Chiítas, sunníes y kurdos
buscan su lugar en Irak
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60 personas murieron tras una ola de ataques con coches bomba
contra la comunidad chií. Una de las mayores explosiones se produjo cuando dos
automóviles estallaron en la localidad de Basora,
ciudad situada al sureste del país. Irak
lleva varios días seguidos con incidentes entre las dos principales
colectividades: chiítas y sunitas. En dicha nación operan varios grupos
terroristas, entre ellos el Estado Islámico, milicia ligada a Al Qaeda. Sin embargo hasta el momento ninguno
ha reivindicado los atentados.
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El principal incidente de las últimas semanas, que encendió
nuevamente la mecha, fue la matanza de manifestantes sunníes por parte de las
fuerzas de seguridad en la ciudad de Hawida.
El gobierno del primer ministro, Nuri Al
Maliki, debe reconocer que lo acontecido fue un error y pedir disculpas.
A su vez tendrá que hacer concesiones para calmar los ánimos y volver a
controlar la situación. Otro de los hechos destacados de los últimos días son
los coches bomba instalados en mercados y estaciones de bus en las ciudades de Basora y Bagdad, que tuvieron objetivos
chiítas. Por otra parte, el viernes en la localidad de Baquba,
al norte del país, se produjeron atentados en las afueras de una mezquita
sunita, el primer estallido se produjo cuando los fieles salían tras las
oraciones y el segundo mientras la gente se aglomeraba. Otro hecho destacado fue
la muerte de 22 policías en enfrentamientos registrados la noche del domingo en
la provincia de El Anbar de mayoría
suní; doce de ellos habían sido secuestrados horas atrás.
Irak se encuentra envuelto en profundas tensiones regionales y no
es la primera vez que vive algo así. Si bien superó éste tipo de situaciones,
el país nunca se pudo estabilizar. Los problemas radican en las líneas
sectarias y étnicas de las principales comunidades: chiítas, sunníes y kurdos.
El gobierno de Al Maliki, que suponía ser de unidad nacional, es acusado de
ahondar los temas sin consultar a los otros grupos políticos y por ende
no compartir el poder. Las quejas de los sunníes radican en que la
administración ha hecho oídos sordos a sus pedidos de liberación de presos,
leyes antiterroristas y empleo, entre otros asuntos. La fuerte división es riesgosa porque surge la posibilidad de una revuelta organizada por la unión corrientes tribales. El conflicto civil local dependerá de lo que suceda en el país vecino Siria, principalmente por la
revuelta sunnita contra el gobierno de Bachar
Al Asad. También influirá la posición del gobierno de Irán, el cual respaldó el acuerdo de 2010 para la integración y
estabilización del país.
Siria e Irán y su influencia en el conflicto interno
Irak vive la peor crisis desde la caída de Sadam Hussein o incluso desde la constitución del Estado en 1921, como aseguran algunos analistas. Los chiítas del Partido Islámico Dawa gobiernan desde
2003, con la oposición de kurdos, molestos porque no se contemplan
sus peticiones y sunníes, algunos de los cuales apostaron por la violencia. El texto
constitucional votado en 2005 no
solucionó los problemas sectarios e Irak quedó al borde de una guerra civil en
los años siguientes. Las elecciones legislativas de marzo de 2010 arrojaron unos resultados reñidos
entre la formación de Al Maliki y la alianza opositora Al Iraqiya de Asad Alawi.
Tal fue la complicación que el gobierno asumió nueve meses después, una demora
de tiempo récord. Tras la retirada de las tropas norteamericanas en diciembre
de 2011, los conflictos aumentaron
ante la falta de seguridad.
El mes de abril fue
el más sangriento desde 2008. Según
las Naciones Unidas, la escalada de
violencia se cobró 700 personas. En la última semana, los enfrentamientos y
atentados entre las comunidades sunníes y chiítas causaron más de 200 víctimas.
La oposición al primer ministro Al Maliki
exige su caída y un cambio de rumbo. Los kurdos, tranquilos en una Irak
federal y consolidados en el norte, retiraron en marzo sus ministros y
parlamentarios. Sin embargo su forma de expresar el rechazo al gobierno es distinta
a los sunníes. Los extremistas de esta comunidad están descontentos por su marginación
y enfurecidos por las políticas de exclusión social, instauraron el terror en la nación. El país se encuentra al borde de la
guerra civil, lo que podría derivar en la división de Irak. Seguramente las elecciones generales de 2014
serán fundamentales, pero también interesa lo que ocurre con Bashar Al Asad en
Siria, aliado de Bagdad y el apoyo que brinde el gobierno de Irán. Restan varios meses para que se
diluciden estas situaciones, de mientras la violencia
seguirá en Irak.
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