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El ex negociador con Occidente sobre el programa nuclear iraní,
Hasan Rohani, fue electo como presidente de la República Islámica de Irán. El
futuro mandatario superó a sus dos rivales directos pertenecientes al ala
conservadora, en unas elecciones que alcanzaron un 72% de participación.
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Hasan Rohani logró 18.6 millones de votos, lo que equivale a un
51% de los sufragios. Superó con amplia ventaja al alcalde de Teherán, Mohamed
Bagher Ghalibaf, y al actual negociador del tema nuclear, Said Jalili. Rohani
se alió con los reformistas, venciendo los comicios con un lema electoral basado en la reconciliación y esperanza. Este clérigo chií de 64 años fue diputado y
vicepresidente del Parlamento. Fue nombrado como negociador de la polémica
nuclear en 2003 pero dejó el cargo por diferencias con Mahmoud Ahmadineyad. Los
deseos de cambio por parte de la población llevaron a la elección de este
hombre pragmático y de consenso. Los resultados fueron tomados como una
revancha a la represión tras los dudosos resultados de 2009.
Ocho fueron los candidatos aprobados por el Consejo de Guardianes
de la Revolución para estos comicios presidenciales. El guía supremo ayatolá
Ali Jamenei se encargó de que fueran descalificados aquellos aspirantes
opuestos a su línea, incluyendo el delfín del mandatario saliente, quien estaba
imposibilitado de ejercer un tercer mandato. Las estrictas medidas de seguridad
del régimen impedían que un candidato se destacara. Todo apuntaba a que la
victoria se la llevaría un candidato conservador y continuista. Sin embargo en
las últimas semanas, Rohani fue favorecido por la renuncia del único aspirante
reformista, Mohamed Reza Aref, y obtuvo el apoyo de ex mandatarios. A
diferencia de los comicios anteriores, las horas previas a la elección
transcurrieron con tranquilidad. La población esperó el resultado y salió a
festejar a las calles cuando se conoció el veredicto final.
La
victoria de Rohani pone fin a ocho años de gobierno ultraconservador. Sin
embargo será difícil tirar abajo toda una compleja estructura de poder. Cabe
recordar que el mandatario electo es un "moderado" dentro de una línea radical,
aceptada por el ayatolá Jamenei. Rohani se propone flexibilizar la postura
sobre el programa nuclear para que se revisen las sanciones sobre su nación.
Estas condenas impuestas están directamente relacionadas con la caída de la
economía y las condiciones de vida, con una inflación del 30% y un desempleo
del 14%. El nuevo gobierno buscará darle mayor transparencia al tema nuclear para
dar una señal de confianza, sin que esto suponga el fin del programa de
enriquecimiento de uranio. Podría ser una oportunidad para Estados Unidos y Europa
de volver a la mesa de negociaciones con Irán. Un cambio en los interlocutores
facilita todo proceso estancado.
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