Catar es el principal proveedor financiero de las revueltas de la Primavera Árabe. Estas protestas sociales en el
mundo islámico derivaron en la caída de grandes dictadores de la región: Gadafi
en Libia, Mubarak en Egipto y Ben Ali en Túnez. En Catar ya se previó un cambio
generacional para evitar un desarrollo violento de los hechos en un futuro
cercano. El jeque Hamad Bin Jalifa Al Thani abdicó a favor de su hijo y dio
vuelta la página en la historia catarí.
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El
emir de 61 años, que gobierna desde 1995, aseguró que dejará el cargo que
ostenta y ocupará una nueva posición para servir a la nación. Hamad convocó a
su familia a participar del proceso de sucesión, aunque no se especificó cuando
entraría en vigor. Se especula que la abdicación hacia su hijo Tamim se debía a
razones de salud. Sin embargo hay un trasfondo estratégico con respecto a la
preparación que ya posee el príncipe para asumir las responsabilidades y los
riesgos que supone en estos tiempos la dictadura catarí.
Tamim
fue designado heredero en 2003 cuando su hermano mayor Yasim renunció en su
favor. Educado en la Academia Militar de Sandhust, Inglaterra, el nuevo emir de
33 años es miembro del Comité Olímpico Internacional y un gran aficionado de
los deportes. Desde hace años participa del gobierno de su padre, siendo parte de un gran número de viajes oficiales y foros internacionales. Tamim
cuenta con la ventaja de su juventud para poder adaptarse a la población que
exige de a poco una reforma política.
Durante
el mandato de Hamad, Catar se caracterizó por el pragmatismo. Estrechó
relaciones con países y grupos políticos de distinto tipo. El principal
objetivo era sacar a su nación de su tradicional aislamiento. En materia
internacional se convirtió en un actor clave. Mantiene buenas relaciones con Estados Unidos,
país que posee bases militares en su territorio. Con Irán tiene lazos cordiales
ya que comparten el control del mayor yacimiento de gas natural. También es
mediador en la cuestión palestina y promotor de los rebeldes sirios en el
levantamiento contra Bashar Al Assad.
Una dictadura que no quiere riesgos
Catar
es un país de 2 millones de habitantes de los cuales 250.000 son autóctonos, el
resto son trabajadores de naciones vecinas. Antiguo territorio del Imperio
Persa, logró la independencia en 1971. La dinastía Al Thani gobierna desde hace
130 años. Actualmente es el mayor exportador mundial de gas natural licuado y
uno de los países con ingresos per cápita más altos del mundo. Una potencia
global de inversiones con un respaldo financiero importante que incluso
permitió la ayuda a las revueltas de la Primavera Árabe.
La
nueva generación da un paso al frente para asumir las responsabilidades de
dirigir un país. Tamim se convertirá en el monarca absoluto más joven de la
península arábiga. Su padre se aseguró una transición sin sobresaltos en una
región caracterizada porque los líderes mueran en el sillón o sean apartados
por violentos golpes de Estado. Si bien no se esperan grandes cambios, el hecho
es importante porque anticipa una posible situación. Catar, actor clave en la
región, no vivirá revueltas como en otros países árabes. No están dadas las
condiciones y si podían darse, ya se encargaron de evitarlas.
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