miércoles, 13 de marzo de 2013

Europa mira con recelo los cambios en Hungría


El lunes el primer ministro Viktor Orbán aprobó unas polémicas enmiendas constitucionales
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Organizaciones civiles convocaron para el viernes a una manifestación masiva en Budapest, capital de Hungría, para protestar contra las nuevas políticas decretadas por el gobierno nacional populista de Orbán. La abrumadora mayoría del partido Fidesz aprobó una serie de medidas que limitan los controles democráticos y atentan contra el Estado de Derecho. El mandatario tendrá que ratificar las enmiendas dentro de los próximos cinco días para que entren en vigor y lidiar con las críticas del continente europeo.  
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El gobernante partido conservador – Federación de los jóvenes democráticos y del Partido Cívico Hungaro (Fidesz) – busca la transformación del país de arriba abajo, incluso en la dimensión espiritual. Para ello, gozando de la mayoría obtenida en las últimas elecciones, han reformado la Constitución y aprobado cientos de leyes. Las últimas enmiendas ratificadas abarcan diversos temas. Determinan como base de las relaciones familiares el matrimonio heterosexual y el vínculo paternofilial, limitan competencias del Tribunal Constitucional, penalizan a las personas que viven en la calle y prohíben la propaganda política en medios de comunicación privados durante las campañas electorales. Además le impone a los universitarios húngaros, becados por el Estado, trabajar en el país al menos durante ocho años. En materia política se aprobaron medidas que criminalizan el pasado comunista que amenazan al Partido Socialista, principal fuerza de oposición.  

Ante estas nuevas enmiendas a una Constitución que de por sí ya fue polémica, organizaciones como Amnistía Internacional y la Comisión Europea instaron al gobierno a dar marcha atrás. Los opositores aducen que las medidas tomadas no condicen con las obligaciones asumidas por Hungría en los tratados internacionales y limitan los Derechos Humanos, al incluir discriminación sexual y penalización a los indigentes. Para protestar contra la situación se convocó una movilización para el Día de la Fiesta Nacional, 15 de marzo, denominada “Un millón por la libertad de prensa”. La manifestación podría rememorar las protestas de 100.000 personas que se dieron cuando se aprobó en 2012 la última Constitución en la que el partido Fidesz se aseguraba el poder, cambiaba el nombre de la nación, incluía recortes a la democracia y afirmaba los valores de dios, el orgullo patrio, la cristiandad y la familia tradicional.

Peligra el proyecto europeo ante el ascenso de la extrema derecha

Los movimientos para despegarse de la Unión Soviética derivaron en una democracia pluripartidista a partir de 1989. La alternancia en el poder fue entre socialistas y conservadores. Con 35 años el actual primer ministro Orbán lideró al país en 1998. Su gobierno se mostró como un contrapeso de la izquierda apuntando al nacionalismo cristiano pero duró cuatro años. Tras un largo período de liderazgo del Partido Socialista, en el que Hungría se adhirió a la Unión Europea y donde no se logró gobernar con eficiencia, los conservadores regresaron al poder. En las últimas elecciones legislativas en 2010, las sextas desde de la caída de la Unión Soviética, Orbán obtuvo una mayoría abrumadora sin precedentes. En el Parlamento unicameral alcanzó 263 asientos de los 386 disponibles, permitiéndole dominar al país sin grandes complicaciones. 

Una de las consecuencias que trajo la crisis económica en Europa fue el surgimiento de movimientos populistas y ultra nacionalistas. Los permanentes cambios constitucionales en Hungría son vistos con preocupación por el Parlamento Europeo, encabezado por Martín Shultz. Además Bruselas expresó su nerviosismo por las diferencias económicas, ya que Orbán plantea un sistema económico que se aparta de la doctrina liberal defendida por los organismos europeos. Esta especie de fascismo posmoderno es observado con escepticismo también desde Estados Unidos a través del Departamento de Estado. Como respuesta, el gobierno de Orbán sostiene que están llevando adelante el programa que la población apoyó en las últimas elecciones. La democracia cristiana, que hoy gobierna en Hungría, ha sido uno de los pilares de la Unión Europea durante su fundación y aún lo sigue siendo. Sin embargo si se le da rienda suelta a la extrema derecha, esta misma podría poner en peligro el proyecto europeo. 

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