lunes, 6 de mayo de 2013

Hollande contra las cuerdas

El presidente de Francia enfrenta una crisis política tras un año en el gobierno  
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La izquierda radical salió a manifestar a las calles parisinas contra la política del mandatario francés, Francois Hollande. Las agrupaciones políticas, que hace doce meses le permitieron ganar las elecciones, convocaron a decenas de miles de personas para protestar contra la corrupción, las medidas de austeridad impuestas por Europa y la presencia de las finanzas en la política. Una encuesta revelada en estos días asegura que el 76% de la población desaprueba el primer año de la nueva administración.
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El Frente de Izquierda, liderado por Jean Luc Melenchon, y el Partido Comunista, son los principales críticos del gobierno de Hollande, aunque también participaron de la manifestación los ecologistas y los socialistas decepcionados. El secretario nacional de los comunistas, Pierre Laurent, recriminó a Hollande por haber perdido un año para cambiar la realidad gala. Criticó no haber empleado una auténtica política de izquierda tras 17 años de gobiernos conservadores. Por su parte, Melenchon subrayó que tras doce meses las pruebas deben finalizar, exigiendo la soberanía francesa sobre las instituciones europeas y el Fondo Monetario Internacional. Además reprendió la reforma laboral impuesta que facilita el despido. El desempleo se ubica en un número histórico, el punto más alto desde 1997 con 3.2 millones de personas en paro. El gobierno de Hollande solicitó un tiempo para llevar adelante sus ideas. Reconoció que el primer año fue para asentar las bases pero que llegó la hora de la movilización y la aceleración de los cambios. El tiempo se le acaba por todo el capital político que perdió.

El líder del Palacio de Elíseo actualmente posee una aceptación cercana al 27%, muy lejos del respaldo que lo llevó al poder. El Partido Socialista además pierde caudal electoral de cara a los comicios municipales y europeos de 2014. La intención de voto de la ultraderechista y xenófoba, Marine Le Pen, supera al actual mandatario. Hollande puede salvar su imagen a través de su postura en la Unión Europea, ya que los socialistas quieren a la organización continental pero no en las circunstancias actuales. Francia intenta no polemizar con Alemania pero reconoce que hay desacuerdos, debido a que los galos buscan una unión más solidara e integrada para salir de la crisis. Francia exige de cierta manera una Europa más cercana a los pueblos que a los mercados. La diferencia radica en criterios sobre liderazgo. Francia busca un acuerdo europeo sobre pilares fundamentales con cambios de los estatutos del Banco Central Europeo y los eurobonos. Además, la filtración de materiales del Partido Socialista criticando a la derecha alemana y el thatcherismo británico, dañan las relaciones de amistad.

La necesidad de una presión externa para lograr grandes cambios

La brutal caída de popularidad del presidente es un hecho inédito. Más allá de la crisis económica hay otros aspectos que complican la imagen de Hollande. La crisis moral en su gobierno, por los fondos en el exterior de sus colaboradores, obligó a tomar medidas para la publicación y control del patrimonio de los cargos electos. Las manifestaciones de la extrema derecha contra el matrimonio gay abrió otro frente político para Hollande. La difícil intervención militar en Mali para defender los intereses galos en el Magreb tampoco fue bien recibida por algunos sectores. El actual mandatario accedió al poder luego de superar a Nicolás Sarkozy con 51% de los votos en el balotaje. En la primera ronda el socialista le había ganado por tan sólo 1.5% al aspirante a la reelección. El Partido Socialista prometiendo una política de relanzamiento económico volvió al poder luego de casi dos décadas de gobiernos conservadores. La última administración de izquierda había sido la liderada por Francois Mitterrand de 1981 a 1995. 

Hollande planteaba una realidad distinta durante la campaña electoral, pero el rigor presupuestario impuesto por Bruselas redujo su margen de acción. Hoy en día Francia necesita urgentemente un cambio en Europa hacia el federalismo solidario. Para lograrlo buscará una política más agresiva y aliados para resistir las ideas alemanas. Las relaciones entre el gobierno de Hollande y el de la canciller alemana Angela Merkel atraviesan los peores momentos. Es fundamental para la Unión Europea el debate y la búsqueda de consenso de dos economías que suman el 50% el PBI europeo. En este sentido, Francia se alía con los países del sur y los alemanes quedan cada vez más solos. En toda Europa la crisis brindó la posibilidad para el ascenso del populismo y la oportunidad para la izquierda de imponer su modelo. En el caso de Francia, al Partido Socialista le quedan cuatro años en los que deberá demostrar que tiene una alternativa al neoliberalismo y las políticas de ajuste. Mientras tanto la población demanda una nueva Constitución y la imposición de la VI República.  

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