Chile elegirá su
futuro presidente en noviembre. De no ocurrir nada extraño, Michelle Bachelet se
convertirá nuevamente en la mandataria de la nación. El domingo superó con
creces el primer escollo, las elecciones primarias. Su desafío principal en los
próximos meses será fortalecer su Nueva Mayoría para retornar a La Moneda. No
sólo será importante el pacto para ganar las elecciones sino el programa y la
conducción que llevará una vez en el poder.
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Michelle
Bachelet se convirtió en la candidata del pacto Nueva Mayoría tras alcanzar el
73% de los votos. La ex presidenta superó por destrozo a los otros tres
candidatos: el ex ministro de Hacienda, Velazco (13%), el postulante
democristiano Orrego (8%), y el radical Gómez (5%). En la derecha venció Pablo
Longueira de la Unión Democrática Independiente (UDI). Este Ingeniero Civil de
54 años y ex ministro de Economía, se impuso por diferencia mínima al ex
titular de defensa Andrés Allamand del partido Renovación Nacional de Sebastián
Piñera.
Las
del domingo fueron las primeras elecciones primarias en la historia de Chile.
La participación tras un sistema de voto voluntario fue considerada un éxito,
superando todas las proyecciones. Un 22% de los habilitados concurrieron a
votar. La mayor cantidad de votos fueron por los candidatos de la oposición,
siendo un fiel reflejo de lo que ocurrirá en los comicios del 17 de noviembre
si no ocurre nada extraño.
Bachelet
busca un nuevo ciclo político, ampliando la coalición que incluirá en este caso
a los comunistas. El Partido Comunista dio un paso histórico al acordar con la
ex presidenta una alianza para gobernar. Cabe recordar que los comunistas no
participan de una administración desde el gobierno de Salvador Allende en los
setenta. El Partido Comunista, que controla la Central Unitaria de
Trabajadores, apunta al giro a la izquierda.
Las
protestas estudiantiles de 2011 fue una señal de una población que se rebeló
contra la desigualdad, los abusos del libre mercado y el debilitamiento de los servicios
públicos. Los chilenos, más prósperos que nunca, exigen avances a sus políticos.
Bachelet, considerando esta situación, planteó medidas distintas con respecto a
lo que venía realizando la Concertación. Una reforma tributaria profunda,
educación gratuita universal y una nueva Constitución son las promesas de
Michelle.
Chile en plena transformación
Bachelet
renunció en marzo a la dirección ejecutiva de la Organización de Naciones
Unidas para la Mujer. Durante su estancia en Nueva York, la ex presidenta
mantuvo un profundo silencio sobre la coyuntura local. Mientras tanto, a medida
que se confirmaba su postulación, sufrió ataques por el desempeño de su
gobierno tras el terremoto de 2010. La política de investigación llevada acabo
por Piñera buscó desprestigiar a la ex mandataria.
La
derecha, que retornó al poder tras 20 años de gobiernos centroizquierdistas, se
encuentra en una situación compleja de cara a los comicios de noviembre. Si
bien a esta altura ya no tiene un sueño presidencialista, deberá votar bien en
las parlamentarias para tener fuerza en las negociaciones. No quedan dudas que la
candidatura de Longueira aleja a la derecha del centro político. Quienes
también intentarán lograr quitarle votos a Bachelet son seis candidatos
menores: el ecologista Sfeir, el humanista Claude, Miranda del Partido
Igualdad, el economista Parisi, el independiente Jocelyn-Holt y Marcos Enrique
Ominami, quien capturó un 20% en las elecciones de 2009.
En
los comicios internos, la izquierda moderada no mostró fuerza como para influir
en la campaña de Bachelet. El precandidato Velazco anunció que votará a la ex
mandataria pero no convocará a sus votantes a hacerlo por ella. Bachelet deberá
congeniar con la democracia cristiana y los comunistas para poder gobernar en
paz. Este será su principal desafío en los próximos meses.
La
sociedad chilena vive en estos últimos años un incremento de las expectativas,
deseos y cambios culturales que apuntan hacia la igualdad de oportunidades. De
esta manera, a través de protestas populares, situaron temas en la agenda
pública. La población no organizó una revuelta anti capitalista sino que se
moviliza para reclamar más crecimiento y bienestar. Bachelet deberá conquistar un
electorado cada vez más exigente, no sólo durante la campaña sino también
cuando gobierne.
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