Marruecos enfrenta
manifestaciones a favor de la independencia de la República Saharaui
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La Policía marroquí detuvo ayer a seis
individuos saharauis en la ciudad de El
Aaiún, acusados de ejecutar actos de vandalismo en una marcha
independentista realizada días atrás. Los detenidos en la capital
administrativa del Sahara Occidental
tienen cargos por cometer daños a bienes públicos e imponer terror a la
población civil. Las protestas fueron lanzadas tras la ampliación del mandato
de la misión de las Naciones Unidas,
que no contempla la vigilancia de los Derechos Humanos en la región.
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La semana pasada, aprovechando la
visita de periodistas extranjeros, los saharauis salieron a las calles con sus
banderas y pancartas del Frente Popular
de Liberación de Sagula el Hamra y Río de Oro, más conocido como Frente Polisario. La marcha causó
ciertos disturbios dejando heridos a funcionarios del cuerpo policial. Si bien
la manifestación había sido autorizada, en las horas siguientes las autoridades
recorrieron varios domicilios para detener e intimidar a notorios
independentistas. El gobierno de Marruecos
y los saharauis se lanzaron acusaciones cruzadas, el gobierno intenta criminalizar
a los manifestantes mientras que éstos sostienen que sus protestas se realizan
de forma pacífica. Desde Rabat,
capital del país, se cree que las manifestaciones son orquestadas desde el
exterior, apuntando a Argelia, en
donde se encuentran los campos de refugiados saharauis. En estos días el Frente
Polisario está cumpliendo 40 años de lucha contra las autoridades marroquíes. Tras
largas derrotas contra el gobierno español de Franco, los saharauis luchan
desde 1975 contra Marruecos, quien anexionó el territorio ante la retirada de
los europeos.
Dos son los hechos que han aumentado la
tensión entre el gobierno marroquí y los independentistas saharauis. En febrero,
un juicio militar contra 25 manifestantes, con condenas de más de dos décadas
en prisión, supuso un gran golpe contra el movimiento. A estos sucesos,
denominados Gdaim Izik, se suma la
decisión de las Naciones Unidas de aprobar una prórroga al mandato de la misión
en el Sahara pero sin brindarle competencia en la vigilancia a los Derechos Humanos, un reclamo de los
saharauis. El proyecto inicial, promovido por Estados Unidos, incluía este pedido de los independentistas pero
las presiones de Marruecos y el apoyo tanto de España como de Francia, dieron
de baja al plan. En la región no hay libertad de movimiento y se necesita un
permiso especial para ingresar. El gobierno marroquí a veces considera
conveniente la expulsión de extranjeros o simplemente impiden su entrada. Las
violaciones de Derechos Humanos continúan en el Sahara Occidental, es por ello que el grupo de oposición Unión Socialistas de Fuerzas Populares reclamó
al gobierno la libertad de expresión, movimiento y manifestación en la zona.
Manifestaciones que pueden encender la mecha
El gobierno del primer ministro Abdelilá Benkirán afronta, desde su
asunción hace 16 meses, situaciones parecidas a las que se están sucediendo en Egipto o Túnez. Cierto sector de la población, principalmente los bereberes (población autóctona del
norte de África), luchan por preservar su identidad pre islámica y abogan por
una religión tolerante. La tensión entre islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo, ganador de los comicios
legislativos, y los sectores laicos de la sociedad civil, recrudeció en el
último tiempo. Los intentos de islamización así como la restricción a la
libertad de asociación, pusieron el tema en el tapete el año pasado. A esta
situación se suma el conflicto histórico con los saharauis, quienes hace cuatro
décadas declararon la República Árabe
Saharaui Democrática en un territorio dominado por Marruecos. El gobierno
marroquí intenta conceder amplia autonomía pero el Frente Polisario quiere un
referéndum para definir el futuro de esta zona que fue colonia española. El enfrentamiento
tuvo un punto de inflexión en 1991, cuando
se declaró el alto al fuego y se transformó en un conflicto diplomático debido
a la creación de una misión especial de
las Naciones Unidas.
Las últimas
manifestaciones de los saharauis son un test para Marruecos con respecto a los
Derechos Humanos y la apertura política. Al entramado interno entre islamistas
y laicos, que cuenta con la mediación del Rey
Mohamed VI, se le suma un problema que incluye otros actores: España,
Francia, Argelia, Estados Unidos y la comunidad internacional. La frustración
del juicio a independentistas y la resolución de las Naciones Unidas encendieron
la mecha nuevamente en el Sahara Occidental. Las autoridades marroquíes
consideraron que desnaturalizar el mandato actual de la misión internacional
sería peligroso para la zona, incluso teniendo en cuenta que la propuesta venía
desde Estados Unidos. Washington, que retrocedió con sus planteos, se comunicó
con Mohamed VI en estos días y acordaron intensificar el diálogo con respecto a
temas de seguridad. Las nuevas manifestaciones convocadas por grupos que
militan a favor del gobierno chocarán con las celebraciones del aniversario del
Frente Polisario. Si bien actualmente el conflicto es diplomático, no se
descartan provocaciones entre las partes y un aumento de tensón en el Sahara
Occidental.
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