“¿Por qué los
bebés de Finlandia duermen en cajas de cartón?” fue el título de una de las
notas más leídas del portal británico BBC Mundo en 2014. El artículo explica
las causas por las que el país nórdico posee una de las menores tasas de
mortalidad infantil en el mundo y uno de los mejores sistemas educativos. Por
estos índices y varios otros, Finlandia es referencia constante como modelo de
desarrollo.
Algunos
expertos aseguran que Uruguay está en la senda de convertirse en un país desarrollado. Es
una visión muy optimista pero también es real. Sin embargo también se dice que nuestro
país no puede ser como Noruega, Suecia o Finlandia en cinco o diez años. Quizás
no podemos exigir indicadores de primer mundo a una o dos administraciones de
gobierno. Pero, ¿es tan alocado pensar que en 15 años el Frente Amplio deba, al
menos, sentar las bases del desarrollo?
La principal fuerza política actual de Uruguay
llegó al poder en 2005 de la mano de Tabaré Vázquez. El primer mandatario de
izquierda dejó el cargo con un 60% de aprobación gracias a diferentes logros
alcanzados por su gobierno. El Frente Amplio inició una transformación del
país. La reforma impositiva, el Plan Ceibal, la reducción de la pobreza y la
reforma de la salud son algunos de los íconos principales de la primera
presidencia frenteamplista.
Los desafíos que asumió la segunda administración
los dejó claros el propio presidente José Mujica en su discurso de asunción en
el Parlamento. “Educación, educación y educación” es una frase de aquel día que
a todos nos quedó grabada. El “Pepe” tiene claro que en la educación e
innovación se nos va la vida como país. Años después el propio Mujica reconoció
los problemas en dicha área clave para el futuro del Uruguay. Y no es
casualidad que Vázquez se haya comprometido a cambiar el ADN de la educación.
Finlandia, país de 5.3 millones de habitantes, se
enorgullece de tener uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Sin
embargo no es el que más invierte (menos del 7% del PBI), ni el que tiene mayor
carga horaria ni el que manda más tareas domiciliarias. Sin embargo ocupa los
primeros lugares en las pruebas PISA. La educación gratuita, el concepto de
igualdad de oportunidades y la selección exigente del profesorado son algunas
de las características del sistema educativo finlandés.
América Latina está muy lejos de las bases de este
modelo finlandés. El Estado de Bienestar de los países nórdicos nunca llegó a
nuestras tierras. Copiar y pegar un
sistema resulta complejo ya que cada país tiene características distintas, pero
siempre se puede aprender de experiencias ajenas para mejorar puertas adentro.
A pesar de los problemas en educación, el gobierno
de José Mujica fue clave en materia de derechos. Uruguay aprobó el matrimonio
igualitario, una medida de igualdad que posiciona al país a la misma escala de
países desarrollados, y legisló sobre salud sexual, temas que se debaten en las sociedades más avanzadas. Otro de los logros de Mujica fue colocar a Uruguay en
el mapa internacional. Por su forma de vida y por actitudes humanistas como la
recepción de refugiados sirios, Uruguay fue reconocido.
Nuestro país entra en este 2015 en una situación
muy distinta a la de 2005. Las mejoras económicas, la suba del salario y la
cobertura social de sectores antes desprotegidos provocaron cambios en estos
diez años. Como declararon los propios dirigentes frentistas la noche del
balotaje, el voto fue de apoyo pero de compromiso. El votante depositó la
confianza pero con el anhelo en seguir adelante. El fervor de la victoria no
puede hacer olvidar los desafíos que aún restan afrontar.
Los índices de democracia, distribución del ingreso
y pobreza del Uruguay son referencia en América Latina. Sin embargo, considerando
que estamos frente a la región más desigual del mundo, deberíamos apostar a
más, a mayor crecimiento económico y más igualdad de oportunidades.
El politólogo Daniel Chasquetti imagina a Uruguay
como la Finlandia de América Latina en el futuro (1). Este país nórdico dio un
gran salto en dos décadas para ser uno de los lugares en donde mejor se vive.
Nuestro país, con un sistema político fuerte y con amplios consensos en varios
temas, debería proponerse ese horizonte. Si el primer gobierno del Frente fue
el de las reformas y el segundo el de los derechos, el tercero tiene que
consolidar el camino de Uruguay hacia un país de primer mundo.
Tabaré Vázquez lo dejó claro en su primer discurso
como nuevo presidente electo: no hay que pensar tanto en las futuras elecciones
y hay que pensar más en las futuras generaciones. Ese concepto debe primar
tanto en el oficialismo como en la oposición. Proyectos amplios, de mediano y
largo plazo, que catapulten a Uruguay al primer mundo. Si es verdad que alguna
vez fuimos la Suiza de América, por qué no ser la Finlandia de América y marcar
el camino de desarrollo para la región.
(*) Lic.Diego Telias – @diegotelias
Columnista,
Investigador, Analista internacional – Licenciado en Estudios Internacionales
en la Universidad ORT – Estudiante de la Maestría en Ciencias Políticas de
UDELAR. Autor de Espacio Infoco http://espacioinfoco.blogspot.com/
(1) Chasquetti y la Finlandia de América
*Por qué los bebés de Finlandia duermen en cajas de
cartón
* Pablo Ferreri: “Ponerse la meta de ser Noruega es muy
bueno como horizonte”