Tanzania se enfrenta a un
problema creciente en el continente africano
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Un atentado contra una Iglesia Católica
en la ciudad de Arusha, al norte del
país, dejó como saldo tres victimas mortales. El episodio que causó 60 heridos
se produjo tras el lanzamiento de un explosivo hacia el recinto del nuevo templo,
que se preparaba para la misa inaugural y en donde se congregaba una gran
multitud. Hasta el momento ningún grupo ha reivindicado el hecho; la Policía
arrestó nueve personas por la supuesta conexión con el ataque, cuatro de ellas
extranjeras.
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El presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete,
visitó ayer a los familiares de las victimas tras regresar, antes de lo
previsto, de una visita diplomática a Kuwait. El mandatario, en un encuentro
con el representante del Vaticano Francisco
Montecillo Padilla, prometió perseguir a los culpables. El nuncio se
encontraba en la inauguración de la nueva iglesia en el norte del país pero
salió ileso del ataque. Aún las autoridades no identificaron si el artefacto
explosivo era improvisado o si era una bomba especializada. Testigos aseguraron
que un individuo que conducía una motocicleta fue quien lanzó el objeto. Los
sospechosos del atentado fueron detenidos cuando buscaban cruzar la frontera
con Kenia; de los nueve, cuatro son
extranjeros: tres ciudadanos de Emiratos
Árabes Unidos y uno de Arabia
Saudita. Los posibles culpables habían llegado hace una semana al país,
aterrizando en un aeropuerto cercano a la localidad de Arusha. Esta ciudad se
ubica cerca del emblemático monte de Kilimanjaro y es una zona habitada
mayoritariamente por cristianos.
El atentado incrementa las tensiones
sectarias en este país del este de África.
A comienzos de este año dos cristianos fueron asesinados en las islas de Zanzíbar, región semi autónoma con
predominancia musulmana. Este hecho provocó diversos ataques contra religiosos
islámicos y mezquitas. Esta nación de 45 millones de habitantes tiene tres
grandes religiones: musulmana, cristiana y animista. La ex colonia alemana y
británica se independizó en 1960 y
cuatro años después alcanzó su Estado actual, tras la unión de Tanganika y
Zanzíbar. Tanzania fue históricamente gobernada por Julius Nyere, quien a través de un partido único instauró una
política de nacionalizaciones. El enfoque socialista apuntaba a una sociedad
basada en la ayuda mutua. La caída de la economía a fines de los setenta derivó
en la renuncia de Nyere en 1985 y la
instauración de políticas cercanas al Fondo
Monetario Internacional. Los países donantes comenzaron a exigir reformas neoliberales
y un ajuste estructural del sistema, enfocándose en el libre comercio.
Enfrentar problemas endémicos y actuales del continente
Tanzania fue noticia en los últimos
meses, principalmente por la visita al país del nuevo presidente chino, Xi Jinping. China, mayor inversor del continente, firmó más de 15 acuerdos
diplomáticos y comerciales con la nación africana. Se destaca la alianza para
la construcción de infraestructura en Tanzania, en este caso una autopista y un
puerto moderno. China requiere minerales y un mercado para colocar sus
productos manufacturados, mientras que los africanos necesitan tecnología para
el proceso de crecimiento. La buena economía del país, favorecida por los
yacimientos de gas y petróleo, propició la aparición de un boom inmobiliario;
aunque en marzo surgió la preocupación de la calidad de las construcciones tras
el derrumbe de un edificio en la ciudad más grande del país, Dar es Salam. Semanas atrás, Tanzania también
fue noticia en los medios ya que la Policía ocupó un poblado del sureste tras
una revuelta campesina. La nación y su gobierno luchan constantemente para
superar la inseguridad alimenticia en todas las regiones.
En Tanzania se
celebran elecciones pluripartidistas bajo una democracia al estilo occidental,
luego de ratificada la Constitución en 1992.
El presidente Kikwete asumió en 2005 tras ganar los comicios con un 80% de
aprobación y se convirtió en el tercer mandatario del Partido de la Revolución. Renovó su cargo en el 2010 con el 62% de
las preferencias. El jefe de Estado alertó en estos días el peligro que supone
para la nación los conflictos interreligiosos que se están produciendo. La
división religiosa en África, como ocurre actualmente en Nigeria, puede complicar el futuro de Tanzania. Si bien
geográficamente es lejano, el crecimiento del extremismo radical en la zona del
Magreb es otro punto para prestar
atención. Tanzania es uno de los países que aprovecha sus recursos naturales
creando fondos especiales autónomos para administrar la riqueza energética y
utilizarla para el desarrollo económico y social. Con un crecimiento del 7%, se
convirtió en la segunda economía del este de África. Además, la explotación del
turismo en diversas zonas del país, le permiten mayores ingresos. Tanzania intenta
despegarse del hambre, un problema endémico de África, pero también deberá
luchar contra los inconvenientes actuales como la tensión religiosa y el
aumento del extremismo.
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