La V Cumbre de las
Américas que se realizó en Puerto España (Trinidad y Tobago) del 17 al 19 de
abril reunió a los representantes de todo el continente americano, con la
excepción de Cuba. Dicha reunión que es auspiciada por la Organización de
Estados Americanos tuvo como centro principal la presencia del nuevo presidente
de los Estados Unidos: Barack Obama. Además, la misma se realizó en el contexto
de la crisis económica mundial y si bien la agenda establecía temas de
seguridad y medio ambiente, Cuba se llevó toda la atención. ¿Qué se podía
esperar de una Cumbre que reúne tantos representantes e intereses diversos?
¿Cuáles son las conclusiones que se pueden sacar del día después de la reunión?
En primer lugar, lo que debemos remarcar es que las reuniones de esta índole
son cumbres que podríamos tildarlas de “simbólicas”. Si bien hay ciertos temas
para manejar en la agenda y en los cronogramas, la Cumbre de las Américas busca
homogeneizar políticas y encontrar objetivos comunes a largo plazo. No podemos
esperar soluciones para temas específicos ni grandes propuestas con éxito
inmediato. Clara demostración de ello es que la declaración final se elabora meses
antes de la reunión y se busca lograr un documento de consenso. Por lo tanto,
cuando nos proponemos analizar las consecuencias de esta reunión multilateral
debemos ser cuidadosos a la hora de expresarlas. En definitiva, son reuniones
que no buscan soluciones concretas pero que sí emiten señales.
En segundo lugar, la reunión previa de los presidentes integrantes de la
Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe, más conocida como
ALBA, también fue un aspecto importante a destacar. Chávez y su grupo se
congregaron los días previos a la Cumbre en la ciudad de Caracas para formar
una posición de cara a la reunión. La defensa a Cuba y su plan “bolivariano”
para el continente fueron los principales temas a tratar por el presidente
venezolano, Evo Morales, Daniel Ortega y los mandatarios de Honduras y
Dominica. Cuando el mundo entero esperaba una posición firme y dura en contra
de los Estados Unidos, Chávez sorprendió por sus intercambios con el presidente
norteamericano mientras que los otros mandatarios también se reunieron junto al
hombre del momento. Queda claro que la artillería pesada que se preparó días
antes no fue ejecutada y por lo único que se destacó el ALBA fue por abstenerse
a firmar la declaración final conjunta.
Finalmente, uno de los aspectos claves de la reunión, sino el más importante
fue la presencia del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Su
disposición al diálogo, a escuchar las propuestas y las ideas de todos los
mandatarios fue algo que destacaron los presidentes a posteriori de los
acontecimientos. Desde la Casa Blanca se había anticipado que Obama no llevaría
a la reunión ninguna propuesta en concreto, como anteriormente lo hicieran
Clinton o Bush. El presidente se mostró en una actitud igualitaria frente a sus
colegas y eso es de destacar. Sin desconocer que estamos ante la potencia más
grande del mundo, lo que la mayoría de los presidentes de nuestro continente
solicitan es un vecino del norte amigable, con propuestas interesantes y sin
querer llevarse a todos por delante.
En conclusión, por más opiniones en contra que puedan existir a propósito de la
cumbre por la no concreción de propuestas o la no firma de la declaración
conjunta, la misma marca un nuevo comienzo de las relaciones América Latina –
Estados Unidos. Debemos entender que con un personaje como Obama en el poder,
el enemigo no son los Estados Unidos, el enemigo para el continente hoy en día
tiene otros nombres como la pobreza, la desigualdad y la corrupción.
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