Los habitantes de la isla se
manifestaron a favor de mantener la dependencia con el Reino Unido
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El 98,8% de los residentes de las Islas Malvinas/Falkland optaron
por seguir siendo un territorio de ultramar de Reino Unido en el plebiscito
organizado por el gobierno autónomo. Alrededor de 1650 electores se volcaron a
las urnas el 10 y 11 de marzo con el objetivo de poner fin al debate sobre la
soberanía del archipiélago. El referéndum fue apoyado por el gobierno de
Londres y desestimado por Argentina, que lo considera ilegal.
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La mayoría de los 3000 pobladores del territorio en disputa
festejaron ayer cuando se dieron a conocer los resultados. Los kelpers,
como se denominan a los habitantes de las Falkland, se congregaron en la
catedral de Puerto Stanley, capital de la isla, con el objetivo de enviarle un
mensaje al mundo. La consulta a los ciudadanos locales se organizó como
respuesta al insistente reclamo territorial de Argentina, que presiona
constantemente al Reino Unido para negociar. En este sentido David Cameron, el
conservador primer ministro británico, solicitó a Buenos Aires que respete los
deseos de los malvinenses. El gobernador del archipiélago, Nigel Haywood,
llevará la decisión a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que el
Comité de Descolonización tome nota de los deseos de los habitantes de
mantenerse bajo jurisdicción británica.
El gobierno europeo sostiene el concepto de la autodeterminación
de los pueblos para conservar la condición actual de las islas del Atlántico
Sur. Los kelpers llevan varias generaciones en el territorio y consideran al
mismo como suyo. Argentina pone la mira en otra arista del debate que es el
reclamo de la soberanía. Los habitantes de las islas se encuentran en un suelo
que no sería suyo. En este sentido el canciller argentino Héctor Timerman
se ampara en la visión de la ONU que determinó que las negociaciones por la
soberanía son entre dos estados. La resolución 2065 del organismo, que data de
1965, no hace referencia a la autodeterminación de los pueblos. Los
sudamericanos acusan al Reino Unido de querer evitar el diálogo con este
referéndum. La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner ha logrado
en el último tiempo el apoyo de la región, encabezada por Brasil y de países
lejanos como Indonesia.
Entre la soberanía y la autodeterminación de los pueblos
El debate sobre las islas es histórico e interpretativo: las
naciones no se han puesto de acuerdo en quien se estableció primero. Argentina
reclama la soberanía desde 1833 y su biblioteca dice que fueron los franceses y
luego los españoles los que se establecieron en el territorio, reportando a las
autoridades de Buenos Aires. Ante la independencia argentina los bonaerenses
enviaron a Luis Vernet como gobernador de las Malvinas hasta su expulsión por
parte de los británicos en 1833. La visión del Reino Unido es distinta, si bien
coinciden en el establecimiento de franceses y españoles, mantienen que una
expedición británica se asentó en 1766. Ese permanencia duró doce años hasta
que se retiraron sin abandonar la soberanía ya que el territorio quedó vacío.
Cuando regresaron en 1833 no encontraron un gobierno y tomaron posesión. Además
del debate histórico la sangrienta guerra que libraron ambos países en 1982, en
la que murieron alrededor de 1000 personas, no ayudan a la negociación. En
aquel año el gobierno militar de Leopoldo Galtieri, con el objetivo de desviar
la atención de los grandes problemas del país, intentó recuperar las islas por
la fuerza. Las tropas argentinas invadieron el 2 de abril y luego de dos meses
se rindieron ante las fuerzas británicas.
El debate de las Malvinas/Falklands se puede ver desde dos puntos
de vista, por lo que la solución tendría que venir por un camino intermedio.
Argentina afirma que el territorio le pertenece y parece llevar una ventaja en
ese sentido. En la época colonial era muy frecuente tomar posesión de islas
para hacerlas suyas, fue una característica del imperialismo británico. La consideración
de los pobladores del territorio actual tampoco puede pasar por alto. El
referéndum es una prueba que los kelpers se consideran británicos y no
argentinos. El resultado del plebiscito es más un repudio a las políticas
de Buenos Aires de querer incorporar las islas que una lealtad a Londres. La llave
del conflicto supone el equilibrio entre soberanía y la autodeterminación de
los pueblos. El paso de las generaciones conllevan a que si bien el suelo del
archipiélago pueda ser argentino, los habitantes se consideran británicos. En
los últimos meses Argentina salió a buscar aliados en el mundo por su causa
malvinense; el Reino Unido le contestó con la opinión de los propios pobladores
de la isla.
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