Horacio Cartes asumió
hace pocos días como nuevo presidente de Paraguay. Su mandato, que tendrá
varios desafíos, comienza con un ataque realizado por una pequeña
guerrilla en una estancia. Seguramente este hecho marcará la actividad de los
próximos meses. Al igual que durante la presidencia de Lugo, la propiedad y la
concentración de la tierra vuelven a estar en el tapete, repitiéndose como el
tema político por excelencia en este país del centro de Sudamérica.
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En
abril de este año Horacio Cartes superó por diez puntos de ventaja a su
contrincante del Partido Liberal, Efraín Alegre. De esta manera el Partido
Colorado, una de las agrupaciones políticas más antiguas de Latinoamérica,
obtuvo una mayoría holgada en el Congreso. Cartes, que gobernará hasta 2018, se
presentó como la cara renovada de un partido tradicional, aunque no dudo en
manifestar sus opiniones conservadoras tanto en el tema del aborto como en el
matrimonio homosexual. Este hombre de negocios, del rubro financiero y
tabacalero, fue objeto de denuncias por actividades ilícitas. Cartes deberá
convencer a los paraguayos que las acusaciones contra él son falsas y que la
investigación de Estados Unidos por presunto lavado de dinero no tenía
fundamento.
En
su asunción brindó un discurso con constantes referencias teológicas y con un
mensaje reconciliador hacia sus países vecinos. El principal objetivo de su
gobierno será la expansión de la bonanza agropecuaria de un país que avanza a buen ritmo. El crecimiento de la ganadería y la exportación de soja
favorecieron a mejorar la situación económica en los últimos años. Sin embargo
es clave que el gobierno siga apuntando a las inversiones extranjeras para
mejorar las infraestructuras, introducir tecnología y modernizar el Estado.
Además, Cartes tendrá el desafío de reducir sustancialmente la pobreza (situada
en 32%), generando trabajo, mejorando la educación y también la salud para brindar
igualdad de oportunidades a los habitantes de Paraguay.
Para
mantener el buen crecimiento económico también será clave la estabilidad política del país. En
este sentido Cartes optó por un gabinete de perfil técnico y por personalidades
de la nueva camada del Partido Colorado prescindiendo de hombres fuertes de la
agrupación, lo cual causó cierto recelo. Si bien el nuevo mandatario intenta
desprenderse de ciertos vicios, en el caso que se aleje mucho de los pesos
pesados podría quedar aislado, tal como le ocurrió al anterior mandatario
Fernando Lugo. Un tema interesante en el corto plazo será el trato con los poderosos empresarios
sojeros ante la posibilidad de imponer impuestos a las altas ganancias que han
tenido en los últimos años.
El eterno problema: la propiedad de la tierra
El
relacionamiento con la región es clave para un país que no tiene salida al mar.
Aunque la UNASUR y el MERCOSUR levantaron la suspensión, tanto Ecuador como
Venezuela no asistieron a la ceremonia de ascenso de Cartes. La situación más
tensa es con Venezuela ya que el ex presidente Federico Franco declaró persona
no grata a su homólogo Nicolás Maduro. A pesar que un cuarto de las exportaciones de
Paraguay van hacia Brasil y Argentina, el gobierno se manifiesta a favor de la
Alianza del Pacífico de la cual ya es observador. Este bloque que conforman
México, Perú, Colombia y Chile es atractivo para una economía como la de
Paraguay, aunque Brasil ya manifestó que este movimiento es incompatible con el
MERCOSUR.
Los
problemas de Paraguay con la región comenzaron tras la destitución de Fernando
Lugo en 2012 y la asunción de Federico Franco. En junio de aquel año se produjo
una condena política en la que el Partido Liberal le quitó el apoyo a Lugo y se unió a los colorados. El aislamiento
político del ex obispo supuso para muchos un golpe institucional. Los gobiernos
de la región se apegaron a Lugo y condenaron el nuevo gobierno de Franco. En
aquel entonces y aprovechando la suspensión de Paraguay, los países del
MERCOSUR incorporaron a Venezuela, ingreso que estaba siendo trabado por el
Parlamento paraguayo.
La salida de Fernando Lugo se da tras un enfrentamiento en el que murieron 11
campesinos y 6 policías en la hacienda de un empresario político. Increiblemente el mandato de
Cartes comienza con un episodio que apunta hacia el mismo tema. Cinco guardias
de una estancia del centro del país, a 370 kilómetros de
Asunción, fueron asesinados días después de la asunción del nuevo presidente. Las
autoridades adjudicaron el atentado al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), un
pequeño grupo armado que opera en las regiones del centro y noreste del país. Además
a fines de mayo se produjo el asesinato de un ganadero, Luis Lindstron, por el
que fueron detenidos varios campesinos. Por estos últimos golpes el Ministro de
Defensa advirtió sobre una posible militarización de la lucha contra el EPP,
mientras que el Ministro del Interior aseguró que se está elaborando una nueva
estrategia para combatir estos casos. Mientras tanto el gobierno anunció mano dura contra este
tipo de situaciones que debilitan el proceso democrático. En este sentido ya se
envió un proyecto para reformar la ley de Defensa.
Tras
unas elecciones a la que la población no le dio demasiada importancia se abre un
período de pruebas para Horacio Cartes. Además de llevar adelante un gobierno
de oportunidades tendrá que asumir el problema eterno de Paraguay, la
desigualdad y la tenencia de tierra. Una izquierda con poco arraigo y un
Partido Liberal que apoyó el “golpe” a Lugo causó el retorno al poder del
Partido Colorado, aquel que gobernó bajo la dictadura de Storessner. Con un
personaje renovado al mando, el gobierno tendrá que atacar los mismos problemas
de siempre.
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