Pyongyang reaccionó
ante las sanciones impuestas por las Naciones Unidas
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El gobierno de Corea
del Norte respondió inmediatamente a los duros castigos que aprobó este jueves
el Consejo de Seguridad de la ONU. La mayor amenaza lanzada en su declaración es un posible ataque preventivo contra
Estados Unidos, a la que se le suma la ruptura de los pactos de no agresión con
Corea del Sur y la anulación de las líneas directas de conversación. El duro
paquete de sanciones, que contó con el visto bueno de China, surge como
respuesta a la prueba nuclear que realizó el régimen de Kim Jong Un el mes
pasado.
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El ensayo atómico del
12 de febrero, el tercero en la historia de Corea del Norte, desató una nueva
crisis con la comunidad internacional. La más potente prueba nuclear
subterránea, detectada por el Servicio Geológico de Estados Unidos, produjo la
condena de Barack Obama, Japón y Rusia; este último lo consideró como una
violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad. Los mandatarios
occidentales lo calificaron como una nueva provocación, mientras que Corea del
Norte asegura que la prueba fue para hacer frente a la hostilidad del gobierno
norteamericano. Las miradas se centraron
en China, aliado del régimen, que había solicitado a Pyongyang que no realizará
estos ensayos. La opinión favorable de Beijing con respecto a las medidas fue
esencial para lograr una respuesta unida. El paquete de sanciones incrementa el
asilamiento de Corea del Norte, reflejando el punto de vista y la determinación
de la comunidad internacional.
Las medidas dispuestas
apuntan a dificultar las actividades comerciales, obstaculizar los movimientos
financieros, imponer límites a los diplomáticos de Pyongyang en el mundo y aumentar
los poderes para poder inspeccionar los cargamentos de los buques de bandera
norcoreana. Estas nuevas sanciones generaron nerviosismo en Corea del Norte que
anunciaron el cierre del punto de Panmunjon en la zona desmilitarizada, cortando
la línea de comunicación directa creada en 1971 para momentos de alta tensión. Además,
el Comité para la Reunificación Pacífica de Corea anunció el quiebre de los
acuerdos de no agresión pactados entre el Norte y el Sur en 1991, pacto que
fijó una resolución pacífica de las disputas y la prevención de enfrentamientos
militares. Las reacciones llegaron al
punto que Pyongyang amenazó con anular el armisticio que puso fin a la Guerra
de Corea (1950-53). Kim Jong Un asegura que las relaciones sobrepasaron la
línea de peligro y que su ejército tiene prontos los misiles nucleares capaces
de alcanzar Estados Unidos.
El nuevo
posicionamiento de China en el conflicto
Corea del Sur amaneció
con indignación tras la amenaza del fin del armisticio por parte de sus vecinos
del norte. La mandataria Park Geun Hye tendrá la difícil tarea de buscar un
diseño inteligente para resolver esta situación. Seúl cuenta con el apoyo de la
comunidad internacional y de su aliado histórico, Estados Unidos, que tiene
desplegados 28.000 efectivos en tierras surcoreanas. Las esperanzas que
surgieron en diciembre de 2011 cuando Kim Jong Un llegó al poder se han
enterrado en los últimos días. El joven líder asumió tras la muerte de su padre
Kim Jong Il, quien como último deseo pidió reforzar el poder nuclear, el
programa de misiles y las armas bioquímicas. El liderazgo de los comunistas en
Corea del Norte comenzó en 1948 con el presidente Kim Il Sung quien murió en
1994. Este país de 23 millones de habitantes azotado por las hambrunas amenaza
desde hace tiempo la estabilidad de Asia. Quizás el único momento de ilusión
fue el encuentro entre los presidentes de las dos Coreas en el 2000.
Los últimos sucesos en
lo referente a Corea del Norte permiten visualizar ciertas aristas del
conflicto. La relación de Pyongyang con la comunidad internacional entró desde
hace tiempo en un círculo vicioso de acciones, reacciones, sanciones y ensayos
nucleares. Por un lado se sostiene que el incremento de la tensión es un
esfuerzo gubernamental de los norcoreanos para reforzar la imagen del Kim Jong
Un en el país. Por otra parte, en julio se cumple el 60° aniversario del
armisticio que terminó con la Guerra de Corea y estas acciones podrían ser una
estrategia de Corea del Norte para buscar una paz definitiva. La posibilidad de
que Pyongyang se embarque en un conflicto armado sería difícil de entender, ya
que el mismo consistiría en un suicidio para el régimen. La mayor novedad en
estos últimos sucesos es la nueva relación de China con los comunistas
norcoreanos. Es la primera vez que el gobierno de Beijing abandona a su aliado
y apunta fuerte a la desnuclearización de la península coreana bajo
negociaciones. Este tema será uno de los puntos que deberá encarar la nueva
dirección política de Xi Jingping, nuevo presidente de la República Popular de
China.
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