por México incluye los temas más variados, desde la fuerza pública, los Derechos Humanos, la telefonía, PEMEX, reforma fiscal, transparencia y elecciones. Este último punto es el que más problemas puede traer. Los próximos comicios de julio en 14 Estados pueden traer más división entre los partidos, en caso de victorias apabullantes o denuncias de corrupción. En ese caso se quebraría el pacto y nuevamente se frustrarían las esperanzas de los mexicanos. Si se supera el escollo, México podrá soñar con un quiebre político fundamental en su historia. 

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