El
17 de diciembre de 2014 no fue un día cualquiera. Medios de comunicación
anunciaban el final de una era y el comienzo de una nueva etapa. Títulos
informativos sobre “el fin de la Guerra Fría en América” coparon los portales
de innumerables páginas web. El objetivo que plantea este artículo es analizar
el anuncio del restablecimiento de las misiones diplomáticas entre Cuba y
Estados Unidos, las repercusiones que tuvo el significante hecho, los avances
de los primeros meses del 2015 y las perspectivas a futuro.
Dos
anuncios, uno en Washington y otro en La Habana, dieron un gran paso hacia el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba,
quebradas desde 1961. En un discurso desde la Casa Blanca, el presidente
norteamericano, Barack Obama, reconoció el fracaso de las políticas de su país
con respecto a Cuba. Remarcó que el aislamiento no ha funcionado y por ello
pidió un debate honesto en el Congreso sobre el fin del embargo comercial a la
isla. Paralelamente en la capital de Cuba, el presidente de dicho país, Raúl
Castro, afirmó que las partes se habían comprometido a adoptar medidas para
mejorar el clima bilateral pero que ello no significaba que el principal
problema, el bloqueo económico, comercial y financiero, se haya resuelto.
Las
comunicaciones se dieron horas después de que se concretara un intercambio de
presos. Cuba liberó al contratista estadounidense Alan Gross, que llevaba más
de cinco años de prisión en Cuba y a un espía de nacionalidad cubana que
trabajaba para Estados Unidos y estaba preso desde hace veinte años. En el
intercambio el gobierno norteamericano liberó a tres espías cubanos que estaban
detenidos en Estados Unidos. El acuerdo es fruto de una negociación de más de
un año que tuvo al Papa Francisco en un rol central y que se cerró con una
conversación telefónica entre Barack Obama y Raúl Castro. Sin embargo más allá
de los anuncios, el poderío del Partido Republicano en el Congreso es clave en
el entendimiento de la relación entre Cuba y Estados Unidos, debido a que Obama
no puede levantar el embargo por sí solo, debido a que para eliminar algunas
sanciones se necesita la aprobación del Poder Legislativo.
Los
anuncios fueron importantes ya que hasta el momento los intentos de
acercamiento entre Cuba y Estados Unidos habían fracasado, tanto por las
presiones del exilio cubano para no realizar concesiones con la dictadura de
los Castro, la detención de Alan Gross o por el desinterés de Cuba de perder el
argumento del embargo como causa de los males del país.
Primeras repercusiones de los anuncios
El
presidente Obama declaró que el cambio de política no implica abandonar la
bandera de los derechos humanos y la democracia en Cuba, sino la búsqueda de
una nueva estrategia a través de la apertura. En este sentido insistió en la
importancia de las medidas facilitadoras del comercio y los viajes, lo cual
puede hacer circular ideas que terminen desencadenando en cambios políticos en
la isla. Además desde la Casa Blanca se insiste en que la apertura hacia Cuba
es cuestión de interés nacional porque genera tensión con el resto de los
vecinos de América Latina.
Raúl
Castro elogió el gesto de Obama remarcando que la decisión merece el respeto y
reconocimiento. La euforia oficialista cubana incluyó pasajes de diálogo como
la propuesta de convivir en forma civilizada. En su discurso en la Asamblea el
20 de diciembre, Castro reconoció que la lucha para acabar con el bloqueo será
larga y que necesitará continuos reclamos internacionales y de la sociedad
estadounidense. En su alocución, Raúl Castro afirmó que estará presente en la
séptima cumbre de las Américas y pidió respeto a Estados Unidos sobre el
sistema comunista cubano.
Una
de las primeras voces contrarias a los anuncios fue la del senador republicano
Marco Rubio, hijo de cubanos, quien prometió realizar lo posible para bloquear
el intento peligroso del presidente Obama de “abrillantar su legado a expensas
del pueblo cubano”10. Sin embargo los tiempos han cambiado en el exilio cubano
en Miami. Una encuesta elaborada en junio de 2014 por el Instituto de
Investigación Cubano de la Universidad Internacional de Florida, expresó que la
mayoría de la comunidad cubana pedía levantar el embargo a la isla. Un 52% se
manifestó a favor, ocho puntos porcentuales más que en 2011.
