Los mandatarios de ambos países firmaron varios
acuerdos e iniciaron una nueva etapa bilateral
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Los presidentes de México, Enrique Peña Nieto,
y Estados Unidos, Barack Obama, sentaron las bases para
convertir a Norteamérica en un polo de influencia a nivel mundial. Los jefes de Estado concluyeron que la relación no puede limitarse sólo al tema de
seguridad, aunque reconocieron que no se puede olvidar la colaboración para el
combate a la delincuencia. Los aspectos bilaterales se trataron dentro de un
espectro más amplio, principalmente apuntando a lo económico y comercial.
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El encuentro de los presidentes en el
Distrito Federal de México derivó en la creación de un grupo de alto nivel para
potenciar la relación económica
entre ambos países. El equipo iniciará sus reuniones en los próximos meses y
contará con la presencia del vicepresidente norteamericano Joe Biden e integrantes del gabinete de Peña Nieto. A través de
esta coordinación se busca ejercer conjuntamente un liderazgo global. El
mandatario mexicano busca realizar cambios estructurales en su país (reformas
laborales y liberalización de mercados), que podrían repercutir positivamente en
Estados Unidos. Obama dio respaldo y celebró las reformas, debido a que convierten
a México en una nación más competitiva. Cabe destacar que hoy en día los
aztecas están creciendo a mayor ritmo que sus vecinos del norte. Es por ello
que en este mundo competitivo, Estados Unidos quiere convertir a México en un
aliado. Para ello deberá apuntar a una relación de igualdad y dignidad, desterrando la idea del hermano pequeño. La colaboración en campos como educación,
innovación, ciencia y el impulso a las pequeñas y medianas empresas es un gran
avance.
La seguridad,
que incluye la guerra contra los carteles de droga, crimen organizado, tráfico
de armas, violencia y protección de frontera, era el segundo tema a tratar. La
Casa Blanca no se mostraba muy convencida con la estrategia de la
administración de Peña Nieto, principalmente por las diferencias con el sexenio
anterior de Felipe Calderón. Sin
embargo Obama reconoció y aceptó que es natural que el nuevo gobierno se
acerque de poco al problema. Actualmente México busca reducir la violencia a
través de la prevención del delito y para ello los mandatarios acordaron
aumentar la seguridad en la frontera de más de 3000 km. Washington apunta a
ordenar la estrategia de seguridad y conocer quiénes serán los interlocutores
de este gobierno del Partido
Revolucionario Institucional (PRI). Sobre la reforma migratoria Peña Nieto
bajo el perfil y reconoció que es un tema interno de Estados Unidos, aunque de
mucho interés para México. La legalización de 11 millones de indocumentados, la
gran mayoría mexicanos, está cerca de aprobarse ya que Obama intenta agilizar y
mejorar el sistema de inmigración.
Conformar un bloque para competir a nivel global
Obama además de reunirse con su homólogo y participar de una cena
en la residencia presidencial de Los
Pinos, concluirá su cuarta visita a México con un discurso a estudiantes y
empresarios en el Museo Nacional de Antropología. Luego partirá hacia Costa Rica en donde se reunirá con los
seis presidentes de la región, en el marco del Sistema de Integración Centroamericano.
Seguramente en el encuentro esté arriba de la mesa la legalización de las
drogas. Tanto Estados Unidos como México son claves en la región; en su
búsqueda de fortalecer y profundizar una plataforma económica común
continental, las naciones deberán tener en cuenta aspectos transnacionales de interés común.
Desde México siempre se priorizaron los temas económicos, mientras que en
Washington se apuntó a la seguridad. Durante los últimos años, con Calderón en el poder, los países apuntalaron los temas de crimen organizado. El comienzo de
dos nuevas administraciones marca un cambio y pone a la cooperación mutua en
materia económica como prioridad.
En 1994 México,
Estados Unidos y Canadá firmaron el Tratado de Libre Comercio del Atlántico Norte (NAFTA), la zona de libre comercio más grande del mundo. México es el
tercer socio de Estados Unidos y el 80% de sus exportaciones van hacia dicho
territorio. Las prioridades norteamericanas en otros continentes y la relación
monotemática de los últimos años frenaron el impulso económico entre México y
Estados Unidos. Si bien los mexicanos poseen carencias democráticas, como la
corrupción o la falta de transparencia, su país tiene todas las características
para convertirse en potencia emergente. Peña Nieto se encuentra delante de una
oportunidad histórica debido a las altas expectativas de sus habitantes de que
la nación se convierta en el tigre
azteca. El Pacto por México, lanzado por todos los partidos políticos,
brinda estabilidad y llama la atención de Estados Unidos; que en su búsqueda de
realizar una apertura hacia el pacífico quiere a México de su lado. Para
competir con la economía de China, Washington necesita formar un gran bloque
que incluye sin dudas a su vecino del sur.
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