jueves, 16 de mayo de 2013

Perdió el control

David Cameron se enfrenta al auge de los euroescépticos
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Diputados conservadores cuestionaron el futuro programa del primer ministro del Reino Unido, Cameron, debido a que no prevé legislar sobre un referéndum que cuestione la pertenencia británica a la Unión Europea. Por ello, el ala eurófoba de los tories presentó una enmienda que fue rechazada por la mayoría del Parlamento. El tema toma fuerza en el contexto de la crisis económica que vive el bloque europeo y las elecciones locales que mostraron un aumento del nacionalismo. 
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Tras un largo debate sobre las consecuencias de abandonar la Unión Europea, la enmienda presentada por un grupo de legisladores conservadores fue rechazada con 277 votos en contra y 130 representantes que se manifestaron a favor. 114 apoyos fueron de diputados tories enojados porque en el próximo programa, leído por la Reina Isabel II la semana pasada, no se menciona la consulta a la que Cameron se había comprometido en enero. Los euroescépticos apuntan al viceprimer ministro Nick Clegg, líder del Partido Liberal Demócrata, de haber bloqueado la iniciativa. Para calmar los ánimos, Cameron anunció la creación de un borrador de ley, sentando las bases de una eventual consulta. Sin embargo la misma sería una propuesta individual para un plebiscito en el 2017 y no tendría la fuerza de un programa de gobierno, por lo fue considerada como una declaración vaga y lejana por parte de sus opositores. El primer ministro no puede elevar una consulta de este estilo en nombre del gobierno por los acuerdos de coalición con los liberales demócratas.

El peso de los eurófobos en la política británica se dio por el crecimiento del Partido UK Independence (UKIP), el cual logró un 23% de los votos en las elecciones locales. Fundado en 1993 y contrario a la Unión Europea, se consolidó como tercera fuerza del país con un 18% en intención de voto, por debajo de los laboristas (34%) y conservadores (28%). Su líder Niguel Farage captó, con un mensaje anti europeo y anti inmigración, a un electorado preocupado por gastos de ayuda externa. Apoyándose en el sondeo que estima que un 43% quiere la retirada del Reino Unido del bloque europeo, el UKIP le quita votos al Partido Conservador. Es por ello que Cameron recibió presiones para tomar una línea más dura sobre Europa, por lo que se prevé que los dos años que quedan de legislatura, en coalición con los pro europeos del Partido Liberal Demócrata, serán difíciles. La insurrección en el Parlamento fue más dura de lo que se preveía lo que derivó en críticas a Cameron con respecto al control y liderazgo que tiene sobre su partido.   

Los conservadores ante una historia repetida

El Reino Unido se adhirió a la Unión Europea en enero de 1973. Actualmente es el tercer país más poblado del bloque y la economía más grande después de Alemania y Francia. Posee un estatus especial ya que tiene el derecho a conservar su moneda independiente, la Libra Esterlina, y no forma parte del Espacio Shengen que armoniza los controles fronterizos. La histórica lucha interna entre los conservadores sobre la cuestión europea contribuyó a la caída de ex mandatarios como John Major o la propia Margaret Thatcher. El debate en los tories revivió en octubre de 2011 cuando, en un acto de desacato, 81 diputados respaldaron una moción para celebrar un referéndum sobre la continuidad en el bloque. En enero de este año Cameron se comprometió a convocar un plebiscito sobre la pertenencia si gana los comicios de 2015, pero antes buscaría una negociación sobre la situación actual del Reino Unido en la Unión Europea. Sin embargo la declaraciones de sus ministros de Educación y Defensa, asegurando que si es por ellos abandonarían el organismo, reavivaron el debate.

Cierto sector de los tories está descontentos con el rumbo que el gobierno ejecutivo de conservadores y liberal demócratas llevan con respecto a Europa. La preocupación sobre la receta alemana de impuestos altos y costos sociales es creciente. Los británicos ven a la Unión Europea como un organismo que amenaza su soberanía. Los populistas y nacionalistas del UKIP se apoyan en eso para culpar a los extranjeros (el bloque europeo y la inmigración) de todos los problemas que aquejan al país. Ante esta situación se enfrenta Cameron, que sufrió en el Parlamento un golpe duro; que si bien no tiene consecuencias prácticas, podrían complicar su liderazgo. El premier británico, de visita en Estados Unidos tratando temas de política exterior como la situación en Siria, se mostró tranquilo debido a que se les permitió a los diputados optar libremente sobre la enmienda propuesta. Sin embargo, Cameron se encuentra entre la espada y la pared de cara a sus últimos dos años de la legislatura. En el caso de la Unión Europa deberá decidir entre las posturas de sus compañeros de coalición del Partido Liberal Demócratas o el tercio de diputados euroescépticos del Partido Conservador. Un duro trabajo donde deberá mostrar sus habilidades políticas. 

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