jueves, 27 de agosto de 2009

Bariloche recibe a la UNASUR


Hace dos semanas atrás, los representantes de los países que componen la Unión de Naciones Sudamericanas se reunieron en la ciudad de Quito. El motivo fue el cambio de la presidencia pro-tempore a la que accedió el mandatario ecuatoriano Rafael Correa. La reunión estuvo marcada por el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos que permite la presencia militar estadounidense en territorio cafetero. Algunos presidentes latinoamericanos, principalmente los de Venezuela, Bolivia y Ecuador, se plantaron firmes ante este convenio suscripto entre Bogotá y Washington. Esta situación generó una gira por parte del presidente colombiano, Álvaro Uribe, quién posee una alta popularidad en su país y se encamina a un tercer mandato (en caso de ser aprobada la reforma constitucional). La cumbre de la UNASUR en Quito finalizó con el ofrecimiento de Cristina Fernández de oficiar como anfitriona para una reunión en la cual se discuta este tema polémico y que además cuente con la presencia del mandatario colombiano, quién no asistió a la capital ecuatoriana.

Para comprender la reunión extraordinaria del 28 de agosto debemos entender la realidad política sudamericana y el posicionamiento de los distintos países ante la presencia de tropas norteamericanas en Sudamérica. El primer grupo claramente identificable es el liderado por Hugo Chavéz, presidente de Venezuela, que critica duramente esta alianza y califica a las bases “yanquis” como una declaración de guerra a su revolución bolivariana. Esta visión apocalíptica del tema es respaldada también por Ecuador y el presidente boliviano, Evo Morales. Estos tres mandatarios serán quienes cuestionen de manera más férrea la decisión de Uribe. Un conjunto de tres países, Uruguay, Chile y Brasil, que poseen gobiernos de izquierda moderados, han adoptado una posición de reconocimiento de la soberanía colombiana pero se han manifestado adversos a la presencia de tropas extranjeras en el subcontinente. Cabe resaltar que el presidente brasilero, Lula da Silva, buscando afianzar su liderazgo en la región, fue el impulsor del Consejo Sudamericano de Defensa. En esta ocasión, el mandatario pretende darle al organismo una mayor participación en el análisis de los acuerdos con países fuera de la región. Se puede adherir a este grupo moderado, Argentina y Paraguay, los cuales no se han definido claramente; consideramos muy difícil ubicarlos en el grupo de izquierda radical o moderada ya que sus discursos han ido variando y el acercamiento a uno u otro bloque se produce más por conveniencia que por ideología. El último grupo de países que participará en la cumbre son aquellos que denominamos de derecha, compuesto por el acusado Colombia y el Perú de Alain Garcia, que contaran con el apoyo de Panamá y México que son países observadores de la UNASUR. Sin lugar a dudas, Sudamérica ha quedado partida en tres grupos de países que adoptan distintas posiciones ante un tema tan controvertido.

Con respecto al acuerdo Estados Unidos – Colombia debemos decir que no estamos ante un hecho nuevo, Colombia recibe en el marco del Plan Colombia (combate al narcotráfico y al terrorismo) millones de dólares y ayuda militar por parte del ejército norteamericano. Entonces, ¿Qué es lo nuevo? Si bien Uribe y Obama han explicado que la utilización de las bases son para el mismo propósito, la realidad marca que Estados Unidos, junto a su aliado Colombia, quieren comenzar a mirar más de cerca a un personaje maniático que gobierna Venezuela hace alrededor de diez años. Los contactos que ha tenido Chávez con países como Irán y Rusia han prendido la señal de alerta en Washington que no parece estar dispuesto a aceptar a un enemigo tan cerca de su territorio. En definitiva, en Bariloche se encontrarán tres grupos de países que tendrán que negociar el mantenimiento de la paz que caracteriza al continente desde hace alrededor de treinta años. La misma no parece estar en peligro aunque muchos teman por el discurso retórico que utilizan algunos mandatarios. Sin embargo, no vendría mal abrir los ojos y empezar a seguir más de cerca los movimientos de los distintos gobiernos sudamericanos, la pregunta que nos debemos hacer es: ¿necesitamos ayuda extranjera para ello?

No hay comentarios:

Publicar un comentario