El primer ministro Hamadi
Yebali renunció al no recibir apoyo político para formar gobierno
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La crisis que comenzó con el asesinato
del líder opositor Chukri
Belaid se amplió en los
últimos días. Ante las manifestaciones populares, el jefe de gobierno de Hamadi Yebali planteó la necesidad de conformar un
ejecutivo integrado por tecnócratas. Esta decisión no fue aceptada por su
propio partido, el islamista moderado Ennahda. Tampoco contó con el apoyo del sector
mayoritario secular – Congreso
por la República – quien retiró sus
tres ministros del gobierno. Debido a esta situación, Yebali comunicó este
martes su renuncia al presidente Moncef Marzouki.
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Luego de la revolución que dio por
finalizada la dictadura de Ben Alí, el gobierno de Túnez lo integran tres grandes partidos: Ennahda es el mayoritario,
tras haber obtenido 40% en las elecciones de octubre del año pasado. Un segundo
grupo es el partido laico de Marzouki, el gobierno lo completan los
socialdemócratas de Atakol. Las confrontaciones entre islamistas y laicos se
dan desde la caída del gobierno anterior en enero del 2011 y esto influye en la
situación actual. Los islamistas junto a los salafistas demostraron ser
mayoría, mientras que los laicos cuentan con el apoyo de la Unión General de
Trabajadores Tunecinos (UGTT), el sindicato más poderoso del país.
Tras la muerte el 6 de febrero de Chukri
Belaid, a mano de dos personas aún no identificadas, comenzaron masivas manifestaciones.
La población se volcó a la calle para exigir justicia por el asesinato del
político de la oposición e integrante del Frente Popular. Las protestas frente
al Ministerio del Interior y las acusaciones por parte de los familiares a los
islamistas caldearon el ambiente. Belaid había sido un gran crítico del
gobierno y de las denominadas Ligas para la Protección de la Revolución, una
especie de milicia armada del partido Ennahda. La situación obligó al primer
ministro Yebali a dar una respuesta. Para ganar la confianza nuevamente del
pueblo, que da muestras de no confiar en la clase política actual, propuso un gobierno de expertos, que como ya
vimos no fue posible.
En
busca de la democracia
La ex colonia francesa logro la
independencia tras luchar por de más de 20 años. Liderando el partido
NeoDestur, el padre de la patria Habib
Bourguiba
fue el primer presidente de la nación. Reelecto en numerosas oportunidades,
gobernó el país por 30 años con una política occidentalista y de represión a
las corrientes fundamentalistas. En 1987
el gobierno del Partido Socialista Desturiano sufrió un golpe de estado encabezado
por el primer ministro Zine El Abidine Ben Alí que se erigió como
presidente. Cada cinco años este personaje de la historia de Túnez se
presentaba a unas elecciones que finalizaban con resultados fraudulentos de 90%
de aprobación al gobernante.
La dictadura de Ben Alí comenzó a caer en
diciembre de 2010, cuando en la ciudad sureña de Sidi Bouzid, un joven se
prendió fuego para expresar su descontento con la situación social. Antes de los
treinta días el presidente debió huir a Arabia Saudita ya que las protestas
habían llegado a la capital, Túnez, con la única consigna de tumbar al régimen.
El 23 de octubre se celebraron las primeras
elecciones legislativas libres del país, las cuales ganó el partido Ennahda, acordando un
gobierno tripartito. Tras la renuncia de Yebali, el presidente deberá nombrar un
nuevo primer ministro que forme gobierno. Túnez se encuentra en la encrucijada
de lograr un acuerdo entre islamistas y laicos. El proceso de transformación del
país aún sigue abierto, instalándose la duda de si estamos transitando un
camino a la democracia. El partido islamista Ennahda se ha mostrado ambiguo en
este sentido, pero tendrá una nueva oportunidad de acordar con el resto de los
partidos para seguir liderando el camino que inició la revolución. En caso de
que fracasen otra vez, la situación podría complicarse aún más y sepultar los
logros que se alcanzaron durante la primavera árabe.
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