Las maras hondureñas proponen frenar la violencia
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Dos de las pandillas más violentas de Honduras anunciaron el martes un acuerdo para alcanzar una tregua. Barrio 18 y Salvatrucha hicieron sus
anuncios desde la cárcel de San Pedro
Sula, en la región norte del país, en donde sus líderes cumplen las penas
por sus crímenes. Las maras son grupos que se enfrentan por el control de las
zonas de tránsito de drogas. El gobierno de Porfirio Lobo aseguró, ante este anuncio, que apoyará en todo lo
que sea necesario para alcanzar la paz.
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Los líderes de las maras, con el rostro cubierto, comunicaron la
decisión de cero crímenes y cero violencia en las calles, pidiendo perdón a la
población y hacia Dios. En una rueda de prensa, un portavoz anunció que la
pandilla Salvatrucha quiere un cambio en la situación y plantearon la
posibilidad de una tregua a nivel nacional. En el encuentro estuvo presente el
arzobispo de la Iglesia Católica de
San Pedro Sula, Romulo Emiliani, el
gran mediador en las cárceles. El representante del Vaticano reconoció que este
es un acuerdo con la sociedad hondureña y solicitó que los encarcelados puedan
acceder a programas de rehabilitación. Emiliani exigió una reforma en el
sistema carcelario, a través de la instalación de talleres, en los cuales el
gobierno deberá alcanzar alianzas con privados y actores de la sociedad civil
para poder lanzar una estrategia acorde. Los encarcelados pidieron ayuda al
gobierno para la búsqueda de empleo y la reinserción en la sociedad, una vez
fuera de la prisión.
Adam Blackwell, secretario de Seguridad Muldimensional de la Organización de los Estados Americanos
(OEA), también fue un impulsor del acuerdo. El canadiense formó parte de
las negociaciones de las maras de El
Salvador con el gobierno de Mauricio
Funes. El año pasado las pandillas, que poseen los mismos nombres que las
hondureñas, firmaron una tregua que redujo los comicios en cuatro meses. Las
maras salvadoreñas asesoraron a las del vecino país, a través de reuniones y
llamadas telefónicas, para llegar a un compromiso. Honduras, junto a El
Salvador y Guatemala, forma parte
del triángulo del norte, zona por donde transita la cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos. En los últimos años, la
violencia creció por el crimen organizado y la presencia de los carteles de
droga mexicanos, que utilizan estas naciones como ruta de tránsito. Si bien el
gobierno de Lobo aseguró que está dispuesto a colaborar para alcanzar una
tregua definitiva, remarcó que las instituciones seguirán fortaleciéndose para
aumentar la capacidad para investigar los delitos.
Cambio de gobierno a fin de año
Las pandillas operan en el país desde la década del sesenta.
Iniciadas en Los Ángeles, Estados
Unidos, muchos inmigrantes ilegales, devueltos a los países centroamericanos,
trajeron consigo prácticas violentas que se fueron consolidando en los noventa.
Aprovechándose de una inestabilidad política obtuvieron su lugar en la nación.
Actualmente Honduras viene superando una crisis iniciada en junio de 2009 cuando las Fuerzas Armadas
derrocaron a Manuel Zelaya, porque
intentaba reformar la constitución para ser reelecto. El gobierno interino de Roberto Micheletti organizó elecciones
que dieron la victoria a Porfirio Lobo. Su mandato finaliza este año, por ello
el 24 de noviembre los hondureños deberán acudir a las urnas para elegir nuevo
presidente y legisladores. A los comicios concurrirán cuatro nuevos partidos
políticos. Xiomara Castro, mujer del
ex presidente Zelaya, del Partido
Libertad y Refundación es la principal favorita con un 29% de las
preferencias. En segundo lugar se ubica Salvador Nasralla, del Partido Anticorrupción, ocho puntos
porcentuales por debajo. Los aspirantes de los partidos tradicionales (Liberal y el gobernante Nacional) no
llegan al 20% de las preferencias.
Si bien la
población le atribuye los problemas de inseguridad al gobierno de Lobo, la
cuestión de la violencia en Honduras tiene sus años. Este país centroamericano
tiene la tasa más elevada de comicios en el mundo (87 por cada 100.000 según Naciones Unidas). San Pedro Sula,
ubicada al norte de la capital Tegucigalpa,
es el centro industrial del país y se considera que es la metrópolis con mayor
cifra de asesinatos en el mundo. Las maras reclutan personas para cometer todo
tipo de atrocidades: tráfico de drogas, de personas, secuestros, delitos
sexuales, asesinatos, entre otros. Además, los comerciantes, taxistas y
chóferes de ómnibus son asesinados si se oponen a pagar el denominado impuesto
de guerra, un método de extorsión conocido en la zona. Estos grupos participan
activamente en el tráfico de drogas que implica un tema transnacional, por lo
cual es un proceso de pacificación que puede tomar años. Los acuerdos se han
realizado con transparencia pero necesitan un respaldo político y de la
sociedad civil para poder triunfar. Al igual que ocurre en El Salvador, el fin
de la violencia sería un hecho histórico para Honduras.
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