El Partido Democrático encabezado por Pier Luigi Bersani fue el
más votado
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Los comicios
celebrados en Italia, durante domingo y lunes, tuvieron como resultado un
escenario de ingobernabilidad. Los electores, que concurrieron en un 7% menos
que en las elecciones anteriores, le dieron el triunfo al Partido Democrático
de Bersani en la Cámara Baja. Sin embargo, los premios de mayorías que rigen en
la ley electoral italiana para el Senado, le dieron una mayoría ínfima de tres
escaños por encima de la coalición de Silvio Berlusconi que obtiene entonces capacidad de
bloqueo. En este sentido se abre un período de inestabilidad para nombrar al
primer ministro. El gran ganador de las elecciones fue Beppe Grillo que
convierte a su Movimiento 5 estrellas en una fuerza política clave.
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Cuatro grandes fuerzas
luchaban por la mayoría parlamentaria en los comicios de febrero. El favorito
de las encuestas era el centroizquierdista Bersani, quien se mostró con un
perfil bajo durante la campaña. El antiguo comunista sostuvo que la austeridad
por si sola no es suficiente para reactivar al país. Su partido obtuvo 29,75%
de los votos en la cámara de diputados. Al ser la coalición más votada logra el
“bonus” previsto por la ley para obtener el 55% de los escaños. En el senado su fuerza política
voto mejor que “Pueblo de la libertad” de Berlusconi, 31% sobre 30%. En un
principio parecía que beneficiándose de la ley electoral que bonifica a los
vencedores por región en la cámara alta, la coalición del ex presidente, al ser
fuerte en el norte del país (Lombardía), obtenía más senadores que los
centroizquierdistas. Sin embargo los resultados definitivos le estarían dando
la victoria a Bersani por tres escaños. La buena votación de Berlusconi con sus
promesas populistas de devolver impuestos afirma que ¼ de la población aún cree
en él, a pesar de los escándalos y procesos judiciales.
El gran ganador de la
elección fue el candidato "antisistema" Beppe Grillo. El líder del Movimiento 5
estrellas obtuvo un 25% en diputados y un 23,7% en el senado. El éxito del
cómico de la televisión italiana se baso en la honestidad, transparencia y la mezcla de posiciones de derecha e izquierda durante la campaña. Mario Monti, el
primer ministro saliente, fue la gran decepción de la jornada electoral. La
razón principal fue la gran incapacidad de liderar la centroderecha italiana.
El candidato que obtuvo un 9% en el senado fue visto como un candidato exprés
colocado por las potencias europeas para liderar al país en plena crisis. Por
sus reformas emprendidas, el tecnócrata se mostraba como el preferido de
Merkel.
En busca de una
coalición creíble y perdurable en el tiempo
Ante el escenario de
incertidumbre, el presidente Giorgo Napolitano podría convocar elecciones
nuevamente. Tras la última salida de
Berlusconi (tercer mandato), Italia fue gobernado durante 15 meses por un gobierno técnico,
liderado por Monti, que aplicó medidas de austeridad para paliar la crisis
económica y la recesión. Los comicios celebrados ayer generan inestabilidad
para la tercera economía de la zona euro. Esta fluctuación política ha sido característica en su historia, principalmente desde que la democracia cristiana perdió su predominancia en la
década del 80. La agrupación Forza Italia de Berlusconi apareció en 1994 e
instauró una nueva etapa en el país. A partir de allí, la lucha política se centró
entre las coaliciones formadas por el empresario multimillonario y la izquierda
liderada por Prodi.
Europa teme por la estabilidad política de una de las potencias del continente. Los mercados y las bolsas europeas reaccionaron
de forma negativa ante esta situación. El desencanto con la política por parte
de la población se vio reflejado en la gran votación del outsider Beppe Grillo.
Al parecer los políticos tradicionales estarían en riesgo en la Unión Europea
así como los grandes partidos, en su mayoría envueltos en diversos escándalos. Los líderes de
los partidos tendrán la difícil de tarea de formar una coalición creíble y
perdurable en el tiempo tras la falta de una mayoría clara en las elecciones
generales. Será la hora de hacer
sacrificios para que Italia pueda ser gobernada.
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