David Cameron se enfrenta al auge de los euroescépticos
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Diputados conservadores cuestionaron el futuro programa del primer
ministro del Reino Unido, Cameron,
debido a que no prevé legislar sobre un referéndum que cuestione la pertenencia
británica a la Unión Europea. Por
ello, el ala eurófoba de los tories presentó una enmienda que fue rechazada por
la mayoría del Parlamento. El tema toma fuerza en el contexto de la crisis
económica que vive el bloque europeo y las elecciones locales que mostraron un
aumento del nacionalismo.
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Tras un largo debate sobre las consecuencias de abandonar la Unión
Europea, la enmienda presentada por un grupo de legisladores conservadores fue
rechazada con 277 votos en contra y 130 representantes que se manifestaron a
favor. 114 apoyos fueron de diputados tories enojados porque en el próximo
programa, leído por la Reina Isabel II
la semana pasada, no se menciona la consulta a la que Cameron se había
comprometido en enero. Los euroescépticos apuntan al viceprimer ministro Nick Clegg, líder del Partido Liberal Demócrata, de haber
bloqueado la iniciativa. Para calmar los ánimos, Cameron anunció la creación de
un borrador de ley, sentando las bases de una eventual consulta. Sin embargo la
misma sería una propuesta individual para un plebiscito en el 2017 y no tendría
la fuerza de un programa de gobierno, por lo fue considerada como una
declaración vaga y lejana por parte de sus opositores. El primer ministro no puede
elevar una consulta de este estilo en nombre del gobierno por los acuerdos de
coalición con los liberales demócratas.
El peso de los eurófobos en la política británica se dio por el
crecimiento del Partido UK Independence
(UKIP), el cual logró un 23% de los votos en las elecciones locales. Fundado en
1993 y contrario a la Unión Europea, se consolidó como tercera fuerza del país
con un 18% en intención de voto, por debajo de los laboristas (34%) y
conservadores (28%). Su líder Niguel
Farage captó, con un mensaje anti europeo y anti inmigración, a un
electorado preocupado por gastos de ayuda externa. Apoyándose en el sondeo que
estima que un 43% quiere la retirada del Reino Unido del bloque europeo, el
UKIP le quita votos al Partido
Conservador. Es por ello que Cameron recibió presiones para tomar una línea
más dura sobre Europa, por lo que se prevé que los dos años que quedan de
legislatura, en coalición con los pro europeos del Partido Liberal Demócrata,
serán difíciles. La insurrección en el Parlamento fue más dura de lo que se
preveía lo que derivó en críticas a Cameron con respecto al control y liderazgo
que tiene sobre su partido.
Los conservadores ante una historia repetida
El Reino Unido se adhirió a la Unión Europea en enero de 1973. Actualmente es el tercer país más
poblado del bloque y la economía más grande después de Alemania y Francia. Posee un estatus especial ya que tiene el
derecho a conservar su moneda independiente, la Libra Esterlina, y no forma
parte del Espacio Shengen que
armoniza los controles fronterizos. La histórica lucha interna entre los
conservadores sobre la cuestión europea contribuyó a la caída de ex mandatarios
como John Major o la propia Margaret Thatcher. El debate en los
tories revivió en octubre de 2011
cuando, en un acto de desacato, 81 diputados respaldaron una moción para
celebrar un referéndum sobre la continuidad en el bloque. En enero de este año
Cameron se comprometió a convocar un plebiscito sobre la pertenencia si gana
los comicios de 2015, pero antes
buscaría una negociación sobre la situación actual del Reino Unido en la Unión
Europea. Sin embargo la declaraciones de sus ministros de Educación y Defensa,
asegurando que si es por ellos abandonarían el organismo, reavivaron el debate.
Cierto sector de
los tories está descontentos con el rumbo que el gobierno ejecutivo de
conservadores y liberal demócratas llevan con respecto a Europa. La
preocupación sobre la receta alemana de impuestos altos y costos sociales es
creciente. Los británicos ven a la Unión Europea como un organismo que amenaza
su soberanía. Los populistas y nacionalistas del UKIP se apoyan en eso para
culpar a los extranjeros (el bloque europeo y la inmigración) de todos los
problemas que aquejan al país. Ante esta situación se enfrenta Cameron, que
sufrió en el Parlamento un golpe duro; que si bien no tiene consecuencias
prácticas, podrían complicar su liderazgo. El premier británico, de visita en
Estados Unidos tratando temas de política exterior como la situación en Siria,
se mostró tranquilo debido a que se les permitió a los diputados optar
libremente sobre la enmienda propuesta. Sin embargo, Cameron se encuentra entre
la espada y la pared de cara a sus últimos dos años de la legislatura. En el
caso de la Unión Europa deberá decidir entre las posturas de sus compañeros de
coalición del Partido Liberal Demócratas o el tercio de diputados euroescépticos del Partido Conservador. Un duro trabajo donde deberá mostrar sus
habilidades políticas.
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