En la primera entrega sobre Malasia realizamos
un repaso de las principales características de una nación que propone
convertirse en una economía desarrollada para 2020. Concluimos que el progreso
de este centro bancario y financiero del mundo islámico se debe en parte a las
enormes riquezas naturales que posee. La creciente actividad interna y las
políticas de largo plazo también son claves. Sin embargo, el comercio exterior,
la inserción internacional y la inversión extranjera, son fundamentales para el
despegue de la economía malaya. El estudio de las mismas será el objetivo de
esta segunda entrega.
La ubicación estratégica, el bajo costo de su
mano de obra, los incentivos fiscales y la estabilidad política han permitido
captar inversiones de distintas empresas multinacionales para la industria de
alta tecnología. En perspectiva histórica, la inversión extranjera directa ha
crecido rápidamente hasta 1996, año en que sufrió una estrepitosa caída fruto
de la crisis de la región. A partir de 2001 se puede observar un lento pero
constante crecimiento hasta 2007. La crisis norteamericana de 2008 impactó de
gran manera y recién en lo que va de este año, Malasia ha recuperado el nivel
de inversiones que poseía. Los analistas aseguran que su mercado puede recibir
mayor inversión extranjera directa de lo que actualmente percibe. Los desafíos
están en la capacitación de su fuerza de trabajo, la innovación y una política
de inversiones más abierta.
Con respecto a la matriz productiva, el estaño
y el petróleo son dos de los recursos de mayor importancia. El primero de ellos
ha perdido su ascendencia con el correr de los años, mientras que la producción
de petróleo se ha incrementado. Malasia exporta 650.000 barriles por día,
50.000 menos que Brasil y lejos de las potencias petroleras como Arabia
Saudita, que alcanza los 7.630.000 barriles. La empresa estatal Petronas es la
encargada del negocio y ha firmado contratos particulares con Exxon Mobil y
Royal Dutch Shell, entre otros. A su vez controla el gas natural, abundante en
la zona de Sabah. Malasia es el noveno exportador en el mundo de esta fuente de
energía, con cifras que alcanzan los 30 billones de m3, triplicando las
exportaciones de Bolivia, país sudamericano que más exporta. También existe
gran producción de cobre y carbón, a los que se le suma el caucho y
aceite de palma (cuarto y segundo exportador mundial respectivamente).
Malasia posee una ubicación estratégica en el
sudeste asiático, siendo uno de los países que controla el estrecho de Malacca.
En este sentido, la actividad comercial supone un aspecto primordial para su
economía. En lo que refiere a los organismos multilaterales, Malasia es
fundador de la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) creada en
1967. En 1992, junto a Indonesia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Brunei
crearon un Área de Libre Comercio. Actualmente los tratados entre dichos países
permiten que el 99% de los productos transiten con impuestos de van desde 0 a 5%. Con el resto de los
miembros de la organización - Laos, Camboya, Myanmar y Vietnam- la reducción es
progresiva y en la actualidad abarca el 60% del comercio.
Más allá de cubrir un mercado de 566 millones
de personas, mayor al de la Unión Europea (500) y al del Mercosur (370), este
organismo concretó distintos Tratados de Libre Comercio (TLC) para ampliar sus
negocios con el mundo. El 2003 fue una fecha fundamental ya que se firmó un
acuerdo con China para crear una zona de libre intercambio de 1.700 millones de
consumidores. A comienzos del 2010 entraron en vigor acuerdos con Corea del
Sur, India, Australia y Nueva Zelanda. También existe un tratado con Japón y ya
se han iniciado conversaciones con la Unión Europea. Esta asociación de países
es la región del mundo subdesarrollado con mas rápido crecimiento. Según un
informe del Asian Development Bank, “a pesar que existen diversas razones que
explican el éxito del Asean, un elemento central es el alto grado de apertura
en el comercio”.
En materia bilateral, Malasia firmó en febrero
de este año un acuerdo con India que cubre una serie de productos que no
contempla el TLC Asean-India, agregando también acuerdos de inversiones y visas
para trabajadores temporales. Asimismo es miembro del Foro de Cooperación
Económica de Asia y el Pacifico (APEC), organismo multilateral que componen 21
países. En este marco, en noviembre del 2010 firmó un TLC con Chile, como
puerta de entrada al mercado latinoamericano. Malasia suscribió un acuerdo con
Japón en 2005 y tres años después entró en vigor un TLC con Pakistan. En 2009,
luego de diez rondas de negociación, se acordó una extensión al acuerdo de
Asean con Nueva Zelanda. Actualmente negocia con Turquía y con la Unión
Europea, mientras que las rondas de negocios con Estados Unidos se encuentran
estancadas.
Los mercados de exportación han ido cambiando
con la firma de distintos tratados comerciales. El desarrollo de la industria
de alta tecnología permite una gran exportación en materia de electrónica:
semiconductores, electrodomésticos, paneles solares y comunicación tecnológica,
entre otros. En 2006 el destino principal para los productos malayos era
Estados Unidos (18%) seguido por Singapur (14%) y Japón (8%). La política en
busca de ampliar y diversificar los clientes tuvo como resultado que en 2010,
Singapur y China se disputen el primer lugar (12,8 y 12,7% respectivamente)
mientras que Japón (11%), Estados Unidos (8%) y Tailandia completan los cinco
grandes mercados que reunen alrededor de un 50%. A dichas cifras se agrega un
24% de las exportaciones que van hacia el resto de países de la Asean.
En materia de importación los productos de
electrónica y químicos son los rubros principales. Los tratados comerciales no
han variado en gran manera los proveedores. Japón (11%) y Estados Unidos (10%)
fueron perdiendo importancia por el avance de los integrantes de la Asean
-Indonesia entre otros- pero se mantienen como tercer y cuarto abastecedor.
Ambos se ubican por detrás de Singapur (13%) y China (12,5%) que
son los mayores proveedores.
Con una economía interna de alrededor de 3o
millones de consumidores (los mismos que Venezuela) y una exportación de
petróleo similar a la de Brasil, una de las ventajas que posee Malasia sobre
los países latinoamericanos es pertenecer a un bloque comercial fuerte,
que le brinda acceso a mercados de grandes proporciones. A su vez, la
flexibilidad de la Asean y la astucia de Malasia ha permitido extender, a
través de acuerdos bilaterales, las negociaciones de productos que por
distintas cirscunstancias no incluye el bloque regional.
En la era de la globalizacion las naciones han
intentado unirse para fortalecer su capacidad de negociación. Aquellos con
enormes mercados internos como Estados Unidos, China e India tienen la ventaja
de poder negociar por sí solos. El resto de mundo se agrupa para tener mayor
importancia, la Unión Europea y la Asean son dos grandes ejemplos. En la primer
entrega destacabamos el progreso de Malasia por sus características internas,
ahora buscamos entender su crecimiento de forma global, como parte de una
región y un bloque comercial. Esto último, una gran lección para los países
sudamericanos.