La Alianza del Pacífico es
defendida por unos y atacada por otros. Se cuestiona si es el modelo de
crecimiento e integración que debe aplicarse y los motivos que unen a los
países. Sin embargo este fenómeno debe observarse dejando las ideologías de
lado. En pocos meses el bloque parece demostrar que es una herramienta útil para
la unión de las economías latinoamericanas, un aspecto no tan sencillo para otros
procesos de integración, como el Mercosur.
Casi un año y medio
transcurrió desde que en junio de 2012 los presidentes de cuatro países
latinoamericanos (Colombia, Perú, Chile y México) acordaran la creación de un
bloque regional en Atacama, Chile. Estas naciones, que representan un tercio
del Producto Bruto Interno (PBI) de
América Latina, se plantearon como objetivo el crecimiento comercial y el
aumento de los contactos con la región de Asia Oriental. El bloque representa un
mercado de 207 millones de consumidores y agrupa economías que tuvieron un gran
crecimiento en los últimos años, con un modelo de apertura económica que se
mantiene, más allá del partido que se sitúe en el poder. En este corto tiempo ya
son siete las cumbres que se han celebrado, la última de ellas en Cali,
Colombia. Unirse sin aislarse del mundo parece ser la meta y porque no el
camino de los países latinoamericanos.
La última reunión en
mayo apuntó a la integración regional en el área del comercio pero no excluyendo
otros ámbitos como el turismo, aspectos diplomáticos e intercambio de
información. Intentando dejar de lado la confrontación ideológica pero no la
lucha contra la pobreza, se intentó abrir la puerta a nuevos socios, el primero
será Costa Rica. Las metas crecen día a día con el principal objetivo de
constituir un espacio libre de circulación de personas, servicios y bienes. Además
los países ampliaron la red de oficinas comerciales conjuntas, dándole
coordinación a las estrategias de exportación. Las becas para estudiantes, el
visado único con validez para los cuatro países, la lucha contra la corrupción
y la evasión de impuestos, también constituyen elementos fundamentales de la
Alianza. Un claro ejemplo de los avances es que las negociaciones arancelarias
llegaron a buen puerto, alcanzando el 100% de la desgravación (92% inmediata y
8% en plazos).
Los mandatarios de
estos cuatro países buscan dar pasos sólidos para cumplir objetivos sensatos y
no vivir situaciones como las de otras organizaciones latinoamericanas. El
Mercosur, creado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, es
el bloque más grande de Latinoamérica y este año concretó el ingreso de Venezuela. Sin embargo las barreras de protección que se imponen
entre los socios y las disputas internas frenan el dinamismo de la
organización. Tal es así que algunos políticos oficialistas en Uruguay y Paraguay
gustarían de subirse al barco rumbo al Pacífico. Si bien los integrantes de la Alianza
del Pacífico afirman que no intentan ser una alternativa de otros procesos, los
países buscan tomar distancia del ALBA y de la hegemonía continental de Brasil, representada en el Mercosur. De esta manera, Chile,
Colombia, México y Perú conformaron un bloque sólido que actualmente representa
el 3.5 % del PBI mundial y la octava economía.
En las últimas semanas
el presidente de Bolivia, Evo Morales, alzó su voz contra el bloque pacífico.
Según el mandatario la Alianza del Pacífico es una conspiración proveniente
desde el norte para dividir a la UNASUR. Las críticas de Morales también
apuntan al modelo económico y la creación de un mercado de “consumidores”. Se
podrá discrepar o no con la forma de llevar adelante la economía y se debatirá
sobre las instituciones, la pobreza y la desigualdad del continente pero a
nadie le quedan dudas de la necesidad de unir las economías de los países y
brindarle un rumbo hacia el pacífico, congeniando con otras economías
subdesarrolladas. En ese sentido la alianza demuestra mayores avances, sólidos
y pragmáticos. Seguramente encontrar el camino del medio entre el infantilismo
de izquierda que todo lo relaciona con Estados Unidos y el modelo neoliberal
que tanta desigualdad trajo a tierras latinoamericanas, debería ser el objetivo
de todo proyecto de unión latinoamericana.
La integración con Asia genera expectativa por ser un
continente con problemas y desafíos similares pero que además brinda
oportunidades. Más allá de ideologías el continente asiático puede unir a los países
latinoamericanos, por ello la importancia de la Alianza del Pacífico. Hay
quienes ya denominan a Chile, Colombia, Perú y México como los tigres de
Latinoamérica, haciendo un paralelismo con los países que lograron un gran
crecimiento en Asia Oriental. Sin embargo es clave que las naciones que entren
cumplan con los requisitos y objetivos para que no se desnaturalice la agrupación
mientras crece. No caben dudas que este es el momento de América Latina para
cerrar las brechas de la desigualdad en cada uno de los países. Para superar
este problema endémico, la unión de las economías es clave y al parecer, la
estrategia de la Alianza del Pacífico sería más adecuada que la de Mercosur.