África, durante
décadas conocido como el continente olvidado, hoy se encuentra en el punto de
mira de la comunidad internacional. China avanzó primero, prometiendo no
comportarse como las antiguas potencias coloniales. Estados Unidos, tarde y sin
tanta necesidad comercial, no quiere quedarse atrás.
Apelando a la
democracia y las instituciones, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
salió al cruce. El miércoles 26 de junio inició una gira por tres países
africanos: Senegal, Sudáfrica y Tanzania. El objetivo principal del gobierno
norteamericano fue fomentar el comercio y la inversión, ya que África es un
mercado cada vez más atractivo. El mandatario fue acompañado de empresarios,
inversionistas y altos cargos; entre ellos estuvo Michael Froman, representante
de Comercio Exterior. La Casa Blanca buscó darle un perfil económico al viaje,
aunque los temas de geopolítica internacional también estuvieron sobre la mesa.
Tres destinos, tres objetivos
Senegal: el terrorismo islámico en la región
La gira de Obama por África comenzó en Dakar, Senegal.
Este país es un socio fundamental para Estados Unidos en la lucha contra el
terrorismo de corte islámico en el Magreb y a ello se debe esta visita. El
incremento de los grupos radicales es uno de los problemas geopolíticos que
vive el continente africano. Washington busca que esta situación no se
reproduzca en los distintos países de África.
Obama visitó en primer lugar una de las democracias más
sólidas del continente y una de las naciones más estables de la región. Bajo
inmensos operativos de seguridad, el presidente se reunió con su homólogo Macky
Sall, participó de un foro de agricultores y visitó la Casa de los Esclavos,
para rendir tributo a los prisioneros que se embarcaron desde allí rumbo a Estados
Unidos.
Senegal se encuentra rodeado de países como Mali, que
sufre una crisis importante por la incursión de los yihadistas provenientes de
Libia. Para frenar este avance de los terroristas, Níger, otra nación de la
zona aquejada por este problema, acaba de aprobar un consentimiento para que
los drones norteamericanos puedan ser estacionados en su territorio. Un caso
representativo de la división política y guerra que pueden causar estos grupos
es Nigeria. La potente agrupación Boko Haram, que busca instaurar la ley sharia
en todo el país, tiene en jaque al gobierno de Goodluck Jonathan.
Sudáfrica: un actor clave en África
En Sudáfrica, la segunda parada, Obama encontró un país
sacudido por el crítico estado de salud del histórico presidente, Nelson
Mandela. La Casa Blanca tuvo en cuenta la situación y el mandatario mantuvo una
reunión con la familia del Premio Nobel de la Paz. El presidente norteamericano
visitó Sudáfrica por ser un peso pesado en el continente, un país clave en términos
geopolíticos.
Estados Unidos necesita mantener buenas relaciones con el
gobierno de Jacob Zuma para estar al tanto de los diversos conflictos de
África. Sudáfrica es importante para contrarrestar un segundo problema
geopolítico que enfrenta el continente: los reclamos históricos y territoriales
que derivan en conflictos como el sucedido en Sudán. Actualmente el gobierno de
Zuma busca lidiar entre Sudán y Sudán del Sur, mientras movimientos rebeldes
intentan derrocar al dictador de Sudán, Omar al Bashir.
Además de pertenecer al grupo de los BRICS (junto a
Brasil, Rusia, India y China), Sudáfrica es una arteria principal en la
promoción de la democracia y es considerado un mediador fundamental en los
asuntos africanos. La histórica colaboración en las operaciones de pacificación
en la región confirma lo dicho y el último ejemplo es el intento por mantener
al gobierno de la República Centroafricana, tras la revuelta del grupo Seleka.
Tanzania: su
economía y sus vecinos.
En el tercer destino los objetivos fueron principalmente
económicos, debido al crecimiento galopante de Tanzania. Sin embargo también es
un lugar geoestratégico para detener el avance islámico radical en la región,
principalmente del grupo Al Shabab, cercano a Al Qaeda.
Tanzania está situada en una zona importante del
continente, el conflictivo cuerno de África. En dicha región se ubica Somalia,
lugar del que las potencias occidentales –incluso Estados Unidos, en los 90’-
han tenido que “huir” por no poder controlar la situación de un territorio
complejo. Tanzania limita con Kenia, donde nació el padre de Obama, sin embargo
la Casa Blanca evitó una visita a dicho país ya que la nación realizó
elecciones meses atrás. En dichos comicios salió victorioso Uhuru Kenyatta,
personaje que posee un proceso abierto en el Tribunal Penal Internacional. Cabe
destacar que tanto Kenia como Tanzania sufrieron ataques contra la Embajada de
Estados Unidos por parte de yihadistas islámicos en 1998.
