viernes, 14 de junio de 2013

Difícil que caiga

Arabia Saudita posee algunos de los condimentos de la Primavera Árabe
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Decenas de personas fueron detenidas por las fuerzas de seguridad tras las protestas de familiares para la liberación de sus parientes, encarcelados por motivos de seguridad. Los manifestantes acusan al ejecutivo de retenerlos sin juicio y de no liberar a los que son inocentes. Si bien las críticas son acalladas por el régimen, la situación es distinta a la de los últimos años. Lejos de caer, la dinastía saudí afronta problemas parecidos a los que ocurrieron durante la Primavera Árabe.  
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Durante los últimos dos años se produjeron protestas en la capital Riad y en otras ciudades, desafiando la prohibición de manifestaciones que rige en el país. En la última semana la Policía realizó arrestos, en su mayoría de hombres, en la ciudad de Buraidah. Las autoridades crearon un sitio web para que los familiares puedan seguir el progreso de los casos. También aseguran que los detenidos, en los distintos casos, son presuntos milicianos islamistas. Durante este tipo de protestas se entremezclan familiares reclamando por sus parientes y personas que exigen un cambio en el régimen. En la última década han sido detenidas 11.000 personas por motivos de seguridad, de las cuales 2700 siguen en custodia según las fuentes oficiales. Activistas de Derechos Humanos aseguran que la cifra real es superior. El régimen saudí es el de más ejecuciones en el mundo, se estiman que en 2011 fueron 82. Human Rights Watch condena las decapitaciones y torturas en Arabia Saudita.

En el último tiempo, el régimen estableció controles más estrictos para vigilar los signos de descontento social que se observan desde la Primavera Árabe. A comienzos de mes el gobierno prohibió el programa Viber y amenazó con hacer lo mismo con Skype. El cese de esta mensajería instantánea se produce por no cumplir las normas específicas. El gobierno pidió un cambio en la política de privacidad para tener un mayor control y que se adapten a la política del reino. A su vez se considera que es un tema de negocios, ya que las aplicaciones privan de más ganancias a los operadores de telecomunicaciones. Hasta el momento Arabia Saudita se mantiene al margen de la convulsión política, sin embargo posee alguno de los condimentos para convertirse en un país de riesgo. Esto se debe a la gran población juvenil con poca perspectiva de trabajo, sin apertura y con una sucesión peligrosa.

Un actor fundamental en Medio Oriente

El reino de Arabia Saudita aplica una interpretación estricta del Islam. Las personas condenadas por asesinato, narcotráfico, violación y robo a mano armada son ejecutadas. Este régimen feudal, basado en el Corán, es gobernado por una monarquía absoluta, de las pocas que quedan en el mundo. La dinastía ejerce el poder desde 1932. El territorio posee dos de los lugares más sagrados para la religión, La Meca y Medina. Este país de casi 30 millones de habitantes estableció una alianza histórica con Estados Unidos, de quien recibió apoyo en la guerra con Irak en 1990, cuando fuerzas norteamericanas se desplegaron en territorio saudí. El Rey Abdallah de 86 años es quien gobierna el país desde 2005, tras la muerte de su hermanastro el Rey Fahd.  El mandatario ejerce el poder junto a diversas familias reales.


Los príncipes han gastado mucho dinero para evitar el descontento y la oposición en el país. Sin embargo no han logrado crear empleo para la población ni satisfacer las reformas políticas que solicita el pueblo. Las causas de esto son la mala gestión y la corrupción. Para cubrirse han desembolsado millones para mejorar sueldos, vivienda y salud pero no es suficiente. El riesgo de que caiga la monarquía es muy pequeño. Arabia Saudita es un actor clave en la geopolítica mundial, al ser el segundo productor de petróleo, el mayor exportador y poseedor del 25% de las reservas mundiales de crudo. También es líder de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y fundamental en la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda en la región. Los habitantes piden mayores libertades pero a las potencias les conviene que todo siga como está en Arabia Saudita. 

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