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El
objetivo de esta nueva entrega semanal es investigar el gobierno comunista que
fue responsable de más de 1.7 millones de asesinatos en Camboya. El
fallecimiento entre semana de Ieng Sary, cofundador del régimen del Khmer
Rouge, colocó en la agenda este triste capítulo del sudeste asiático. En el
informe nos proponemos analizar la llegada al poder de los rojos, los cuatro
años de gobierno, las masacres y el legado en la historia de Camboya.
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Por una insuficiencia
cardíaca irreversible falleció en los últimos días Ieng Sary, cuñado de Pol Pot
- extinto líder e ideólogo de uno de los regimenes más sangrientos de la
historia del siglo XX -. Sary, bajo arresto desde 2006 estaba siendo juzgado
por un tribunal mixto internacional, siendo una de las pocas ex autoridades
enjuiciadas por los crímenes cometidos en la década del 70. El fallecimiento de
este hombre de 87 años frustró las esperanzas de los sobrevivientes de que el
ex vice primer ministro y canciller de 1975 a 79, reciba su castigo por la
participación en crímenes contra la humanidad. Si bien Sary es la última figura
notoria del régimen que quedaba con
vida, los juicios continúan contra colegas del fallecido: Nuon Chea, jefe ideólogo y Khieu
Shampan, jefe de estado del Khmer Rouge. Ieng Sary junto a Pol Pot buscaban
fundar una sociedad socialista expulsando gente de las ciudades para trabajar
en campos rurales. Para lograr su objetivo cometieron todo tipo de atrocidades.
Una guerrilla
antioccidental
El régimen creado por Saloth
Sar, más conocido como Pol Pot, se fundó en 1951 como Khmer Rouge. Una década más tarde se convirtió en un grupo
guerrillero de inspiración maoísta. Realizó ataques terroristas contra el
gobierno instalado desde la selva del noreste de Camboya. En primer lugar luchó
contra el rey Norodom Sihanouk y
luego contra la dictadura militar de Lon
Nol. Pol Pot nació en una familia campesina y fue monje budista antes de
unirse a las fuerzas de Ho Chi Minh
que luchaban contra la dominación francesa y japonesa en indochina. Finalizada
la Segunda Guerra Mundial se unió al Partido
Comunista de Camboya y fue maestro hasta la década del sesenta. Este
sangriento personaje de la historia del país estudió en París con un grupo de
personas que terminarían siendo los futuros asesinos.
Tras la ocupación
japonesa durante la Segunda Guerra
Mundial, Camboya obtuvo de Francia el estatuto de autonomía interna en 1946
y se independizó en 1953 bajo el liderazgo del rey Norodom Sihanouk. En la
década del sesenta, durante la Guerra de
Vietnam, Camboya rompió relaciones con Estados Unidos por los bombardeos a
sus territorios y se acercó a China y la Unión Soviética. En octubre de 1970 el
rey fue derrocado por un golpe de Estado apoyado por los Estados Unidos y liderado
por Lon Nol, su primer ministro, quien abolió la monarquía absoluta y
transformó al país en una república. El depuesto Sihanouk acudió a la guerrilla
armada maoísta Khmer Rouge y posibilitó que muchos ciudadanos se unieran con su
causa, dándole legitimidad al grupo. La lucha armada entre el gobierno y los
comunistas se prolongó durante cinco años, cuando en 1975 las fuerzas de los
insurgentes lograron tomar Phnom Phen.
Utopía socialista
Luego de su llegada
triunfante a la capital, los comunistas crearon la República Democrática de Campuchea. Redactaron una nueva
Constitución y fundaron un Estado socialista. Para lograr su utopía abolieron
el dinero, la propiedad privada y la religión, incluida la budista, mayoritaria
en la población. La expulsión de las multitudes hacia los campos provocó huidas
masivas al exterior y un desconcierto en los habitantes de Camboya. Se calcula
que en los primeros días de la “revolución”, el gobierno de Pol Pot forzó a dos
millones de personas a trasladarse de la ciudad al campo, miles de ellos
murieron en las evacuaciones. Su ideología buscaba lograr un “hombre nuevo” a
través del trabajo agrícola y la vida en comunidades. Si bien al principio se
mostraron al mundo como un grupo con un discurso pacifista, por detrás se
imponía una agenda sangrienta.