En Tanzania, Obama se reunió con líderes empresariales en
Dar es Salaam, la mayor ciudad y capital económica de la nación. Este país se
destaca por el aprovechamiento de sus recursos naturales creando fondos
especiales que permitan administrar la riqueza e invertirla en desarrollo
social para despegarse del hambre, problema endémico de África.
Contrarrestar el avance chino
Con esta visita de Obama, el gobierno norteamericano busca
equiparar los avances económicos y geoestratégicos de Beijing en África.
Estados Unidos examina una estrategia distinta para mostrarse como alternativa.
La importancia de la energía y el plan presentado por Obama durante su viaje
puede ser una arista importante del plan de Washington.
En un comienzo, desde África se observaba a China como un
contrapeso a la histórica influencia occidental, incluso por haber apoyado en
su momento a los movimientos independentistas y por ser parte del “mundo
subdesarrollado”. Sin embargo con el correr de los años también se teme que la
potencia asiática comience una nueva etapa de colonialismo.
Desde el liderazgo de Hu Jintao, China ofrece créditos y
financia obras de infraestructura en el continente africano. Comprando materias
primas, fundamentales para sostener su crecimiento económico, y vendiendo
productos manufacturados, se convirtió en el primer socio comercial de África.
Si bien desde Beijing se intenta evitar la injerencia en asuntos internos, la
relación con gobiernos corruptos y autoritarios terminó siendo inevitable.
Incluso se prestó ayuda militar a regímenes como el de Omar Al Bashir en Sudán,
a quien además se le brindó ayuda diplomática en el seno de las Naciones
Unidas. También se apoyó a Zimbabwe en la capacitación de las fuerzas de
seguridad del régimen dictatorial de Robert Mugabe.
A pesar de que China no tiene problemas en tratar con este
tipo de gobiernos tan cuestionados en occidente y si bien históricamente
Estados Unidos apoyó dictadores en el continente, la Casa Blanca está apuntando
a la buena relación con las democracias.
El presidente de China, Xi Jinping, viajó rumbo a África
días después de su asunción. Una de sus paradas fue en la República Democrática
del Congo, nación con grandes yacimientos petroleros y principal proveedor de
madera para China. También visitó Sudáfrica, país socio en el BRICS, y
Tanzania, en donde firmó alrededor de 16 acuerdos comerciales, culturales y de
desarrollo. China confirmó proyectos de infraestructura para un país que tras
los últimos yacimientos elevó las reservas de gas y se coloca como un actor
clave del este africano.
El atraso en materia de infraestructura conlleva a que la
potencia asiática deba apoyar también en la creación de ferrocarriles, puertos
y oleoductos, para proveerse de las materias primas. En materia de comercio con
África, China le lleva años luz a Estados Unidos. Los principales socios
norteamericanos no están en el continente y si bien se busca un progreso en
materia comercial, no es la clave para Washington.
La diferencia: el progreso de África y la democracia
Obama apeló a su experiencia personal para incitar a
África a ponerse de pie y luchar por su futuro. Afirmando aquellos logros
independentistas, el mandatario norteamericano imploró la creación de
instituciones eficaces, confiables y transparentes para poder lograr sociedades
democráticas y justas. Estados Unidos se quiere mostrar como una contribución
hacia el desarrollo africano. En este sentido, el gobierno dio a conocer
durante este viaje una nueva iniciativa para duplicar el acceso a la energía
eléctrica, denominado “Power Africa”.
Estados Unidos busca enseñar el camino y diferenciarse de
China, principal inversor en el continente. En sus giras por África, ambos
mandatarios visitaron Sudáfrica y Tanzania. Sin embargo, Estados Unidos apuntó
también a Senegal, país que celebró elecciones con resultados pacíficos y
democráticos en 2012. Mientras, el gobierno chino se embarcó hacia la República
Democrática del Congo, un socio conflictivo.
Si bien comercialmente se encuentra lejos de los logros
alcanzados por Beijing, el gobierno de Washington no puede descuidar una región
clave. Décadas atrás, el futuro era el sudeste asiático; hoy también lo es
África en todo sentido; por el crecimiento económico y geopolítico de algunas
naciones. La progresiva retirada en Afganistán le permite a la Casa Blanca
reposicionarse en África, en donde claramente perdió terreno a manos de China.
Sin embargo con este viaje, predicando la democracia en la región, Estados
Unidos salió al cruce de la potencia asiática.
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