La retirada de las tropas
occidentales es uno de los tantos desafíos para Karzai
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El presidente de Afganistán, Hamid Karzai,
aseguró que Estados Unidos busca
mantener nueve bases militares en su nación a partir de 2014. El mandatario se
mostró favorable pero reconoció la necesidad de serias y delicadas
negociaciones previas. El gobierno afgano necesita restaurar la paz y la
economía, al encontrarse inmerso en un conflicto constante con los talibanes, a
la que se le suma la tensión creciente con Pakistán
por un litigo fronterizo.
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El gobierno de Estados Unidos intentará
mantener cierto contingente en suelo afgano tras el fin de la misión de la OTAN en 2014, con la condición que los
soldados obtengan inmunidad jurídica, un tema controversial para Afganistán.
Karzai, quien aseguró que su oficina presidencial ha recibido pagos millonarios
por parte de la CIA, reconoció que
se le concederá a Washington nueve bases en su territorio (Kabul, Bagram,
Mazar-i-sharif, Jalalabad, Gardez, Kandahar, Helmand y Herat). El objetivo
principal sería terminar de adiestrar a las Fuerzas Armadas y lanzar ataques
contra los terroristas. Los talibanes se oponen al mantenimiento de fuerzas
extranjeras y exigen, como condición para alcanzar la paz, la retirada total.
Actualmente para la lucha antiterrorista hay 100.000 soldados, integrantes de
la Fuerza Internacional de Asistencia
para la Seguridad, creada por la Alianza Atlántica. Estos contingentes de
diversos países conservan la idea de permanecer en el campo de batalla, pero
para eso Karzai exige acuerdos bilaterales en que se establezcan las
modalidades y condiciones.
Las tropas de la OTAN junto a las
Fuerzas Armadas afganas combaten hace 10 años la insurrección talibán. Resisten
a los atentados como los perpetrados en los últimos días en el sur del país, en
donde fallecieron cinco soldados por la explosión de una bomba. Sin embargo, el
conflicto que adquirió protagonismo en estos meses es la disputa fronteriza con
Pakistán, del que las fuerzas occidentales han tratado de mantener
distancia. El litigio, que proviene del
establecimiento de una línea demarcatoria en 1893 para separar Afganistán del Imperio de las Indias Británicas, desembocó en escaramuzas entre
ambos ejércitos. La construcción de un puesto de control pakistaní en una zona
que Kabul considera suya, derivó en
un enfrentamiento. Los gobiernos se acusan de lanzarse proyectiles en esta zona
montañosa que sirve como refugio para insurgentes. En una de las últimas
manifestaciones populares contra Pakistán en la provincia de Kandahar, los talibanes se infiltraron
generando un choque con la Policía que causó 12 muertos. Las autoridades
afganas cuestionan a Pakistán por ofrecerle refugio al facciones talibanes.
Tres actores con distintos objetivos
Tras la retirada de las tropas soviéticas
y la caída del régimen pro comunista en 1992,
comenzó en Afganistán una guerra civil. La misma finalizó con la instauración
del gobierno talibán en 1996, que
contó con el apoyo logístico y el reconocimiento de Pakistán, pero no el de las
Naciones Unidas. El régimen islámico
basado en la Sharia permitió el asilo de grupos terroristas como Al Qaeda. Luego de los atentados del 11
de setiembre de 2001 en Nueva York,
Estados Unidos presionó al gobierno talibán para entregar a Osama Bin Laden. Ante la negativa, en
octubre comenzaron los bombardeos y un mes más tarde se ocupó la capital, Kabul.
Los enfrentamientos tuvieron como principal campo de batalla la frontera con
Pakistán, en donde se fueron estableciendo las milicias islámicas. En 2002 Hamid Karzai, personaje con lazos
históricos con la CIA, fue nombrado presidente para la transición y validó su
mandato en las elecciones dos años después, liderando un gobierno de coalición.
Tras el vencimiento de su primera administración, obtuvo la reelección en 2009.
La insurrección de
los talibanes cobró fuerza en los últimos años, por lo que no se descarta que
occidente promueva una negociación por la paz; principalmente teniendo en
cuenta que la OTAN apunta a retirarse del país el año que viene. Estados Unidos
busca que Pakistán lidie entre talibanes y afganos, pero el aumento de tensión
por el litigio dificulta la cooperación de los gobiernos. La frontera entre
ambas naciones es un territorio complicado, un nido para los talibanes.
Afganistán, a través de su presidente Karzai, expresó que nunca aceptará la
línea demarcatoria actual e incluso instó a los talibanes a luchar contra
Pakistán y no atacar a sus propios compatriotas. En 2014 habrá elecciones para presidente
en Afganistán a las que Karzai no podrá presentarse, ya que la Constitución no
permite un tercer mandato. Son muchos los asuntos para resolver en sus últimos
doce meses: la retirada de las fuerzas occidentales, el litigio con Pakistán y
las negociaciones de paz con los talibanes.
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