El
sondeo se realizó un mes después de que personalidades políticas, empresarios y
ex cargos militares pidieran al presidente Obama una atenuación en el embargo.
También la opinión se recabó luego de que una delegación de la Cámara de
Comercio de Estados Unidos viajara a La Habana para conocer las reformas
económicas que lidero Raúl Castro y las oportunidades que se podían presentar.
Dentro
de la disidencia cubana hubo reacciones distintas a los anuncios de Obama y
Castro. Existieron opiniones que consideran positivos los acuerdos que
facilitan los cambios políticos necesarios y apelan a futuros pasos concretos
en relación a los derechos humanos. Pero también están aquellos que consideran
un error de Obama el darle oxígeno a la dictadura cubana. En la isla celebraron
la excarcelación de los presos más simbólicos y esperan con ansias de cómo
puede cambiarle su situación el posible levantamiento del embargo. La
expectativa es que haya más comercio y turismo relataron los ciudadanos a las
agencias internacionales.
Por
otra parte, la periodista y crítica del régimen castrista Yoani Sánchez expresó
que con estos anuncios el castrismo había ganado y que se esperaban largas
semanas en las cuales el gobierno de Cuba se proclamaría vencedor de la última
batalla entre ambos países. En un artículo publicado en la web 14 y medio,
cuestiona cuál será el próximo paso de La Habana una vez producido el
intercambio de presos y por ende solucionado el principal obstáculo para el restablecimiento
de las relaciones.
Desde
los países de América Latina se aplaudió la decisión de Estados Unidos tanto
por parte de los aliados de Washington como de aquellas naciones que tienen
relaciones más tensas con la potencia del norte. Sin embargo la unanimidad no
se reflejó en la Organización de Estados Americanos donde ante la posibilidad
de emitir un comunicado afloraron viejas divisiones. La Cumbre de las Américas,
que se realizará en Panamá en abril de 2015, será el escenario en donde se
reunirán las principales figuras de los gobiernos americanos.
Primeros avances en la relación
La
normalización de las relaciones entre los países abre la posibilidad a que
empresas estadounidenses comiencen a acercarse al mercado cubano. Pese al
empobrecimiento de la isla, los grupos consultores expresan que se empezó un
camino irreversible en el desmontaje del embargo. Cuba importa más del 80% de
los productos que consume y eso supone una gran oportunidad para el business,
por lo que supone un 19 mercado de 11 millones de consumidores a pocos
kilómetros de la costa sureste de Estados Unidos.
Las
posiciones de la tercera generación de cubanos – americanos que remarcábamos
anteriormente se suman a otros apoyos conservadores como el lobby empresarial
de la Cámara de Comercio o el de la Federación de Oficinas Agrícolas
Americanas. Ambas son defensoras del liberalismo económico y se encuentran en
la búsqueda de que una nueva etapa permita aumentar las exportaciones de
productos hacia Cuba. Sin embargo esto no supone un triunfo para la
administración de Obama ya que la llave para levantar el embargo la tiene el
Congreso, no dispuesto a darle la derecha al presidente afroamericano y en
donde más se hacen oír las voces de los legisladores de origen cubano, tanto
republicanos como demócratas.
Desde
el anuncio de normalización también se produjeron una serie de episodios como
el arresto a fines de diciembre de activistas y periodistas opositores al
régimen cubano. Esto motivo un comunicado del Departamento de Estado
norteamericano en el cual condena el acoso de La Habana por las detenciones
arbitrarias para silenciar las críticas, perturbar reuniones pacíficas e
intimidar a los ciudadanos. Además estableció que como parte de este proceso de
normalización de las relaciones entre ambos países, Estados Unidos seguirá
presionando al gobierno cubano para que cumpla con las normas y compromisos
hemisféricos. El capítulo continuó a principios de enero cuando Cuba comenzó a
liberar presos políticos como parte del compromiso con Estados Unidos de
excarcelar una lista de 53 prisioneros, lo cual se completó el 12 de enero.
