jueves, 3 de octubre de 2013

Victoria ajustada del oficialismo en Austria

Los dos principales partidos políticos del país alpino mantendrán su alianza y continuarán gobernando el país tras las elecciones del domingo pasado. A pesar de la pérdida de votos con respecto a los comicios del 2007 y la consolidación de la extrema derecha, los austríacos apuntan nuevamente a la estabilidad.
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La “gran coalición”, como se denomina a la alianza entre el Partido Socialdemócrata y el Partido Popular, ganó con lo justo y sin la necesidad de pactar con otra agrupación. El 66% de los seis millones de convocados a votar renovaron el Parlamento, que con los nuevos resultados quedará fragmentado en tres grandes partidos, una agrupación intermedia y dos grupos marginales. A pesar del buen desempeño económico, la población castigó al oficialismo por los casos de corrupción, los recortes sociales y la falta de reformas por discrepancias internas. 

Los socialdemócratas, liderados por el actual canciller Werner Faymann, fueron nuevamente los más votados con el 27,1%, aunque perdieron casi tres puntos porcentuales con respecto al 2008. Este exministro de Transporte y Comunicación fue quién llevó a su partido al poder y quien tuvo que liderar al país tras la crisis económica. Su socio será el conservador Partido Popular encabezado por el ministro de Exteriores, Michael Spindelegger. Esta agrupación votó mejor que lo que se preveía, alcanzando un 23,8%.

La tercera agrupación (21,4%) es el ultranacionalista Partido de la Libertad, liderado por Heinz Christian Strache. El primero de los otros tres sectores que integrará el Parlamento son Los Verdes, que obtuvieron el 11,5%, el mejor resultado de su historia. El carismático y populista Frank Stronach recibió el 6% de las aprobaciones. Liderando un grupo que lleva su nombre, el millonario plantea la salida del Euro y una liberalización de mercado a ultranza. El grupo más pequeño será el NEOS, liberales que planteando políticas a favor de los jóvenes obtuvieron casi el 5%. La Alianza para el Futuro de Austria, una escisión del Partido Liberal del histórico líder fallecido Jorg Haider, se quedó fuera del Parlamento tras no alcanzar el mínimo.

Tres grandes conclusiones

Austria es uno de los países que mejor superó la crisis económica, manteniendo un bajo desempleo (4,8%), comparado con el 11% promedio de la Unión Europea. Esto se debe principalmente al sólido desarrollo industrial diversificado y una economía ligada a Alemania y al centro de Europa. El país de la música es exportador de automóviles, motores y corrientes eléctricas. Actualmente esta nación, que en su momento fue centro del Imperio Austro Húngaro, posee el ingreso per cápita más alto de la Zona Euro.

A pesar de ello existía en la población un descontento por la parálisis política en un país donde la coalición entre socialdemócratas y conservadores domina desde la instauración de la Segunda República en 1945. Con un pasado marcado por la represión y la anexión del III Reich en 1938, la “gran coalición” es vista como una garantía para la estabilidad. Esto se da principalmente después de la suspensión de los contactos bilaterales que tuvo que soportar Austria tras el liderazgo ultra conservador en el año 2000, cuando el Partido de la Libertad se convirtió en la segunda fuerza más votada.


De las elecciones del domingo se pueden sacar varias conclusiones. En primer lugar la victoria, por más ajustada que sea, de las fuerzas centristas socialdemócratas y conservadoras, que volverán a ejercer el poder sin la necesidad de pactar con otros partidos. Sin embargo una segunda anotación que podemos hacer es la pérdida de apoyo con respecto a los años anteriores, lo cual denota cierto enojo por los casos de corrupción y la necesidad de formar consensos para avanzar en reformas. Cabe destacar que la principal discrepancia es con respecto a los impuestos, uno de los aspectos que más divide a la centroderecha y centroizquierda. La tercera gran conclusión y no por ello menos importante es la evolución de la extrema derecha, con resultados positivos que no se observaban desde hacía una década. Más allá del crecimiento interno, los comicios lo posicionan a nivel continental por los lazos que pueda estrechar con los socios ideológicos de cara a las elecciones europeas del próximo año.

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