El 29 de
abril era la fecha tope que planteó el Secretario del Estado norteamericano,
John Kerry, para alcanzar acuerdos entre Israel y Palestina. Nada de ello
ocurrió, siendo un nuevo fracaso en este proceso de paz que a esta altura no
vislumbra solución. La reivindicación sobre la misma tierra, las posturas
divergentes y una historia compleja son algunas de las cuestiones por las
cuales esta vez Benjamin Netanyahu y Mahmud Abbas no lograron un acuerdo.
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A pesar que los negociadores israelíes y palestinos
afirman que hace cuatro meses que no hay conversaciones directas entre las
partes, la semana pasada la clave fue el anuncio en rueda de prensa de la
reconciliación entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y
Hamas. La OLP se compone de varias formaciones políticas que lidera Abbas (también
conocido como Abu Mazen). Hamas, que niega el reconocimiento de Israel de forma
constante, gobierna en la Franja de Gaza y es considerado por Tel Aviv, Estados
Unidos y Europa como un grupo terrorista. El primer ministro de esta región y
líder de la agrupación es Ismail Haniyev, quien junto a Abbas anunció la
convocatoria para elecciones en enero del 2015 y en el cual se eligiría la
presidencia y el consejo legislativo de la Autoridad Palestina.
Esta aparente reconciliación pondría fin a la
división existente desde 2007 entre la Franja de Gaza y Cisjordania. Se expresa
como supuesta debido a que ya existieron acuerdos en 2011, tras reuniones en El
Cairo y Catar, pero que nunca se terminaron de cumplir. El objetivo de ambos es
formar un gobierno de unidad en cinco semanas, integrado por tecnócratas. El
mismo sería liderado por Abbas o Din Al Shaer de Hamas, quien formó parte de
aquel gobierno de unidad que se quebró cuando los islamistas tomaron el control
de Gaza enfrentándose a los leales de Al Fatah. Hoy en día Hamas se muestra más
debilitado, principalmente luego de la salida de los liderados por Mohamed Morsi
en Egipto.
El fracaso de la mediación norteamericana
Ante el posible acuerdo palestino todas las partes
reaccionaron. Kerry, que ya había amenazado con dejar su rol de mediador tras
el estancamiento de las relaciones, expresó decepción por la decisión de Abbas.
Mientras que Netanyahu, primer ministro israelí, anunció inmediatamente la
cancelación de las negociaciones de paz, exigiéndole a Palestina que elija
entre pactar la paz con Israel o con Hamas, no las dos juntas. El argumento es
entendible en cierto punto pero también se argumento, durante estos meses, que
Abbas no representaba a la totalidad del pueblo palestino. Entonces tampoco
queda claro cuál es el camino. De esta manera la reunión prevista para la
semana pasada entre los negociadores Tzipi Livni y Saeb Erekim fue cancelada.
El mandatario israelí tiene claro que con el
mantenimiento del statu quo domina la agenda por la fuerza. Con este pacto con
los terroristas, Abbas le da una buena excusa al premier israelí para echarle
la culpa por el fracaso de las negociaciones. También es cierta la necesidad de
un pueblo palestino unido a la hora de negociar con Israel, que exprese un
compromiso completo con el establecimiento de la paz. Abbas acusa a Netanyahu
de querer dialogar solo para evitar mayor presión internacional pero
continuando la construcción de asentamientos. Mientras que el líder israelí
culpa a su homólogo de acudir unilateralmente a las Naciones Unidas e incumplir
los acuerdos.
A medida que iban pasando los meses, los objetivos
de Kerry en torno al proceso de paz se iban reduciendo. Se buscó un acuerdo
marco para evitar la ruptura de conversaciones pero luego con el devenir de los
hechos y las múltiples visitas a Tierra Santa, desde Estados Unidos se apuntó a
continuar en la mesa de negociaciones como objetivo principal. Barack Obama se refirió
al suceso como una pausa que sirva para evaluar la situación, una forma
elegante de aceptar un nuevo fracaso. Resta esperar si avanzará la reconciliación
política palestina, con la consolidación de Abbas como líder único, lo cual
implicaría barajar y dar de nuevo. Aunque el resultado suma cero de la partida
seguramente se volverá a repetir por varios años más.
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