Muchas veces las
elecciones en Europa no arrojan un ganador. Este es el caso de los comicios que
se realizaron el sábado en República Checa. Los socialdemócratas fueron los más
votados pero con un parlamento fragmentado, deberán negociar con otros partidos
para poder formar gobierno. Los grandes perdedores fueron los conservadores,
castigados por los casos de corrupción.
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Siete
son las agrupaciones políticas que estarán representadas en el Parlamento durante
los próximos cuatro años en República Checa. Aunque con la inestabilidad
política que existe en el país, nadie puede descartar que se realicen
elecciones en breve. El partido más votado el sábado fue el socialdemócrata
CSSD con un 20.7%, lo que significó 52 de los 200 diputados en juego. El
resultado no fue bueno para los liderados por Bohuslau Sobotka, ex ministro de
Finanzas de 2002 a
2006, ya que las encuestas le daban varios puntos más. Por lo tanto se puede
definir como una victoria con sabor a poco para el ex jurista, debido a que si
bien tiene las mayores posibilidades de convertirse en el próximo primer
ministro, deberá negociar arduamente.
El
ganador moral de las elecciones parece ser Andrej Babis, el segundo hombre más
rico del país. Este multimillonario lidera el movimiento populista Alianza de
Ciudadanos Descontentos que obtuvo un 18%. El grupo centrista se fundó en 2011
y en su primera participación en los comicios logró 48 escaños. Esta nueva
agrupación se presenta como antipolítica y no es seguro que integre el
gobierno, debido a que su objetivo principal no es liderar el país sino que se
aprueben algunos puntos de su programa partidario. El empresario del sector
agroquímico, ex miembro del Partido Comunista en la década del ochenta, obtuvo
muchos votos de aquellos cansados por la crisis política.
El
Parlamento se completará con otras cinco agrupaciones políticas. Los comunistas
obtuvieron 15% de votos (34 diputados), lo que supone un crecimiento de tres
puntos porcentuales con respecto a la última legislatura. Los liderados por
Voljtech Filia son los aliados naturales de la centro izquierda y buscarán su
primera participación en el gobierno. El cuarto lugar lo ocupó el partido
liberal Top 09, integrante de la última coalición de gobierno. Obteniendo un
11% de los votos, logró 25 diputados. Los otros tres partidos rondaron el 7%,
uno de las cuales es la agrupación histórica, Democracia Civil, que en la
anterior elección obtuvo un 20%. Alborada de la Democracia Directa, grupo de un
senador populista de origen japonés, y la Democracia Cristiana, que vuelve al
Parlamento, completan el diagrama legislativo checo.
Ganó
el voto castigo
El
gobierno que se formará en las próximas semanas será el tercero en lo que va
del año. El primero, liderado por Petr Necas, cayó en junio por un escándalo de
corrupción que incluyó a la jefa de gabinete. Tras este hecho asumió un
ejecutivo tecnócrata que en agosto no superó una moción de censura. Desde 1993
dos partidos se alternaron en el poder, la social democracia y el Partido
Democrático Civil de centro derecha. Estos últimos gobiernan desde hace 7 años
pero el descontento social, la inestabilidad política y el desempleo del 9%,
inédito en el país, lo hundieron en las elecciones del sábado.
El
gran desafío para la socialdemocracia será formar un gobierno estable. Sin
embargo esto no será una tarea fácil ya que incluso con los escaños de los
comunistas no le alcanza para formar mayoría. También le jugó en contra que el
pequeño partido socialdemócrata SPOZ, del presidente Milos Zeman, quedara fuera
del Parlamento tras no llegar al mínimo del 5%. Su participación hubiese dado
un apoyo en la formación de gobierno. A pesar de ello Sobotka declaró que está
dispuesto a hablar con todos los partidos, menos los que estuvieron en el
ejecutivo anterior.
La
población checa mandó un mensaje claro al votar por los partidos de protesta y
en contra del statu quo. Adjudicó un nuevo bloque en el Parlamento, una tercera
opción a la dinámica histórica de la izquierda (socialdemócrata y comunista) y
conservadores (Democrático Cívico, Top 09). La democracia cristiana y los dos
partidos populistas nuevos serán claves para las negociaciones en las próximas
semanas, en las que Sobotka tendrá que trabajar mucho para encontrar consensos
y no gobernar en minoría. Otra de las conclusiones que surgen de esta elección
es que no es la primera vez que una población vota por un candidato
multimillonario cuando se producen casos de corrupción, arraigados al concepto que
al ser un hombre rico no va a robar de las arcas del Estado.