La coalición oficialista que
ganó las elecciones en Malasia lleva 56 años en el poder
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El Frente
Nacional venció en los comicios generales celebradas el domingo 5 de mayo.
El actual primer ministro, Najib Razak,
retendrá su cargo al su partido alcanzar 133 de las 222 bancas del Parlamento.
Este resultado es el peor de la historia de esta alianza conformada por 13
agrupaciones. La oposición, liderada por el carismático reformista Anwar Ibrahim, ofreció una dura
resistencia y acusó al gobierno de fraude electoral.
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Las elecciones tuvieron una
participación record de 80% de los votantes registrados. El disgusto en los
jóvenes motivó una alta concurrencia a una jornada que transcurrió sin mayores
incidentes; el único hecho destacable es el enfrentamiento entre simpatizantes
que tuvo como saldo tres personas heridas. Najib Razak, actual primer ministro,
renovó por cinco años su cargo ante el rey Abdul
Halim Muadzan en el Palacio Instana Negara. Razak, hijo de un antiguo
mandatario, era el candidato de una coalición que tiene como principal
agrupación a la Organización Nacional
para la Unidad Malaya. Este hombre de 59 años, que ya no posee tanto poder dentro
de su partido, tendrá un desafío a su liderazgo cuando en octubre se elijan las
nuevas autoridades partidarias. El primer ministro apostó durante la campaña a
la actual economía sólida, las reformas en torno a las políticas raciales y la
inyección de dinero en beneficios sociales. El mandatario, que instó a la
reconciliación nacional, buscará seguir adelante con las transformaciones
económicas y las estrategias que favorecen a la mayoría étnica malaya.
El apoyo de la clase media al Frente
Nacional mermó principalmente en las zonas urbanas. Ese caudal político fue
aprovechado por la Alianza Popular
(Pakatan Rakyat), que agrupa tres partidos políticos: Acción Democrática, Panislámico de Malasia y Justicialista Popular.
Este grupo opositor obtuvo 89 escaños, siete bancas más que en las elecciones
de 2008. Su líder Ibrahim acusó a las autoridades de distorsionar el resultado
de la elección e hizo un llamado para protestar contra los comicios fraudulentos.
Según la oposición hay evidencias de estafa en más de 30 distritos,
correspondientes a denuncias de votantes fantasmas, retrasos en la apertura de
colegios electorales, fallas en la tinta supuestamente indeleble y disturbios
en los centros de votación. Ante esta situación, Ibrahim protestó ante la Comisión Electoral y convocó a una
manifestación dentro de dos días en un estadio de la capital, Kuala Lumpur.
Cabe destacar que los comicios fueron supervisados por 1.200 observadores
regionales y que ciertas Organizaciones
No Gubernamentales se negaron a reconocer el resultado hasta que no se
investiguen los casos denunciados.
Cierto sector de la comunidad china retira el apoyo al oficialismo
Las elecciones del domingo eran las
primeras en la historia del país en las cuales la coalición gobernante tenía
posibilidad real de perder el poder. Los analistas consideraban que la jornada
era una oportunidad única para que la oposición ofrezca una alternativa al
gobierno. El Frente Nacional (Barisan Nasional) lidera Malasia desde la
independencia en 1957, siendo de las
coaliciones en el poder más longevas en el mundo. Esta agrupación venció en todas
las elecciones y aportó los únicos seis mandatarios que tuvo esta nación
musulmana de 28 millones de habitantes. Los comicios legislativos se celebraron
tras la disolución del Parlamento hace un mes, en medio de una polarización
preocupante. Durante la campaña electoral, la coalición gobernante había
advertido de un posible caos, en caso de una victoria opositora. Si bien el
mercado bursátil reaccionó con una subida al alza, el gobierno deberá trabajar
en políticas moderadas para afrontar un panorama difícil ante el
distanciamiento entre la población urbana y rural.
Razak comenzará un
nuevo mandato en una posición débil, ya que obtuvo siete escaños menos que en
las últimas elecciones y quedó muy lejos de los 2/3 que buscaba el Frente
Nacional. Una de las principales razones del fracaso electoral es la deserción
de la comunidad china en la coalición oficialista. Una clara demostración es
que el principal partido étnico chino dentro del Frente obtuvo menos de la
mitad de escaños que en los últimos comicios. La comunidad china apoyó a la
oposición por el compromiso en contra de la corrupción y las políticas
raciales, que siempre favorecen a la etnia malaya. Es por ello que Razak deberá
buscar la reconciliación nacional, enfrentando las futuras manifestaciones,
censuradas por la ley, y convenciendo a
la población de un nuevo sistema que controle y reparta el poder. La
alternancia en el gobierno es clave para la democracia pero esto no ocurre en
un país que, a pesar de ello, logró un salto económico y en desarrollo muy
importante. Surge la pregunta de si los logros se hubiesen podido obtener en un
ambiente distinto al sistema democrático autoritario que rige en este Tigre
Asiático.
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