jueves, 15 de diciembre de 2011

Singapur: la puerta de entrada a Asia


En Asia Oriental, al igual que en las distintas regiones geográficas del mundo, se pueden agrupar los países según sus principales características. China es el gigante que crece rápidamente; Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y quizás Vietnam, son las potentes economías emergentes. Mientras que Laos, Camboya y Myanmar no han podido, hasta el momento, superar una pobreza crónica. El mapa se completa con el primermundista Japón y con los famosos “tigres asiáticos”. El estudio de Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur no es nuevo, pero siempre es interesante conocer su realidad. Luego de cuarenta años de reformas, Singapur se destaca por su interacción con un vecindario tercermundista.

La excolonia británica, que alcanzó su independencia en 1965 luego de separarse de la Federación de Malasia, es una ciudad-estado de un tamaño cercano al de Montevideo, pero con más del triple de población (4.7 millones de personas). Desde un comienzo, el régimen hibrido que gobierna Singapur (que combina democracia con autoritarismo) se propuso metas de primer mundo. Sin lugar a dudas lo logró con creces: en cuarenta años mejoró su Producto Bruto Interno (PBI) per capita de 500 dólares en uno que hoy ronda los 50.000.

Una recorrida por esta diminuta nación permite observar claramente que Singapur es de las naciones más globalizadas del mundo.  La tecnología inunda las calles del City Center, siendo un claro ejemplo los peajes electrónicos que se cobran por circular a determinadas horas. La arquitectura y el centro financiero en la bahía se encuentran rodeados por el gran puerto que da a las costas del estrecho que lleva el nombre del país. Las distintas zonas de esta nación se completan con barrios en donde predominan los complejos habitacionales estatales, organizados por Vivienda y la Junta de Desarrollo del gobierno nacional.
            
El Estado tuvo un rol central desde el comienzo de las reformas, el país avanzó hacia una economía de mercado con disposiciones planificadoras. La estrategia productiva se centró en las actividades multinacionales, buscando atraer matrices de las principales empresas a nivel mundial. Hoy en día, Singapur es el cuarto centro financiero del mundo, donde las finanzas representan un 25% del PBI. El pequeño país es líder en servicios portuarios y posee el segundo puerto de mayor trafico de contenedores, con un movimiento de 28.4 millones de TEU (unidad equivalente a un contenedor de 20 pies). En comparación, el puerto latinoamericano con más tráfico es Santos, en Brasil, con 1.8 millones. 

Con un territorio sin agricultura y carente de recursos naturales, la única opción viable para Singapur fue la innovación. Las políticas educativas (incentivando una población que lea y entienda más de un idioma),  la capacitación científica, técnica y el enfoque en la administración de empresas, son aspectos fundamentales para haber obtenido los resultados actuales. En el Índice Global de Innovación, que mide el ambiente y los logros reales de la misma, se ubica tercero. Con respecto a la facilidad para hacer negocios, lidera el ranking de Doing Business elaborado por el Banco Mundial. Como si fuera poco, ocupa el segundo lugar en el Índice de Competitividad Global, siendo uno de los países que brinda más altos niveles de prosperidad a sus ciudadanos.

Gracias a su apertura económica, Singapur se ha convertido en un centro de almacenaje y redistribución de mercaderías en la región. La exportación de manufacturas domesticas y la prestación de servicios internacionales bancarios, de transporte y comunicaciones (siendo uno de los principales exportadores de sistemas de control para aeropuertos y puertos) son claves para entender este modelo.

El comercio exterior es fundamental en el desarrollo económico de un país que produce para el resto del mundo. Su economía depende básicamente de  las exportaciones, la electrónica, productos farmacéuticos y lo que se denomina tecnología de la información. Singapur es un gran exportador de discos duros y otras piezas de computadoras. Como miembro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) comparte una tarifa preferencial común con el resto de los integrantes, reservándose ítems como el petróleo, vehículos y tabaco entre otros. La política comercial le permite poseer mercados diversificados y no depender de fluctuaciones de los vecinos. Malasia (11%), Hong Kong (11%), China (10%), Indonesia (9%) y Estados Unidos (6%) son sus mayores compradores. Con respecto a los proveedores, sus socios son similares: Malasia (11%), Estados Unidos (11%), China (10%) y Japón (7%), siendo los productos  minerales, químicos, alimenticios y de consumo, los principales rubros de importación.

El primer Tratado de Libre Comercio (TLC) fue el área de negocios acordada con la ASEAN en 1993. A posteriori, Singapur firmó 18 acuerdos regionales y bilaterales con 24 países. Los tratados permiten que esta ciudad - estado esté intercomunicada con su región, incluyendo potencias (China e India), países desarrollados (Japón, Corea, Australia y Nueva Zelanda) y el vecindario más cercano (Malasia, Indonesia y Tailandia, entre otros). La política comercial no se ha quedado allí: apuntando hacia el pacífico, firmó acuerdos con Panamá, Perú, Chile y Estados Unidos, a los que se le pueden sumar México y Canadá, con quienes se encuentra en etapa de negociaciones.

Singapur saca provecho de una zona del mundo que ha entendido las ventajas del regionalismo. El denominado triangulo de crecimiento subregional es un ejemplo de ello, combinando gobiernos y el sector privado. Singapur, el estado malayo de Johor (que limita con la isla), y la isla Riau de Indonesia han establecido contratos para trabajar conjuntamente. De esa manera, el gobierno puede brindar a sus inversores un espacio en donde las empresas puedan acceder a mano de obra más barata y menores costos para las industrias.

Las naciones tercermundistas buscan justificar su desarrollo moderado por las características propias de su economía, cultura de su población o por su vecindario. En cuarenta años, una nación diminuta y sin recursos naturales logró convertirse en un lugar muy codiciado para vivir. Tomar países como ejemplo o modelo es una tarea complicada, ya que no se pueden transpolar circunstancias. Lo que sí podemos imitar es la forma de entender el progreso; “nosotros decidimos que seríamos un oasis en una región de tercer mundo” fue como lo definió el ex ministro Lee Kwan Yew. Singapur se convirtió de esta manera en un centro regional de referencia, la puerta de entrada al fascinante mundo asiático.

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