A
mediados de dicho mes una delegación de congresistas demócratas de Estados
Unidos viajó a Cuba para comenzar a delinear el primer encuentro oficial luego
del anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Uno de los
legisladores fue el senador Patrick Leahy, quien ya se había entrevistado con
Raúl Castro años atrás y que también fue parte del proceso de liberación de
Alan Gross. La visita de este grupo se dio días después de que comenzaran a
regir las medidas flexibilizadoras de Washington con La Habana y luego de la
excarcelación de los presos.
Estas
medidas flexibilizadoras que rigen desde el 16 de enero implican que los
estadounidenses puedan viajar con mayor facilidad a Cuba, enviar remesas,
comunicarse y comerciar determinados bienes hacia y desde la isla. La Casa
Blanca aseguró que estos cambios permitirán a los estadounidenses ofrecer más
recursos para apoyar al pueblo cubano. Si bien se mantuvieron algunas
restricciones, los 20 norteamericanos podrán por ejemplo viajar sin necesitar
licencia específica del Departamento del Tesoro y utilizar tarjetas de crédito
estadounidenses. Según Washington estas medidas de flexibilización de
restricciones comerciales y financieras (ampliación del envío de remesas,
exportación de materiales de construcción y herramientas, exportación de
productos de telecomunicaciones) ayudarán a emprendedores privados cubanos y al
fortalecimiento de la sociedad civil.
Las
primeras conversaciones oficiales se produjeron el 21 y 22 de enero en la
capital de Cuba. Roberta Jacobson, secretaria de Estado adjunta para Asuntos
Hemisféricos y asesora de John Kerry (jefe de la diplomacia norteamericana) en
temas de América Latina, fue la encargada de dirigir la delegación
estadounidense. Josefina Vidal, directora del departamento cubano dedicado a
Estados Unidos, encabezó la comitiva local. Ambas coincidieron que el proceso
de normalización completa será muy largo.
Las
conversaciones migratorias fue uno de los principales puntos, un tema que
representaba el único canal de comunicación oficial entre ambos países previo a
su cancelación en 2013. Pero la cuestión clave fue la reapertura de embajadas
en Washington y La Habana. El interés principal de Raúl Castro es que el
restablecimiento supone un respeto recíproco del sistema político y económico
de cada uno de los países mientras que la delegación norteamericana llegó a la
reunión con una lista concreta de pasos para lograr la reapertura de misiones
diplomáticas.
Con
respecto a los temas migratorios, Cuba ofreció información sobre las reformas
que se implementaron en la isla desde enero de 2013. A su vez la delegación
expresó preocupación por la vigencia en Estados Unidos de la Ley de Ajuste
Cubano, promulgada en 1966, que permite a los emigrantes cubanos que llegan por
cualquier medio a Estados Unidos, obtener la residencia luego de estar un año
en el país. A lo cual se sumó una política de Bush de brindar residencia a
profesionales cubanos que abandonen misiones internacionales en terceros
países.
En
febrero el Departamento de Estado levantó restricciones sobre la importación de
bienes y servicios desde Cuba con la condición de que solo podrán venderle
productos a Estados Unidos los emprendedores privados, un sector en el que
Washington confía debido a que dependen en menor medida del gobierno cubano.
Con la publicación de la lista de productos que se pueden importar, el
Departamento de Estado volvió a insistir en el concepto de que empoderar al pueblo
cubano y la sociedad 21 civil es la clave en la política hacia Cuba.
En
este contexto de avances lentos pero firmes, a mediados del segundo mes del año
un grupo bipartidista de congresistas presentó un proyecto (denominado Ley de
Libertad para la exportación a Cuba) para eliminar todas las restricciones que
impiden el comercio con Cuba, esto quiere decir levantar el embargo comercial y
financiero que existe desde 1961. El proyecto tiene como objetivo, según la
senadora demócrata Amy Klobuchar, dar vuelta la página en la relación con Cuba.
Esta nueva ley derogaría la norma vigente (Ley Helms-Burton que establece
requisitos duros para levantar el embargo) sobre restricciones al comercio con
la isla.
