El 1º de junio de 2009 ha quedado en la
historia de El Salvador ya que ese día asumió, por primera vez en ciento
ochenta años de vida de la nación, un presidente de izquierda. El periodista Mauricio Funes, candidato del partido Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional fue el vencedor en los comicios del 15 de marzo de este
año. Luego de tres intentos fallidos, El FMLN logró vencer a sus contrincantes
conservadores del partido Alianza Republicana Nacionalista, más conocido como
ARENA. Con el 51% de los votos, Funes se convirtió en el presidente de un país
centroamericano que posee casi unos seis millones de habitantes.
Funes asumió en la jornada de ayer un desafío de grandes dimensiones. El
Salvador, al igual que muchos otros países de América Latina, posee graves
problemas en materia de salud, desarrollo social y seguridad pública. A todos
estos inconvenientes se les suma la actual crisis económica en la que esta
inmersa la mayoría de los países del mundo. La economía salvadoreña es muy
dependiente de los Estados Unidos ya que la mitad del comercio exterior de
dicho país es con los norteamericanos. Además, las remesas provenientes desde
el norte poseen un peso importante en el PBI salvadoreño ya que se estima que
el número es de alrededor del 20%. La población de este pequeño país se
caracteriza por su juventud, casi el 35% de la misma se encuentra en la franja
etaria de 5 a
19 años. Asimismo, se habla de medio millón de niños sin escuela. Otros números
impactantes son los que refieren a la violencia, se considera que es uno de los
países más violentos de América Latina ya que se perpetúan doce homicidios por
día. Datos que brinda la CEPAL muestran que un 47.5% de la población vive en la
pobreza y un 19% en la extrema pobreza, números que asustan.
Mauricio Funes tiene 49 años y es un periodista nacido en la capital del país,
San Salvador. Fue el candidato por el FMLN, partido político que surge en la
década del 80 como un organismo que coordinaba diversos grupos que participaron
en la guerra civil durante el período 1980/92. El nuevo mandatario ha querido
marcar cierta distancia con el pasado al asegurar que asume la presidencia
haciendo un llamado a la unión nacional, sin odio y sin resentimiento. Acusando
a los gobernantes del pasado por el deterioro generalizado del país, Funes
afirmó en su discurso de asunción que la responsabilidad de la situación no es
del pueblo salvadoreño sino de los dirigentes que han estado hasta hoy en el
poder. Saber a quién echar las culpas exige un trabajo más pormenorizado del
tema, lo que si no quedan dudas es que los números no mienten y que el pueblo
salvadoreño esta sumergido en la pobreza y por algo es.
Lo que está claro es que la población de El Salvador ya se expresó y opto por
un cambio de rumbo en la política y brindarle una oportunidad a nuevos
dirigentes. El que deberá optar a partir de hoy es Mauricio Funes, me refiero a
escoger entre que izquierda seguir, si la populista de Chávez o la progresista
de Lula. Al parecer se inclinará por el segundo camino y por un cambio dentro
de los límites democráticos. Deberá demostrar Funes que el modelo de Lula (al
cual aludió en sus discursos), Vázquez y Bachelet entre otros, es aplicable a
este pequeño país. ¿Podrá combinar políticas sociales con una estabilidad
macroeconómica y con un modelo creíble, en un país azotado por la violencia y
la pobreza? La respuesta no la sabemos. Tendrá cinco años para demostrar cual
es el camino que eligió, ojala que sea un cambio democrático y a la vez que
revolucione un país que sin lugar a dudas necesitaba un cambio.