viernes, 10 de mayo de 2013

Un conflicto de larga data

Marruecos enfrenta manifestaciones a favor de la independencia de la República Saharaui
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La Policía marroquí detuvo ayer a seis individuos saharauis en la ciudad de El Aaiún, acusados de ejecutar actos de vandalismo en una marcha independentista realizada días atrás. Los detenidos en la capital administrativa del Sahara Occidental tienen cargos por cometer daños a bienes públicos e imponer terror a la población civil. Las protestas fueron lanzadas tras la ampliación del mandato de la misión de las Naciones Unidas, que no contempla la vigilancia de los Derechos Humanos en la región.
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La semana pasada, aprovechando la visita de periodistas extranjeros, los saharauis salieron a las calles con sus banderas y pancartas del Frente Popular de Liberación de Sagula el Hamra y Río de Oro, más conocido como Frente Polisario. La marcha causó ciertos disturbios dejando heridos a funcionarios del cuerpo policial. Si bien la manifestación había sido autorizada, en las horas siguientes las autoridades recorrieron varios domicilios para detener e intimidar a notorios independentistas. El gobierno de Marruecos y los saharauis se lanzaron acusaciones cruzadas, el gobierno intenta criminalizar a los manifestantes mientras que éstos sostienen que sus protestas se realizan de forma pacífica. Desde Rabat, capital del país, se cree que las manifestaciones son orquestadas desde el exterior, apuntando a Argelia, en donde se encuentran los campos de refugiados saharauis. En estos días el Frente Polisario está cumpliendo 40 años de lucha contra las autoridades marroquíes. Tras largas derrotas contra el gobierno español de Franco, los saharauis luchan desde 1975 contra Marruecos, quien anexionó el territorio ante la retirada de los europeos.  

Dos son los hechos que han aumentado la tensión entre el gobierno marroquí y los independentistas saharauis. En febrero, un juicio militar contra 25 manifestantes, con condenas de más de dos décadas en prisión, supuso un gran golpe contra el movimiento. A estos sucesos, denominados Gdaim Izik, se suma la decisión de las Naciones Unidas de aprobar una prórroga al mandato de la misión en el Sahara pero sin brindarle competencia en la vigilancia a los Derechos Humanos, un reclamo de los saharauis. El proyecto inicial, promovido por Estados Unidos, incluía este pedido de los independentistas pero las presiones de Marruecos y el apoyo tanto de España como de Francia, dieron de baja al plan. En la región no hay libertad de movimiento y se necesita un permiso especial para ingresar. El gobierno marroquí a veces considera conveniente la expulsión de extranjeros o simplemente impiden su entrada. Las violaciones de Derechos Humanos continúan en el Sahara Occidental, es por ello que el grupo de oposición Unión Socialistas de Fuerzas Populares reclamó al gobierno la libertad de expresión, movimiento y manifestación en la zona.

Manifestaciones que pueden encender la mecha

El gobierno del primer ministro Abdelilá Benkirán afronta, desde su asunción hace 16 meses, situaciones parecidas a las que se están sucediendo en Egipto o Túnez. Cierto sector de la población, principalmente los bereberes (población autóctona del norte de África), luchan por preservar su identidad pre islámica y abogan por una religión tolerante. La tensión entre islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo, ganador de los comicios legislativos, y los sectores laicos de la sociedad civil, recrudeció en el último tiempo. Los intentos de islamización así como la restricción a la libertad de asociación, pusieron el tema en el tapete el año pasado. A esta situación se suma el conflicto histórico con los saharauis, quienes hace cuatro décadas declararon la República Árabe Saharaui Democrática en un territorio dominado por Marruecos. El gobierno marroquí intenta conceder amplia autonomía pero el Frente Polisario quiere un referéndum para definir el futuro de esta zona que fue colonia española. El enfrentamiento tuvo un punto de inflexión en 1991, cuando se declaró el alto al fuego y se transformó en un conflicto diplomático debido a  la creación de una misión especial de las Naciones Unidas.

Las últimas manifestaciones de los saharauis son un test para Marruecos con respecto a los Derechos Humanos y la apertura política. Al entramado interno entre islamistas y laicos, que cuenta con la mediación del Rey Mohamed VI, se le suma un problema que incluye otros actores: España, Francia, Argelia, Estados Unidos y la comunidad internacional. La frustración del juicio a independentistas y la resolución de las Naciones Unidas encendieron la mecha nuevamente en el Sahara Occidental. Las autoridades marroquíes consideraron que desnaturalizar el mandato actual de la misión internacional sería peligroso para la zona, incluso teniendo en cuenta que la propuesta venía desde Estados Unidos. Washington, que retrocedió con sus planteos, se comunicó con Mohamed VI en estos días y acordaron intensificar el diálogo con respecto a temas de seguridad. Las nuevas manifestaciones convocadas por grupos que militan a favor del gobierno chocarán con las celebraciones del aniversario del Frente Polisario. Si bien actualmente el conflicto es diplomático, no se descartan provocaciones entre las partes y un aumento de tensón en el Sahara Occidental.    

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