El Khmer Rouge
despreció todo aquello que tuviese relación con occidente o Estados Unidos. Las mujeres fueron obligadas
a vestir la misma vestimenta que los hombres, ya sea de color negra o gris. Se
prohibieron los cosméticos, las radios, los anteojos y los libros. Las
limitaciones a los pobladores de este país abarcaron todas las áreas. A las ya
mencionadas le agregamos la imposibilidad de: formar una familia, ejercer una
labor intelectual y utilizar la medicina. Todas estas decisiones fueron con la
meta de lograr la tan ansiada transformación maoísta y marxista – leninista, en la que no hubiese gente rica ni
pobre. Pol Pot quería destruir todas las referencias culturales del país y
reeducar a una población supuestamente colaboracionista con el poder
norteamericano y las clases pudientes. Los universitarios, aquellos que
viajaban al extranjero, así como los que sabían varios idiomas, fueron
identificados como enemigos. Todas esas prohibiciones terminaron en el capítulo más negro de la historia de
Camboya: el genocidio de casi dos millones de personas.
Uno de los peores
genocidios del Siglo XX
Para explicar las
muertes en Camboya solo alcanzaría con decir que uno de cada cuatro habitantes
murió en los campos de exterminio de Pol Pot. Se estima que fallecieron 1.7
millones tras los efectos de la malnutrición, el trabajo excesivo y
enfermedades mal diagnosticadas. Las malas previsiones de la producción de
arroz, realizadas por el régimen, desembocaron en diversas hambrunas, principal
causa de mortalidad en dicha época. Aquellos opositores del Khmer Rouge que no
pudieron huir hacia Vietnam y Tailandia
murieron en la cárcel S 21, antigua
escuela de la época colonial francesa
convertida en el principal centro de detención, interrogatorios y
tortura. Las minorías étnicas como los Cham
(camboyanos musulmanes) y los vietnamitas que habitaban la frontera de Camboya
fueron perseguidos, motivando a Vietnam a poner atención en los hechos que
ocurrían bajo el liderazgo de Pol Pot.
La pesadilla de la
población camboyana finalizó en 1979
cuando uno de sus antiguos aliados, el gobierno de Saigón comenzó a desconfiar
de los planes del Khmer Rouge. La amistad que juraron Camboya y Vietnam se empezó a desestabilizar por la disputa de
islas fronterizas. La tensión llegó a su punto máximo en 1977 cuando las tropas
de Kampuchea ingresaron en territorio vietnamita, ocasionando miles de muertos.
El Frente Unido de Salvación Nacional de
Kampuchea, que contó con el apoyo de las fuerzas vietnamitas, derrocaron al
régimen de Pol Pot, que cayó en enero del 79’ . Los partidarios comunistas huyeron hacia
la frontera con Tailandia y el país quedó a cargo de un gobierno provisional
liderado por Heng Samrin. La invasión vietnamita, los reclamos en las Naciones
Unidas y la desorganización del Khmer Rouge derivaron en un país inseguro,
destrozado, sin organización administrativa y con una población afectada por
las matanzas de sus familiares.
Cerrar un capítulo negro de la historia
La inestabilidad en el
país, debido a los enfrentamientos entre la guerrilla y el nuevo gobierno, duró
hasta 1991 cuando se firmó en París
un acuerdo de paz entre los comunistas y el gobierno. Se propuso por ambas
partes la convocatoria a elecciones libres así como la restauración de la
monarquía con Norodom Sihanouk nuevamente como líder de la corona. En 2003 el
rey abdicó y el sucesor fue su hijo, Norodom
Sihamoní. En la práctica, más allá de la figura del reinado, quien comenzó
a tomar las riendas del país fue Hun Sen,
líder del Partido Popular de Camboya.
Ganó las elecciones legislativas de 1998
y se erigió como primer ministro hasta la actualidad. Con respecto a los hechos
del pasado reciente, Hun Sen se manifestó abiertamente contra el enjuiciamiento
de antiguos altos cargos, ya que algunos son sus aliados políticos y quienes le
permiten continuar en el poder.
Con respecto a los
culpables del genocidio las certezas son pocas. Basta con saber que Pol Pot,
líder del Khmer Rouge, murió en 1998
sin haber sido juzgado por los crímenes cometidos. Con su fallecimiento el país
ingresó en una fase de paz, salpicado por ataques esporádicos de pequeñas
guerrillas instaladas en las zonas selváticas de Ratanakiri. La armonía
interior aún no se alcanzó, el régimen derivó en problemas psicológicos para
gran parte de la población. Las secuelas se palpan en las nuevas generaciones,
siendo la violencia y la desconfianza aspectos que se mantienen presentes en la
sociedad. Junto a estos problemas, la herencia de la destrucción de los
comunistas derivó en corrupción, falta de infraestructura y un sistema
impositivo ineficaz, que imposibilita a los camboyanos superar la pobreza. El genocidio
se instaló en la historia reciente de Camboya, siendo un capítulo difícil de
cerrar. La muerte de los líderes del Khmer Rouge deja un gusto amargo para la
población ante la imposibilidad de juzgarlos. Aceptar ese período negro en la
vida de una nación y condenar a los culpables podría cerrar un ciclo, que es
imposible de olvidar para los camboyanos.
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