jueves, 15 de mayo de 2014

Ganador por quinta vez consecutiva

El miércoles 7 de mayo el Congreso Nacional Africano (ANC), partido gobernante, ganó nuevamente las elecciones en Sudáfrica. La agrupación fundada por el fallecido Nelson Mandela obtuvo una victoria que le permite mantenerse en el poder. A pesar de los cuestionamientos al líder actual, Jacob Zuma, la fuerza de quienes terminaron con el régimen Apartheid es y continuará siendo preponderante.
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El ANC obtuvo el 62% de los votos en las elecciones generales, lo que le permite colocar 249 diputados en la Asamblea Nacional, compuesta por 400 representantes. Si bien los liderados por el actual presidente Jacob Zuma tuvieron una caída del apoyo de tres puntos porcentuales con respecto a 2009, el mandatario tomará nuevamente posesión el 24 de mayo por cinco años más. El ANC se encuentra en el poder desde que finalizó el régimen de segregación racial en 1994, ganando las cinco elecciones que se disputaron desde aquel entonces. El aumento generado en los comicios de la década del 2000 (69% y 65%) cae al mismo número que obtuvo Mandela cuando se convirtió en presidente.

El principal partido de oposición, Alianza Democrática, creció seis puntos con respecto a la elección anterior, obteniendo ahora un apoyo del 22%. La agrupación de Helen Zille es concebida como el de la minoría blanca, aunque ha tenido un aumento de votantes negros. La novedad fue el ingreso de un nuevo partido al Parlamento. Los Luchadores por la Libertad Económica, que pregonan la nacionalización de los sectores estratégicos y la redistribución de la tierra, consiguieron un 6% de las preferencias. Este partido populista de izquierda radical es liderado por Julius Malema, ex miembro de las juventudes del ACN.

La jornada electoral transito de forma pacífica con escasas protestas en algunas zonas del país. La participación alcanzó un 73% de los habilitados para votar lo cual marca un récord aunque vale destacar que muchos potenciales votantes no fueron a registrase, no figurando en el padrón. Además de los comicios generales se realizaron elecciones locales. El oficialismo mantuvo la región de Gauteng, motor económico del país y conservó 8 de las 9 provincias. En cambio la Alianza Democrática continúa gobernando en su feudo del cabo occidental (Ciudad del Cabo) con Zille como primera ministra.

El legado como fortaleza

Algunos medios preveían elecciones reñidas y tenían algunos fundamentos para pensarlo. La mayor causa obviamente son los escándalos de corrupción que azotan al gobierno. Uno de los últimos casos de abuso de poder fue la polémica reforma en una de las residencias de Zuma, que rondó los 16 millones de euros. El bajo crecimiento económico de los últimos años marcó un elevado desempleo y un descontento social, principalmente en los antiguos guetos, barrios en donde la población vive sin luz ni agua, cansados de promesas incumplidas. La pésima situación en la educación también influye de manera negativa.

La desigualdad social y la imposibilidad de reducir la brecha entre ricos y pobres se suma al conflicto laboral que mantiene paralizadas las minas de platino. La matanza de Marikana en 2012 cuando fallecieron 34 mineros por disparos policiales es otro de los debes del gobierno de Zuma. El mandatario intenta defenderse con los logros democráticos del partido y los momentos de crecimiento económico que colocó a Sudáfrica en el privilegiado grupo de los BRICS, aunque el lugar de primera potencia económica africana está siendo ahora peleado por Nigeria. La muerte de Mandela terminó afectando positivamente para el oficialismo en la campaña, sin dudas los liderados por Zuma tienen mejores cosas para mostrar del pasado que del presente.


Se suele afirmar que los gobiernos tienen una luna de miel con el electorado en los primeros años de administración. Cuando un régimen anterior duro cae, como pasó con el Apartheid, el espacio político se vuelca ampliamente y la luna de miel se amplía. Los 20 años en el poder del ANC causan obviamente una estabilidad negativa en el partido y se hace obvia la necesidad de una reforma para combatir la corrupción. La oposición, si bien puede ser renovadora, la marca del pasado no le permitirá gobernar en el corto plazo. Que los sudafricanos afirmen que votan por los colores verde y amarillo del ANC y no por Zuma, me hace pensar que el oficialismo se mantendrá en el poder un tiempo más. 

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