Perspectivas a futuro
La
segunda ronda de negociaciones para la reapertura de las embajadas se celebró
en Washington el 27 de febrero. Ambas delegaciones reconocieron la existencia
de avances pero sin dar mayores detalles. Días después Obama en declaraciones a
la agencia internacional Reuters expresó que veía posible la apertura de la
Embajada de Estados Unidos en el corto plazo. El avance es de cara a la Cumbre
de las Américas que se realizará en abril en Panamá.
En
este sentido el gobierno cubano ha manifestado su intención de ser excluido de
la lista de países que patrocinan el terrorismo. El objetivo de ambos parece
ser el restablecimiento de las relaciones diplomáticas previo a la cumbre en
Panamá, eso no supone aún la apertura de las embajadas, el cual no entraría en
ese paquete de negociaciones pero sí que la isla sea quitada de la lista a la
cual fue agregada en 1982 por la acusación de colaboración y respaldo a
movimientos insurgentes durante la Guerra Fría.
Los
avances de la relación entre Cuba y Estados Unidos han dado el primer gran paso
y es difícil pensar en una vuelta atrás. Hay condiciones importantes que se
fueron dando en los últimos años que permiten imaginar un nuevo capítulo en la
historia de la relación entre ambos países. Algunas de ellas son: las reformas
económicas de Raúl Castro, el papel de los cubanos americanos, la
transformación del exilio, el interés comercial del lobby empresarial – agrario
norteamericano y el impulso de un gobernante como Obama que plantea un cierto
quiebre con respecto a las políticas del pasado.
En
este sentido se desprenden varios puntos interesantes de destacar. La Cuba de
22 2015 no es la misma que hace 10 años atrás. Desde la llegada al poder de
Raúl Castro en 2008 existieron avances en lo que refiere a aspectos económicos,
ya no estamos en presencia de una Cuba empecinada en cerrarse al comercio, lo
cual genera una ventana de oportunidad. Esto se complementa con un cambio en el
exilio cubano, que se concentra principalmente en Miami. Los expertos aseguran
que el apoyo a la oposición al embargo crece en la población más joven y entre
aquellos recientemente llegados desde la isla, que han sufrido no solo la
dictadura cubana sino también el embargo norteamericano.
Estados
Unidos recobra legitimidad en los últimos años en su política de defensa de los
valores de la libertad de expresión. Obama plantea que sancionando y bloqueando
no se promueven la democracia y los derechos humanos, por lo cual proyecta un
cambio de estrategia. Un grupo de políticos norteamericanos apoya esa visión,
lo cual implica una oportunidad en una nueva relación con Cuba, pese a la
oposición que tiene el presidente afroamericano en el Congreso.
Pero
hay un aspecto culmine en este camino y es el paso final de este proceso, hacia
dónde conllevará este posible restablecimiento de las relaciones diplomáticas
entre Estados Unidos y Cuba. El líder cubano y Barack Obama estrecharon sus
manos en la Cumbre de las Américas realizada en Panamá, planteando ambos un
diálogo con paciencia. En dicho encuentro los mandatarios se pusieron de
acuerdo para abrir embajadas en ambos países y Obama se comprometió a retirar a
Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo.
La
participación del gobierno de Raúl Castro en la Cumbre plantea un tema
definitorio y es la cuestión democrática en la isla. La Carta Democrática
Interamericana y su cláusula impuesta desde 2001 es un corte difícil de asumir
para Cuba. En este sentido, Castro ha reiterado en varias ocasiones que Estados
Unidos debe respetar el sistema político cubano. Más allá que desde Washington
no se vaya a presionar a Cuba, los norteamericanos esperan que los cambios
económicos del último tiempo y las flexibilizaciones puedan desencadenar en
modificaciones más profundas en la isla. Sin la excusa del embargo
norteamericano, el régimen cubano deberá vitalizar su economía o enfrentarse a
más demandas, internas y externas, por cambios en las libertades.
Otras
complicaciones en contra del entendimiento entre ambos países pueden llegar de
la mano de los extremismos, tanto de la derecha conservadora republicana como
de los defensores del socialismo del siglo XXI. Queda por saber si prevalecerá
el 23 pragmatismo de los actuales mandatarios o si este relanzamiento de las
relaciones entre Cuba y Estados Unidos quedará empantanado por las presiones de
visiones retrógradas de la geopolítica actual.