En este mes, la
comunidad internacional vuelca su atención hacia Zimbabue. Un importante grupo
de países de África austral, liderados por Sudáfrica, solicitaron al presidente
Robert Mugabe el aplazamiento de las elecciones para preparar unos comicios más
justos y libres. El dictador se opuso e incluso amenazó con retirarse de la
Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC). No tiene alternativa. Si deja
el poder que ejerce desde hace 33 años podría ser juzgado por los crímenes
cometidos. Con 89 años continuará como presidente y seguramente morirá dirigiendo
al país.
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Mugabe
busca renovar su mandato en lo comicios que organizó para el 31 de julio. Con
el aparato gubernamental a su favor seguramente logrará continuar en el poder,
el cual ejerce desde hace 33 años. Su rival histórico, Morgan Tsvangirai, cuestiona
la fecha de las elecciones ya que no fue consultado, violando el acuerdo de
2008. Tsvangirai se retiró de los comicios de aquel año por la violencia contra
sus partidarios pero tras un acuerdo nacional, fue nombrado Primer Ministro.
En
una cumbre extraordinaria celebrada en Maputo, Mozambique, la Comunidad de Desarrollo
de África Austral solicitó el aplazamiento de las elecciones. Esta organización,
integrada por 15 países y donde se destaca la influencia de Sudáfrica, aboga
por cambios y reformas en Zimbabue. El apoyo de la Comunidad supone un gran
triunfo diplomático de Tsvangirai, quien lidera el Movimiento por el Cambio
Democrático. Mugabe por su parte rechazó una posible interferencia del gobierno
sudafricano de Jacob Zuma.
Mugabe
gobierna al país de forma autoritaria desde 1987 a través de su partido
Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Patriótica. Caracterizado por el
lujo y el despilfarro, el gobierno vivió una decadencia económica en los
noventa, que provocó una fuga masiva de habitantes hacia la vecina Sudáfrica. Recién
en 2009 compartió de cierta manera el poder tras ceder a la oposición el cargo
de primer ministro, lo que provocó un estado de tensión desde hace cuatro años.
El problema típico y la solución más violenta
La
antigua Rodesia logró la independencia del Reino Unido en los ochenta. Tras
once años de prisión, primero tomando las armas y luego apelando a la
negociación, Mugabe liberó a su país del poder colonial. Sin embargo los
problemas de fondo nunca fueron solucionados. El 1% de la población de raza
blanca era dueño del 70% de la tierra cultivable. En vez de apelar a una
reforma agraria, Mugabe realizó una política agresiva de desalojo de los
granjeros blancos, a través de expropiaciones, para brindarle tierras a sus
seguidores cercanos.
Zimbabue
es una nación marcada por la violencia política desde hace años. Mugabe se
encargó de acallar a las tribus rivales y la oposición política, la cual le
exige reformas y garantías tanto para los medios de comunicación como para las
fuerzas de seguridad. La tortura, el asesinato y la limpieza étnica son
característicos del régimen de Mugabe. Incluso su ejército participó en la
guerra del Congo (1998-2008), por solicitud de la nación vecina. En el campo de
batalla sus soldados se encargaron de expropiar diamantes para su beneficio.
Zimbabue
rechazó en abril la financiación de las Naciones Unidas para las elecciones. De
esta manera evitó las condiciones que hubiesen sido impuestas, las cuales
incluía una misión que reunía grupos de la sociedad civil. En su pasaje por
Sudáfrica el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, criticó el acoso a los
ciudadanos de Zimbabue y apeló a la celebración de unos comicios libres y
justas. Las Naciones Unidas han reducido en el último tiempo las sanciones
impuestas a este país que sufrió en 2008 una hiperinflación.
Mugabe
es un tirano corrupto de los tantos que existieron y existen en el continente
africano. Traicionó los ideales por los cuales accedió al poder, cuando liberó
al país del antiguo poder colonial. Al igual que otros personajes de la
historia intentará continuar en el poder hasta su muerte, debido a que perder
la presidencia le implicaría ser juzgado por los crímenes cometidos. Ciertos
trascendidos aseguraban que el mandatario se encontraba enfermo de cáncer y que
su salud comenzaba a deteriorarse. Por más que su aparato gubernamental tenga
todo armado para su reelección el 31 de julio, Zimbabue no demorará en desprenderse
de Mugabe e iniciar una nueva etapa, en la que deberá atacar muchos problemas.
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