miércoles, 23 de abril de 2014

Lentos movimientos en Argelia

El anciano de 77 años, Adelaziz Buteflika, volvió a ganar las elecciones e iniciará su cuarto mandato consecutivo. Aunque hace un año todo indicaba que la salud del actual presidente le iba a impedir renovar su estadía en el poder, Buteflika nuevamente vence y alarga la tan ansiada transición en Argelia. Los dirigentes del Frente de Liberación Nacional, partido dominante en este país, no quisieron arriesgar con una nueva figura y apostaron por una transformación segura.
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Lo más importante en las elecciones presidenciales de Argelia no fue el 81% de votos que obtuvo Buteflika (3.5% menos que hace cinco años) sino el alto porcentaje de abstención, que llegó a 51% o quizás más si se incluyen aquellos ciudadanos que no poseen carné electoral. Tal número era previsto principalmente por el desgano de la gente joven que hoy representa casi la mitad del país ya que el 45% de los argelinos tiene menos de 25 años. Cansados de la burocracia, la clase política y la carencia de libertades públicas, cierto sector de la población exige otra concepción de país. Sin embargo el movimiento crítico Barakat (Bastante en español), que se expandió en las calles en los últimos tiempos, no logró mucha convocatoria en la jornada electoral.

Las elecciones del jueves pasado se desarrollaron con total tranquilidad y mucha presencia de las fuerzas de seguridad. Buteflika concurrió a votar con normalidad a pesar de que hace más de dos años no se lo veía en público, después de aquel derrame cerebral que lo mantuvo internado 80 días en París. La campaña electoral de esta figura histórica la realizaron seis de sus principales colaboradores, aprovechando los medios oficiales. Esa fue una de las quejas del líder de la oposición, Ali Benflis, quien obtuvo un 12% y denunció fraude. Este abogado independiente fue ex jefe de gobierno de Buteflika durante su primer mandato. Benflis propuso en estos días una conferencia nacional para debatir el avance a la democracia. También cabe destacar que el resto de los candidatos no lograron más de un 3% en los comicios.

Argelia clave para Europa

Este enorme país del norte de África mantiene cierta estabilidad pese a la Primavera Árabe que en 2011 sacudió la región. Buteflika lidera Argelia desde 1999 cuando inició el proceso de reconciliación nacional que dio fin a una larga guerra civil, entre el ejército y los militantes islamistas, que dejó como saldo alrededor de 200.000 muertos. Aquel conflicto se desató debido a que los partidarios del Frente Islámico intentaron tomar por la fuerza lo que los militares le habían arrebatado en las urnas en 1992. Tras ese período de guerra, la figura de Buteflika representa pacificación y estabilidad en el segundo país con mayor producción de hidrocarburos en África. Es un político respetado también por su participación en el Movimiento de Liberación que luchó contra el dominio colonial francés.

La certidumbre en Argelia es tranquilidad para sus socios comerciales, principalmente europeos, ante los problemas que surgen en Rusia y Ucrania por el actual diferendo de Crimea. Los movimientos bruscos en un gigante como este país de 38 millones de habitantes, supondrían un peligro para los intereses occidentales. Es por ello que no se oyen muchas voces de disconformidad con respecto al oficialismo argelino, igual de anti democrático que muchos otros. Europa y Estados Unidos prefieren aceptar esta aparente democracia antes que dejar el gobierno al libre albedrio y que las urnas le den la victoria a islamistas de políticas indescifrables.

Buteflika, que se inició en la política hace 52 años como Ministro de Juventud y Deporte, hoy vuelve a ganar las elecciones, siendo la clave de una posible lenta transición a la democracia. Con una economía en crecimiento pero con grandes problemas estructurales, Argelia se mantiene estancado en lo que refiere a reformas democráticas. Dado el estado de salud del presidente, no se puede precisar cuánto tiempo más estará en el poder. Por lo tanto, las promesas sobre una revisión de la Constitución y una apertura deberán realizarse cuanto antes; debido a que el poder autoritario ya no se mantiene tan fácil ante esta juventud cada vez más numerosa en el norte de África.


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