martes, 17 de septiembre de 2013

Conflictos interreligiosos en el Sur y Sudeste de Asia

Por su crecimiento económico, los “pequeños dragones asiáticos” e India desviaron la atención del mundo hacia esta región. El aumento de las clases medias, la emergencia de países densamente poblados y la lucha entre China y Estados Unidos por el liderazgo en la zona son los temas más estudiados. Sin embargo los focos de violencia interreligiosos que surgen en países como Myanmar o India nos abren los ojos sobre futuros conflictos en el Sur y Sudeste de Asia.
---
Para analizar el surgimiento de los problemas interreligiosos en la región podemos agrupar a los países en cuatro grupos. Primero debemos destacar los países con mayoría abrumadora musulmana como Malasia (60%), Indonesia (86%) y Bangladesh (89%). Un segundo grupo son las naciones en donde predomina el budismo, tales como Camboya (96%), Tailandia (94%), Myanmar (89%), Sri Lanka (69%) y Laos (67%). A India la consideramos como un tercer polo en la región por su magnitud en términos de población. La misma tiene una predominancia hinduista pero con un 13% de musulmanes, lo que supone alrededor de 140 millones de fieles del Islam. Por último destacamos a Filipinas, único enclave cristiano en la zona por la histórica influencia colonial española.

En los últimos meses Myanmar fue noticia por el conflicto entre budistas y musulmanes. Los enfrentamientos se habían reanudado el año pasado en el norte del país, generando miles de refugiados y más de 200 muertos pero en setiembre la novedad es la firma de paz que se estableció entre ambas comunidades. La ex Birmania, con sus 60 millones de habitantes, fue gobernada desde 1962 a 2012 por una dictadura militar y actualmente posee un gobierno reformista. En dicho país viven los Rohingya, musulmanes de origen bangladeshí, que suponen la etnia sin estado más numerosa de Asia (800 mil). Este sector de la población acusa al gobierno actual, encabezado por Thein Sein, de realizar una campaña de limpieza étnica en su contra. Además cuentan con el apoyo de la comunidad internacional que instan al mandatario a normalizar la situación dentro de los cambios que se están emprendiendo.

Un grupo nacionalista religioso, encabezado por el monje budista Ashin Wiratho, apodado el “Bin Laden Birmano” y preso hasta el año pasado por incitar al odio religioso, realizó propaganda islamófoba provocando un espiral de violencia y dejando cientos de muertos. Estos nacionalistas buscan proteger su cultura, la seguridad nacional, asociando al Islam con el control extranjero de las finanzas y para evitar su intromisión, proponen limitar los matrimonios interreligiosos. En agosto de este año decenas de casas fueron destruidas en un barrio de mayoría musulmana tras la supuesta violación de una mujer budista por parte de un seguidor del Islam. Esta persecución obliga a los musulmanes a huir a países como Malasia o al vecino superpoblado Bangladesh, en donde si bien hay campos de refugiados los Rohingyas no han sido del todo bien recibidos ya que son considerados inmigrantes ilegales.

Con los desplazamientos se está exportando un conflicto local a la región. Muestra de ello es el asesinato en diciembre del año pasado de tres budistas birmanos en la capital de Malasia, Kuala Lumpur, un hecho que fue señalado como represalia por lo que sucede en Myanmar. Escaramuzas similares a la de Malasia ocurren en Indonesia, el país con más seguidores del Islam y donde opera Jemaah Islamiyah, rama de Al Qaeda. En abril de este año se produjo un choque entre refugiados birmanos en la región de Sumatra y un mes después, en la capital del país Yakarta, dos activistas musulmanes fueron acusados de querer atacar la Embajada de Myanmar.

Las últimas noticias provienen de India

Los hechos que ocurrieron en Myanmar tuvieron repercusión también en India. En agosto del 2012 miles de musulmanes marcharon en Mumbai para protestar por las matanzas registradas en la región de Assam y en la ex Birmania, manifestación que terminó con problemas con la Policía. En julio de este año en el noroeste de India nueve bombas explotaron en el templo budista Bodh Gaya, lugar sagrado para la religión.  Además, en los últimos días al menos 15 personas murieron en enfrentamientos entre musulmanes e hindúes en el norte, en el estado de Uttar Pradesh, tras el ataque de un grupo hindú a una mezquita. Por su cercanía con Pakistán, país musulmán donde operan grupos muyahidines, la estabilidad de India es fundamental para la región.

En el resto de los países de la zona las situaciones son diversas pero todas con un denominador común: un futuro de tensión por la convivencia de religiones. Tailandia es noticia desde hace ocho años por la revuelta separatista de corte islámico en las provincias del sur, provocando la huída de miles de familias budistas. Los musulmanes se sienten discriminados por el gobierno tailandés y exigen la creación de un Estado islámico en las provincias de Pattani, Yala y Narathiwat. Tras la firma en febrero de un acuerdo para iniciar conversaciones y poner fin a la violencia, las negociaciones de paz fueron suspendidas por discrepancias.

En Filipinas se desarrolló por más de 40 años un conflicto en el sur del país entre el gobierno y el Frente Moro de Liberación Nacional, con un saldo de 100.000 muertos y 2 millones de desplazados. A fines del 2012 se firmó un acuerdo de paz que prevé para 2016 la creación de una región autónoma en Mindanao pero los combates continúan. En Sri Lanka, país que dejó atrás 25 años de conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla de la minoría Tamil, surgió la organización budista radical, Bodu Baka Sena. Este grupo predica la intolerancia al Islam y realizó boicots a los comercios de los musulmanes, que representan el 10% de los 22 millones de habitantes. De esta forma se han producido ataques contra mezquitas y manifestaciones para prohibir el sistema de clasificación de alimentos halal. En Camboya, la minoría musulmana (los cham) posee excelentes relaciones con el gobierno. Sin embargo cierto sector se está viendo influenciado por las tradiciones islámicas extranjeras que llegan al país, lo cuál genera mayor atención por las posibles infiltraciones de ramas extremistas. 

En definitiva el panorama interreligioso en el Sur y Sudeste de Asia aparece desafiante para las próximas décadas. Las situaciones en los países son diversas y cambian constantemente pero la convivencia entre las religiones será clave para la estabilidad de la región. El Islam, que llegó a la zona en el siglo XIII reemplazando en cierta forma al hinduismo y al budismo, podría estar recibiendo influencias yihadistas, lo cual sería altamente peligroso. Hoy el foco está puesto en Medio Oriente pero no debe impresionarnos que el mismo problema aparezca en 20 años en otro lado del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario