Las
elecciones municipales en Turquía dan un nuevo empujón a Recep Tayyip Erdogan, personaje
muy disminuido en los últimos tiempos. La represión a las protestas sociales en
julio del año pasado, los casos de corrupción y el control sobre internet, son
claras muestras de la deriva autoritaria del Partido de la Justicia y el
Desarrollo (AKP). El triunfo en las urnas de la agrupación del primer ministro
le da el aire que necesitaba para continuar en el poder.
---
Erdogan es el primer ministro de Turquía desde
2003, liderando un partido conservador nacionalista de centro derecha. Ex
alcalde de Estambul, puesto en el que se consolidó como político, alcanzó una
alta popularidad en los primeros años de gobierno gracias a la bonanza
económica. Durante su administración triplicó la renta per cápita con un
crecimiento que por momentos llegó al 9%. El acercamiento a Europa, negociando
un tratado de adhesión desde 2005, es otro de los puntos a favor. Esta
situación le permitió ganar tres elecciones legislativas consecutivas con
mayorías absolutas, las últimas en 2011 con 50% de los votos.
Las complicaciones para Erdogan comenzaron en junio
de 2013 cuando en una situación inesperada se produjeron protestas callejeras
por la demolición del parque de Gezi en el centro de Estambul. La polarización
creció en un país en donde las huelgas no están permitidas. Los detractores del
primer ministro reclamaron y expresaron su descontento por la supuesta agenda
oculta islamista así como la necesidad de cambios democráticos. La polarización
trajo como consecuencia divisiones en el gobierno, principalmente el
apartamiento del Movimiento Islámico Hizmet, la cofradía del imán Fethula
Gulen, exiliado en Estados Unidos.
Los últimos sucesos que complicaron a Erdogan pasan
por casos de corrupción. En el último tiempo 80 personas fueron detenidas,
entre ellas familiares directos de ministros, lo cual generó cambios necesarios
en el gobierno. Empresas opositoras castigadas y periodistas detenidos son
algunas de las muestras de esta deriva autoritaria de Erdogan, que aumentó en
febrero con el control sobre Internet por parte del Ejecutivo. Las autoridades
bloquearon Twitter y Youtube por las filtraciones de una importante reunión de
seguridad que supuestamente amenazaba la seguridad nacional.
Impulso de cara a las presidenciales
En esta ola de críticas, por el creciente
autoritarismo, se realizaron las elecciones municipales. Por cómo se vivió en
los medios y las declaraciones de Erdogan en la campaña, los comicios eran una
especie de referéndum para el primer ministro. El mandatario había asegurado
que si no obtenía un buen resultado se alejaría de la política. Los resultados nuevamente
fueron bastante aceptables para Erdogan, ya que se había marcado el listón de
los comicios locales anteriores, el cual superó ampliamente. Por lo tanto los
comicios se los puede considerar como un voto de confianza para el primer
ministro.
Un 46% de los votos, seis puntos más que en 2009,
para el AKP así como la adjudicación de las alcaldías de Ankara y Estambul,
ciudades que gobiernan hace dos décadas, le dan una victoria al oficialismo por
encima de la oposición. En segundo lugar terminó el Partido Republicano del
Pueblo (CHP), socialdemócrata, que acusa a Erdogan de llevar al país hacia una
dictadura. Esta formación laica obtuvo un 28%, se apoderó del ayuntamiento de
Esmirna y declaró que impugnará los resultados por fraude. El Movimiento para
la Acción Nacionalista alcanzó un 15% de los sufragios mientras que el
nacionalista kurdo (Partido de la paz y democracia) tuvo un 4% de las
preferencias.
La victoria de Erdogan seguramente le permitirá cumplir
con su objetivo de gobernar hasta 2023, cuando se cumpla el centenario del
Estado turco. Su mandato como primer ministro concluye en julio de 2015 y según
los estatutos de su partido no podrá presentarse por 4ª vez. Sin embargo quizás
sea candidato el próximo 10 de agosto cuando se elija el sucesor del actual
presidente Abdula Gul, primera elección que será por sufragio universal y
directo. Si bien la figura del primer ministro continúa siendo la más
importante, cambios en la Constitución le permitirían a Erdogan hacerse fuerte
desde la jefatura de estado. Claramente ganó pese a últimos sucesos negativos
para su gobierno pero si continúa administrando con este estilo autoritario no
demorarán en aparecer nuevamente las protestas callejeras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario