jueves, 14 de junio de 2012

Corea del Sur: la política comercial y una oportunidad para América Latina


Asia sigue siendo en este 2012 una región del mundo a la que debemos prestar atención, tanto por su crecimiento económico como por las posibilidades que brinda para los países subdesarrollados. Hace diez años Corea del Sur planteó una hoja de ruta para promocionar el comercio y mejorar su economía. La entrada en vigor - a mediados de marzo - de un extenso Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, marca un momento clave en la política comercial de una economía que se ubica entre las primeras quince del planeta. Corea del Sur no sólo debe ser vista como ejemplo a seguir sino como una oportunidad que se presenta para América Latina.

El mayor de los famosos “Tigres Asiáticos” fue siempre objeto de estudio por el conflicto con su vecina Corea del Norte y por el desarrollo económico alcanzado en la década del setenta. “El milagro del Río Han” es como denominan los coreanos a un proceso que los catapultó hacia una economía desarrollada. Con 48 millones de habitantes - población muy similar a la de Colombia -  y una superficie relativamente pequeña - menor a Cuba -, Corea del Sur alcanza un Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de 20.000 dólares. Su capital, Seúl, es uno de los centros financieros más grandes de Asia, siendo también una de las ciudades más poderosas según la revista Forbes. La importancia de este país a nivel mundial se ve reflejada en su participación en el G-20, organismo en el cual se deciden los principales lineamientos del sistema financiero internacional.

La combinación entre una estrategia de promoción de exportaciones y una política de sustitución de importaciones fue trascendental para el despegue de la economía. Altos niveles de protección a los productos “hechos en casa” (textiles, muebles y calzados) y bajas tarifas a las materias primas necesarias para fabricar. La creación de conglomerados de empresas, denominados “Chaebol”, fue una propuesta inteligente que permitió el desarrollo de ciertas áreas de la economía. Con el correr de las décadas, debido al crecimiento de China y de los países del sudeste asiático, Corea se vio obligada a dar mayor preponderancia a la electrónica. En cambio disminuyó la importancia del sector agrícola y ganadero, siendo efímero su porcentaje en el PBI.

El rumbo de la economía varió considerablemente en los años noventa. El gobierno redujo su participación y el sector automotriz se consolidó como clave en el desarrollo del país. La inversión en educación permitió el crecimiento de la industria electrónica que hoy representa alrededor del 25% de las exportaciones del país. Teléfonos móviles, chips de memoria y televisores digitales son algunos de los productos más vendidos. Asimismo, la industria química y la construcción naval, al tener en Ulsan los astilleros más grandes del mundo, son otras dos áreas fuertes de la economía. En lo que refiere a la importación, Corea del Sur adquiere materias primas, principalmente petróleo y combustibles. Además se nutre de componentes electrónicos para sus productos de exportación, así como de maquinaria mecánica y siderúrgica (sector primordial para la producción de automóviles y barcos).

Actualmente China, Estados Unidos y Japón son los principales socios de Corea del Sur. Históricamente los destinos de las exportaciones fueron países desarrollados pero los tratados firmados ampliaron el espectro y brindaron mayor importancia a mercados emergentes: el sudeste asiático y América Latina. En el año 2003 el gobierno de Roh Moo Hyun planteó una estrategia denominada “Promotion Roadmap”. Para ampliar los destinos de las exportaciones se calificaron objetivos de corto, mediano y largo plazo. Dicho plan permitió la firma del TLC con Chile en 2004, con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) y Singapur en 2006 y un año después con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). En 2008 el mandatario Lee Myung Bak aceleró la construcción de una red global de TLC,  promoviendo tratados no previstos en la hoja de ruta original. En este sentido ya funcionan los acuerdos con India, Perú y la Unión Europea. Además están avanzadas las negociaciones con Australia, Colombia y Turquía. El objetivo a mediano plazo es poder alcanzar TLC con México, Mercosur, China, Centroamérica y determinados países de Asia.

El 15 de marzo entró en vigor el TLC con Estados Unidos suscrito en 2007 y demorado en ambos parlamentos hasta el 2011. Son recordados los enfrentamientos (con gases lacrimógenos incluidos) entre parlamentarios surcoreanos, en noviembre del año pasado, cuando se aprobó el acuerdo. Este tratado es el primero de Estados Unidos con una potencia asiática y es considerado el más grande firmado por el gigante norteamericano desde el suscrito en 1994 con Canadá y México (NAFTA). El TLC generó preocupaciones en ambos países firmantes, principalmente en aquellos sectores que se pueden ver perjudicados: el agrícola en Corea del Sur y el automotriz en Estados Unidos. Sin embargo la eliminación de tarifas y barreras del 80% de los productos prevén un beneficio a nivel global. El acuerdo permitirá que en diez años el 98% del comercio ingrese libre de impuestos. Con este acceso al mercado norteamericano, Corea del Sur adquiere una ventaja frente a sus competidores China y Japón en diferentes áreas: electrónica, automotriz y manufacturera. A contraparte cede en el sector agrícola, el cual hace tiempo perdió peso en el “Tigre Asiático”.

Como decíamos anteriormente, Corea del Sur apuntó hacia América Latina en la búsqueda de ampliar mercados de exportación. Chile y Perú fueron los primeros en “recoger el guante” y acordar tratados que permitan un mayor flujo e intercambio comercial. Actualmente Colombia negocia su TLC que aún se encuentra trabado por los sectores más conflictivos: automotriz y cárnico. México intenta rever su estrategia luego que las conversaciones se suspendieran en 2008 y los países de Centroamérica crearon una ronda de análisis para una futura negociación.

Con respecto al MERCOSUR el estudio conjunto se lanzó hace nueve años. Los avances no han sido sustanciales aunque es parte de la agenda del organismo. Las trabas, más que nada de Brasil y Argentina por el sector automotriz, dificultan la confirmación de un tratado a corto plazo. En lo que refiere a Uruguay, Corea del Sur ha manifestado su intención de firmar aunque sea un acuerdo bilateral.

El gobierno de Corea del Sur tiene claro que no puede quedarse atrás con respecto a sus competidores: China, Japón y el sudeste asiático. Su vecindario ha crecido mucho en la última década y de querer mantenerse como una economía líder, el “Tigre Asiático” deberá seguir tejiendo relaciones económicas con distintas zonas del mundo. En este sentido es que la política comercial surcoreana ofrece una oportunidad de entrada y una invitación al mercado asiático, tanto para Uruguay como para el resto de los países latinoamericanos. Chile y Perú ya aceptaron el desafío, Colombia se encamina hacia ello ¿no es hora que el resto tome la misma postura?.

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