lunes, 18 de marzo de 2013

Avanza la transición política en Yemen

Dio inicio el diálogo nacional para redactar una nueva Constitución tras la caída de Alí Abdalá Saleh en febrero de 2012. 
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Este lunes comenzaron una serie de reuniones para definir el futuro político de Yemen, en las que participan más de 550 representantes de partidos y facciones. La hoja de ruta delineada por los países del golfo, también auspiciada por las Naciones Unidas, estableció un diálogo de seis meses para escribir la Carta Magna y convocar a elecciones en febrero del 2014. El plan elaborado en noviembre de 2011 en Ryad se fue retrasando por las divergencias políticas existentes en el país.
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Saná, capital de Yemen, amaneció con un clima distinto debido a que más de 60.000 efectivos policiales y militares controlaban la prohibición del porte de armas. En el Palacio Presidencial, con la asistencia de representantes de las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Liga Árabe, dio inicio el diálogo convocado por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), organismo integrado por Arabia Saudita, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Catar y Bahrein. Los principales desacuerdos internos tienen su mayor reto en los separatistas del Sur, quienes reclaman autonomía y acusan al gobierno actual de discriminarlos. Para protestar contra el diálogo convocado, los insurgentes realizaron una huelga general en la ciudad portuaria de Aden. Además, contaron con el boicot de figuras políticas, quienes alegaron que los representantes invitados a las conversaciones no representaban al pueblo. Los rebeldes chiíes, que controlan la provincia de Saada (en la frontera con Arabia Saudita), también son un obstáculo al diálogo debido a que exigen mayor soberanía.  

La estrategia delineada por el CCG implicó la renuncia del presidente Alí Abdalá Saleh, la cual se efectivizó en febrero de 2012. Como parte del acuerdo, el ex mandatario se aseguró de ser exonerado de cualquier persecución judicial. En su lugar asumió su vicepresidente Abdo Rabu Mansur Hadi, ganador de los últimos comicios en los que fue único candidato. La crisis política en Yemen comenzó en enero del 2011 como parte de la denominada Primavera Árabe. La “Revolución Rosa” buscaba tumbar el régimen de Saleh a través de manifestaciones callejeras. La revuelta se consideró de carácter pacifista aunque se estiman que murieron alrededor de 2.000 personas. Las protestas comenzaron debido a que el partido de Saleh intentó impulsar reformas constitucionales que le permitiesen gobernar de por vida o brindarle el poder a su hijo, jefe del cuerpo de elite del ejército. De un momento a otro, este régimen aliado de Estados Unidos, quedó desestabilizado.

Divisiones históricas difícil de sanar

Las divisiones en este pobre país de 24 millones de habitantes son históricas. Su situación nunca fue muy clara, en la práctica es una especie de protectorado saudí y como consecuencia le abrió la puerta a la presencia militar de Estados Unidos. Los norteamericanos combaten el terrorismo de grupos extremistas como Al Qaeda, que se valieron del tribalismo para instalarse en la zona. La partición entre Sur y Norte es el problema endémico de Yemen. En 1967 se constituyó Yemen del Sur, dominado por el Frente de Liberación Nacional de orientación soviética. Durante años se produjeron incidentes fronterizos pero con la asunción de Ali Nasser Muhammad, un político de conciliación, se firmó el acuerdo con Yemen del Norte, nación liderada por Saleh desde 1978. La unión en mayo de 1990 estableció la ley islámica como fuente básica de legislación y Aden como capital comercial del país. Las divisiones no cesaron y ambas fuerzas se embarcaron en una guerra civil que finalizó en 1994 en favor de las tropas del Norte. Saleh, con el apoyo de su partido Congreso General del Pueblo, estableció un sistema republicano basado en su reelección y acompañado de una mafia incondicional.  

El diálogo que se inició este 18 de marzo inscribe una nueva página en la historia de Yemen. En la teoría se busca el cambio de sistemas, administración y costumbres del antiguo poder que gobernó durante más de treinta años. La necesidad de un gobierno firme y estable en Yemen se debe al aumento de la actividad de Al Qaeda. Si bien las Fuerzas Armadas lanzaron una ofensiva contra los feudos del grupo en distintas zonas del país, la transición política será fundamental para encarar una lucha seria contra el terrorismo. Los levantamientos en contra de Saleh apuntaron a lo político, exigiendo su caída, pero también protestando por las condiciones de vida deplorables que tiene a la población yemení azotada por el desempleo, la pobreza y la desigualdad. Ese castigado ciudadano yemení valora que su país es el único implicado en la Primavera Árabe que culmina con un acuerdo negociado. La convocatoria nacional al diálogo es un paso más en un proceso que sabremos si tiene un final feliz dentro de un año, cuando se realicen las elecciones parlamentarias y presidenciales. 

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