La centroderecha, que dimitió
en febrero por protestas callejeras, ganó las elecciones en Bulgaria
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Los resultados parciales de los comicios parlamentarios del
domingo dieron la victoria a la formación conservadora “Ciudadanos para el desarrollo europeo de Bulgaria” (GERB),
liderada por el ex primer ministro Boiko
Borisov. Este grupo político, que administraba el país balcánico hasta hace
tres meses, obtuvo 31% de los votos pero deberá pactar con otras agrupaciones
para formar gobierno. Las elecciones estuvieron marcadas por la baja
participación y la desconfianza con la élite política.
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Luego de conocerse los resultados, los líderes del GERB se
pronunciaron ante la población en un tono conciliador, teniendo en cuenta el
gran peligro que supone un bloqueo en el Parlamento tras la obtención de 97 de
los 240 escaños. El populista Boiko Borisov se convirtió en el vencedor de los
comicios, recuperando el apoyo popular con un discurso de estabilidad
presupuestaria y la construcción de infraestructura. El número dos de la
agrupación, Tsvetan Tsvetanov,
aseguró que se formará gobierno, aunque sea uno de minoría. El Partido Socialista (BSP), que presentó
como candidato al ex ministro de economía Plamen
Oresharski, obtuvo el segundo lugar con un 27% de las preferencias. El
líder de esta agrupación histórica, Sergei
Stanishev, reconoció que negociará con el resto de los partidos para
alcanzar acuerdos y expulsar al GERB del poder de este país de 7.3 millones de
habitantes. En el caso que no se logren alianzas, la administración interina
comandada por el diplomático Marin
Raykov permanecerá en el poder hasta que se organicen nuevas elecciones.
Para entrar en el Parlamento los partidos debían superar un umbral
mínimo de 4%. Además de conservadores y socialistas, lo lograron el Movimiento por los Derechos y Libertades
(DPS) de la minoría turca y el utra nacionalista Ataka. Los primeros, que califican al GERB de autoritarios y que
gobernaron junto a los izquierdistas de 2005 a 2009,
obtuvieron un 10%. Mientras que los segundos, que acompañaron a los
conservadores en 2009 y el domingo alcanzaron un 7% liderado por el xenófobo Volen Siderov, descartaron cualquier
alianza con Borisov. Los comicios legislativos, al que se presentaron 63
agrupaciones políticas, estuvieron salpicados por cruces de acusaciones en
torno al ex ministro del Interior, Tsvetanov, por escuchas ilegales. La campaña
electoral fue de bajo perfil y con pocos afiches en las calles. Sin embargo luego
del cierre de los colegios electorales, cientos de personas protestaron en
Sofía ante los dirigentes políticos, situación que derivó en la participación
de la Policía antidisturbios. La
población protestó por un supuesto fraude electoral, alegando la compra de
votos y la intervención de la fiscalía tras la intercepción de 350.000
papeletas fraudulentas.
Un tablero con cuatro partidos políticos
El país más pobre de la Unión
Europea atraviesa una fuerte crisis económica y social desde la explosión
de la burbuja durante el gobierno de los socialistas en 2008. Las posteriores políticas de austeridad, congelación de
salarios y pensiones, derivaron en un gran malestar en la población. El
anterior gobierno encabezado por Borisov cayó a comienzos de este año tras las
protestas callejeras por la pobreza y la corrupción. En el mes de febrero los
detonantes de las manifestaciones fueron los altos precios de la electricidad y
el gas, derivando en lo que se denominó la crisis energética. La desesperación
en esta nación, que posee un 12% de desempleo, llevó a personas a quemarse
vivas, protestando contra la descomposición de las instituciones. La retirada
en bloque del Ejecutivo conservador aquietó las aguas y le sirvió de estrategia
para evitar el desgaste y volver a ganar las elecciones anticipadas. La
oposición socialista, desacreditada por la crisis financiera, no logró captar
votos y aprovechar la oportunidad para retornar al poder.
La participación en
la jornada electoral fue de 53%, la más baja desde la caída del comunismo. La
apatía y la desilusión con la clase política desencadenaron una caída de 7% con
respecto a la concurrencia en los comicios del 2009. La votación por pequeños
partidos derivó en resultados que pueden conducir a una mayor inestabilidad
política. Si bien las urnas le devolvieron el poder al GERB, los conservadores
tendrán dificultades para formar una coalición de gobierno. El tablero político
búlgaro está dividido en dos grandes
partidos: el GERB conservador y el Partido Socialista. El Parlamento se
completa con las otras dos agrupaciones menores: la minoría turca del DPS y los
nacionalistas de Ataka. Hasta el recuento definitivo no se sabrá si el
Movimiento Bulgaria de los Ciudadanos podrá obtener algún escaño y convertirse
en una quinta fuerza. En estas condiciones y ante la negativa de los dos grupos
menores para pactar con los conservadores, habrá que ver si los socialistas
pueden formar una coalición y retornar al poder.
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